En agosto, Eduardo Hebel (68) comenzó su segundo periodo como rector de la Universidad de la Frontera (Ufro), la única estatal que hay en la Región de La Araucanía. El pediatra dice estar preocupado y alza la voz en torno al financiamiento de la educación superior en general, y en particular sobre la política de gratuidad, la que cree se debe ampliar y repensar.
En esta entrevista plantea que de cara a la nueva normativa de aranceles debería existir una diferenciación entre universidades estatales y privadas. Esto, dice, es una visión compartida por sus pares de instituciones del Estado.
¿Cómo evalúa la gratuidad?
La política estuvo muy bien intencionada, pero el espíritu era darle énfasis a las universidades públicas, que reciben a los estudiantes más vulnerables. La política de la gratuidad ha beneficiado principalmente al sector privado, prácticamente el 80% de los fondos se va para allá, pero eso está en la ley. Este financamiento sigue siendo tipo voucher, que en la medida que tengas estudiantes tendrás una universidad viable. Y en ese sentido, las universidades estatales tenemos funciones bastante distintas, tenemos que formar gente de carreras que no son viables desde el punto de vista económico, como Teología, Química o Física. Esas carreras son subvencionadas por otras carreras con mejores ingresos, entonces el cambio tiene que ser estructural, que ya no sea a través de voucher, sino que de fondos basales.
¿Por qué dice que la gratuidad ha beneficiado a las privadas?
Nosotros tenemos que formar gente en carreras no viables económicamente, evidentemente va a haber un menoscabo de las finanzas. Las universidades privadas en general tienden a evitar formar en esas carreras en que el mercado es mínimo. En la medida que la carrera sea viable y deje un rédito, será bienvenida. Y en aquellas que no son viables nosotros igual tenemos que formar.
¿Dice que hay que generar un ajuste a la gratuidad dependiendo del tipo de institución?
Sí, cualquier ajuste podría ser útil. Pero hay que velar por el fundamento más profundo del financiamiento de toda la educación pública. Yo no soy contrario a las universidades privadas, que también han generado algún componente público, pero las formas de gestión y gobernanza para nosotros son bastante más difíciles, por todos los controles del Estado.
¿Esto no generaría otro conflicto con instituciones no estatales?
Soy de la opinión que el diálogo tiene que ser transversal y también tienen que estar las privadas. Lo primordial es saber qué es lo que quiere el Estado de sus universidades. El Estado tiene que tener en cuenta que sus universidades siempre estarán de su lado, independiente del gobierno de turno.
¿Esto es una visión suya o compartida con otros rectores?
Es una visión bastante generalizada de todos los rectores de las universidades del Estado. Por ejemplo, la Umce, una universidad con excelente acreditación de todas sus carreras pedagógicas, tiene poco interés de estudiantes, pero igual hay que parar la olla y ver cómo se pagan sueldos.
¿Propondrán algo como consorcio de universidades estatales?
Hay un espacio productivo en los comités de coordinación con ministerios y uno de los elementos planteados es este cambio estructural en el financiamiento.
¿Y cómo debiese ser este cambio en la gratuidad?
Que exista un cálculo con ponderadores que debiésemos fijar entre todos, que contemple la magnitud de la universidad, el número de jornadas completas equivalentes, el número de carreras, las que hay que subvencionar en relación a la cantidad de estudiantes. Hay que ponerse de acuerdo en esos ponderados, sacar un denominador común y así dar los recursos que requiere cada universidad.
¿Ve injusto que el cálculo de recursos dados por gratuidad sea igual para estatales y privadas?
Sí, debiesen ser distintos.
Independiente de esto, ¿hay que extender el beneficio?
De todas maneras, debiese ser N+1. Solo el 16% de los estudiantes terminan la carrera en los años de la malla y eso tiene múltiples factores, no son malos estudiantes. Al menos debiese haber un año adicional para solventar esos gastos, porque hoy el año extra lo paga la universidad y el estudiante.
¿Cómo debiese ser el nuevo modelo de financiamiento general?
No soy economista, pero debería haber ponderadores y que sean realmente fondos basales.
Y si no es el CAE, ¿qué?
Un sistema de apoyo, no sé si a través de la banca. Debería ser a través del Estado. Hay que buscar un sistema distinto de préstamo. Y ahí tiene que ser el Estado el que forme parte de la negociación.
¿Qué se debe sacar en limpio de todo lo discutido en educación superior en el último tiempo?
La Convención algo decía sobre que el Estado debiera hacerse cargo de sus universidades. Es un punto que ojalá, independiente cómo se genere la nueva Constitución, se tome en cuenta.
¿Cuáles son los desafíos de la educación superior hoy?
En primer lugar, tener un pregrado pertinente con los desafíos del país. Estamos en deuda y podemos caer en una crisis profunda con las pedagogías. Ahí necesitamos políticas públicas para que en el futuro los profesores realmente reciban una remuneración acorde al desafío.
El Presidente Boric estuvo por estos días en su región. Si hubiese podido, ¿qué le habría dicho?
Que la formación es fundamental para el desarrollo de un país. Que si no se pone énfasis y nos dedicamos a otras áreas, será un país que no va a crecer. Y sobre La Araucanía, diría que requiere atención máxima por toda la violencia que se está sufriendo. Se transmite en todos los sectores: gobernanza, producción, educación. Y hay que tomar acciones en que realmente se pueda trabajar en conjunto con el mundo mapuche, con quien hay deudas históricas. Es una decisión política que hay que tomar, para que realmente podamos visualizar un futuro un poco más calmado.
¿A ustedes como Ufro les ha afectado el conflicto?
Sí. Tenemos campos experimentales que se han tomado, nos han extraído ganado. El año pasado tuvimos una tremenda crisis donde nos dieron un ultimátum para irnos del predio y con mucho diálogo -yo soy un hincha del diálogo- logramos salir de eso.