Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico
Hasta más o menos la primera mitad de los años noventa la noche santiaguina estuvo muy ligada a las fuentes de soda que recibían a parroquianos hasta bien entrada la madrugada. Era una época en que aún no sabíamos mucho de pubs, restobares y clubes que pronto aparecerían por la ciudad. Por todo esto es que los que ya frisamos los cincuenta aún tenemos una suerte de mapa mental con fuentes de soda que todavía funcionan -aunque ahora en un horario más diurno- por Gran Avenida, Alameda, Irarrázaval, Vicuña Mackenna, Independencia o Apoquindo.
Justamente en esta última arteria es que se ubica el Quick Lunch Alemán desde los años setenta y donde paré a comer algo hace algunos días. Acompañado de mi hijo -aún de vacaciones- nos ubicamos en una de sus terrazas exteriores, afortunadamente, muy bien calefaccionada. Para pedir fuimos por lo clásico que se consume en una fuente de soda: un Barros Luco ($8.950), una vienesa dinámica ($5.790), una bebida ($2.490) y un schop de medio litro ($4190). Todo llegó bastante rápido y lo primero que hice fue pedirle un pedacito de Barros Luco a mi hijo para ver qué tal. Se trataba de un sándwich grandote, con un pan frica que aunque se quebraba un poco al cortarlo o mascarlo aguantaba bien sus ingredientes. Tenía bastante queso y carne, esta última cortada en tiras bien bien finas. A la vista se veía seca pero la verdad es que estaba muy bien. Y según mi hijo -un experto en Barros Luco- la carne picada así de fina se mezcla mejor con el queso fundido y al final sabe mejor. Y tiene razón. ¿La vienesa dinámica? De dimensiones fuera de lo habitual, me atrevería a afirmar que debe andar por los trescientos gramos de peso. Pan grande y esponjoso, lo mismo con la salchicha -bien dorada, tal como se pidió- y con una buena cantidad de palta, tomate, salsa americana, chucrut y mayonesa. Con una raya de mostaza y otra de ají la verdad es que me obligó a hacer un poco de equilibrio, pero me lo zampé como se debe. Es decir, sin que vuelva al plato. Simplemente delicioso, de los mejores que he comido en el último tiempo.
Me atrevería a decir que de las fuentes de soda históricas de Apoquindo, Quick Lunch Alemán es la que vive un mejor presente. Con buenas preparaciones y gran ambiente, con los mismos tipos de siempre instalados en su barra viendo algún partido de fútbol en su tele gigante. Es importante conservar y visitar las fuentes de soda más allá de su comida, porque su historia e incluso su estética son valiosas. En el caso de Quick Lunch fue un placer, aunque después hubo que caminar varias cuadras por Apoquindo para bajar la comida.
CALIFICACIÓN: 3 estrellas
CONSUMO TOTAL: $21.420
DIRECCIÓN: Apoquindo 6240, teléfono 229839241, Las Condes.
HORARIO: Lunes a domingo 12:30 a 00:45 hrs.
ESTACIONAMIENTO: No tiene.
PÚBLICO: Todo público.