Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico
El sector conformado por las calles Cirujano Guzmán, General Flores y Pérez Valenzuela hace rato que es conocido como Pequeña Providencia y por estos días da la impresión que por fin se está consolidando como un polo de esparcimiento nocturno de la comuna. Sin embargo, de día la cosa es un poco más lenta y lo que abunda son oficinistas en busca de algún lugar para almorzar ojalá bueno, bonito y barato.
En este contexto y bajo un inclemente sol es que di con Picando, un pequeño local en Cirujano Guzmán, especializado en arepas. Me ubiqué en su terraza exterior con la esperanza de sentir algo del frescor de un ventilador que ahí funcionaba, pero la verdad es que -si llegaba algo de aire- también era cálido. Así que con calor y paciencia esperé un buen rato hasta ser atendido. Obviamente ya había revisado la carta así que pedí una Arepa Rumbera ($7.500) y -ya que estaba en un boliche venezolano- un Maltín Polar ($1.990). ¿Qué es el Maltín? Una bebida gaseosa elaborada en base a malta pero sin alcohol, muy popular en Venezuela y muy rica. Claro, siempre y cuando te la lleven a la mesa con un vaso con hielo y no la lata sola, como pasó en este lugar.
Pero bueno, una vez resuelto ese detalle y tras -otra vez- un buen rato de espera, llegó mi arepa. Grandota y bien rellena, con una carne de chancho deshilachada que se nota había tenido una cocción muy lenta y bien condimentada, porque tenía un sabor intenso y exquisito que contrastaba con el resto de los ingredientes de la arepa: dos o tres láminas de tomate larga vida y bastante queso gouda rallado que apenas se fundía pero que de sabor pocazo aportaba. Al final la carne de chancho tenía que hacer toda la pega del sabor, pero a ratos no era suficiente frente al queso y el tomate. En resumen, una arepa muy desabrida.
Según me contaron algunos amigos venezolanos, con quesos como el llanero o el de mano la cosa habría sido bastante mejor. Pero no, la verdad es que el sabor se extravió en esta arepa y el buen final de boca lo terminó entregando un último sorbo de Maltín. Mala cosa.
Desafortunadamente la lista de problemas en este almuerzo fue más que extensa. El ventilador que no aportaba, la bebida sin vaso, la falta de sabor de la comida y la larga espera para una preparación simple. A eso hay que sumarle la guinda de la torta: la música ambiental por partida doble. Es decir, la propia, más la de la terraza vecina que sonaba igual o más fuerte. De verdad, fue como almorzar en el infierno.
CONSUMO TOTAL: $9.490
DIRECCIÓN: Cirujano Guzmán 89, teléfono 977546387, Providencia.
HORARIO: Martes a sábado 12 a 22 hrs. Domingo 10 a 18 hrs.
ESTACIONAMIENTO: No tiene.
PÚBLICO: Todo público.
EVALUACIÓN: ✮
Calificaciones: ✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver