Hace casi un año y en medio de un encuentro con organizaciones de la educación, el exministro Marco Antonio Ávila lanzaba la bomba: entre 2021 y 2022 más de 50 mil estudiantes se habían desvinculado del sistema escolar.

El dato era en extremo preocupante, razón que llevó al Ministerio de Educación a dedicar uno de los pilares del Plan de Reactivación Educativa a la asistencia y revinculación, conformando equipos territoriales exclusivamente dedicados. Hoy, sin embargo, las cifras actualizadas de desescolarización de 2023 dan cuenta de una estrategia que no está dando los resultados esperados. O al menos una que si es que ha logrado revincular alumnos está fallando en la retención.

Esto porque según las cifras del Centro de Estudios del Mineduc a las que tuvo acceso La Tercera, son 5.969 desvinculados más de un periodo a otro, es decir, aquellos que estaban registrados en la matrícula oficial de 2022 y no lo están este año.

Vale precisar que los datos difieren de los entregados el año pasado por Ávila. Según explican desde la propia cartera, la cifra originalmente informada por el exministro (50.529) y que se instaló comunicacionalmente era una foto del momento en que la dio, una suerte de monitoreo con limitaciones metodológicas no comparable. Frente a eso, explican, lo correcto es cotejar las cifras actuales -datos de abril corregidos en agosto- con el mismo periodo anterior. Así queda de manifiesto la existencia de 44.845 estudiantes desvinculados de 2021 a 2022 y 50.814 de 2022 a 2023, es decir, 13,3% más que el año pasado.

“El dato oficial de 2022 de 44 mil desertores se calcula con la matrícula oficial de abril, tal como se realiza todos los años”, dice Joaquín Walker, director ejecutivo para la Reactivación Educativa dle Mineduc, quien agrega que “en su momento se comunicó la cifra correspondiente a agosto de 2022 (...) si bien no corresponde a la estimación oficial anual, sí contribuyó a la concientización pública de la importancia de la permanencia escolar”.

La aclaración sobre cómo analizar la cifra es relevante, toda vez que si se observa año por año el mismo momento del análisis, 2023 presenta la tasa de desvinculación -1,66% del total de la matrícula- más alta desde 2015 o que numéricamente es la más elevada desde 2014. Y que entre 2022 y 2023 ese mismo indicador subió 0,2 puntos porcentuales, casi la misma diferencia con los niveles prepandemia, cuando en 2018 la tasa fue de 1,45%.

El tema es que en la cartera enfatizan que su estrategia de revinculación que comenzó el año pasado está dando frutos porque lograron llevar de vuelta al sistema escolar a 17.069 de los 44.845 estudiantes que se fueron en 2022. En esa línea, dicen que las cifras de este año aún podrían ser de arrastre de la pandemia y que no necesariamente dan cuenta de una ineficacia de la política. Además, señalan que este es un fenómeno antiguo en Chile y que se da globalmente.

“El corte de matrícula que se realiza hasta abril no considera las acciones de los equipos territoriales de asistencia y revinculación han realizado este segundo semestre, los cuales han permitido que más de seis mil estudiantes se hayan revinculado o estén en proceso de hacerlo”, acota Walker.

Asimismo, en el ministerio se aferran a las cifras de asistencia -donde nace una posible desvinculación- de este año, las que a septiembre decían que se incrementó 5% los estudiantes con asistencia destacada o normal, o que se redujo 4% la proporción de alumnos con inasistencia grave.

Con todo, consultado por las responsabilidades en esta materia, Walker señala que “este año la desvinculación tiene características que hacen difícil compararla con años anteriores”.

Los desvinculados

El detalle de los 50.814 desvinculados dice que la tasa de incidencia es más alta en hombres (1,8%) que en mujeres (1,5%) y que, según región, la mayor tasa se presenta en la Metropolitana (2,2% o 25.063 de 1.152.797) seguida de Tarapacá (1,8%, o 1.300 de 70.765) y Antofagasta (1,8% o 2.119 de 116.495). En la otra vereda, las regiones con menor tasa de incidencia son Biobío (1,1 o 3.008 de 267.261) y Los Ríos (1,1 o 783 de 68.811).

Asimismo, según la dependencia administrativa, se tiene que las tasas más altas corresponden a instituciones de administración delegada (2,9% o 1.315 de 45.444), particulares pagados (2,8% o 8.364 de 299.501), Servicios Locales de Educación Pública, SLEP (2% o 3.036 de 151.539) y municipales (1,8% o 17.961 de 976.461). En tanto, la tasa más baja está en los establecimientos particulares subvencionados, con 1,3%, lo que equivale a 20.138 desvinculados de los 1.518.205 de esa matrícula.

En tanto, por nivel de enseñanza, la mayor tasa de incidencia se concentra en educación media técnico-profesional (2,8% o 6.976 de 246.931), y educación media humanista-científico (1,8% o 13.569 de 739.502). En la básica, por su parte, se desvincularon 30.269 de los 2.067.717 de esa matrícula, lo que se traduce en una tasa de incidencia de 1,5%.

Donde se presenta mayor tasa de desvinculación es en tercero y cuarto medio de educación técnica profesional, con 3,5% y 3,1% respectivamente, seguidos de primero y tercero medio de educación humanista científica, con 2,5% y 2,7%.

Además, 8.182 de los desvinculados son extranjeros (3,5% de esa matrícula) y 42.628 chilenos, lo que equivale a 1,5%, así como que las tres comunas con mayor tasa de desvinculación (con una matrícula superior a los 10 mil estudiantes) son Vitacura (8,2%), Colina (4,9%) y Las Condes (3%).

¿Y a dónde se fueron? En el Mineduc dicen que posibilidades hay varias, desde la migración hasta la necesidad laboral, pero que concretamente 11.436 de los desvinculados están inscritos en exámenes libres.