El cuestionado rol de los mercenarios en Ucrania
Desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, combatientes desde América Latina, Estados Unidos o Europa, con o sin pasado militar, se han unido a las filas de ambos ejércitos. Los mercenarios reciben un sueldo dependiendo de su experiencia en el frente y, la mayoría, debe contar con su equipamiento. Según un estudio, las motivaciones para participar en la guerra son variadas y muchos de ellos no tienen afiliaciones políticas.
La guerra de Rusia en Ucrania se ha convertido en una suerte de imán para los combatientes extranjeros de numerosos países que se encuentran en las filas de ambos ejércitos. En el caso de este último país, algunos de los mercenarios provienen incluso de varios países latinoamericanos como Colombia, Argentina, México, Ecuador, entre otros. De hecho, el mismo Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dijo a principios del año pasado que unas 20.000 personas de 52 países del mundo llegarían a ayudar.
Así, a mediados de 2022, después de que Kiev formara su Legión Internacional de Defensa, ya se habían unido 20.000 voluntarios, según el gobierno ucraniano. Ese número se ha reducido a un estimado de 2.000 a 3.000, lo que a juicio de los expertos es un número muy menor para hacer una diferencia en la guerra. Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia ha denunciado en numerosas ocasiones que en el territorio ucraniano se registran contratistas de más de 80 países, esto pese a que la ley de una gran cantidad de Estados prohíbe la actividad mercenaria.
Para los especialistas estos voluntarios aún evocan la imagen de las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil Española, cuando 35.000 voluntarios de 52 países lucharon contra los fascistas españoles que fueron apoyados por las tropas nazis e italianas.
En un artículo publicado en marzo del año pasado se señalaba que los candidatos a mercenarios debían tener al menos cinco años de experiencia militar en Europa del Este, ser expertos en reconocimiento, ser capaces de llevar a cabo operaciones de rescate con “poco o ningún apoyo” y conocer el armamento de la era soviética.
The Times también señaló que los contratistas estaban reclutando a antiguos agentes militares para operaciones encubiertas dentro del país, los que podrían encontrarse cara a cara con escuadrones de la muerte y milicias privadas enviadas por el Kremlin.
Los anuncios de reclutamiento publicados en internet buscaban a exsoldados con experiencia de Reino Unido, Europa y Estados Unidos para misiones de extracción y protección en las profundidades de Ucrania.
Según informaciones obtenidas por el canal alemán RTL, los mercenarios extranjeros que se unen al Ejército ucraniano reciben entre 500 y 3.000 euros, salario que se paga dependiendo de la experiencia que poseen y si han servido en el frente, siendo estos los que reciben mayor sueldo. Eso sí, a menudo son los mismos voluntarios los que tienen que pagar por el equipamiento que tienen que usar. Y un rifle de asalto, por ejemplo, cuesta alrededor de 4 mil euros.
En noviembre, el comandante de una de las unidades del destacamento de asalto “Crimea” dijo que el sueldo de los mercenarios extranjeros que luchan en las tropas ucranianas se redujo entre 200 y 500 euros en comparación con el inicio de la guerra.
Y también se habría reducido el número de nacionalidades de los mercenarios. De acuerdo al sitio de noticias ruso URA, el teniente coronel retirado de la Milicia Popular de la República Popular de Luhansk, Andrey Marochko, informó que mercenarios extranjeros de más de 15 países están involucrados en las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Ante esto, el Comité de Investigación de Rusia informó en junio sobre la apertura de procesos penales contra 160 mercenarios extranjeros que participaron en las hostilidades del lado ucraniano.
“Se recopilaron pruebas de la participación de mercenarios de Georgia, Estados Unidos, Letonia, Suecia y otros países como resultado de la interacción con el Ministerio de Defensa ruso y otros servicios operativos. Actualmente están siendo procesados 160 extranjeros de 33 países”, subrayó el informe.
Un estudio realizado por el investigador italiano Matteo Pugliese, llamado The International Legion of Ukraine y publicado en enero de este año, encontró una serie de antecedentes y motivaciones entre los miembros de la Legión Internacional de Ucrania, una fuerza del tamaño de un batallón. Algunos eran exoficiales de naciones de la OTAN como Reino Unido y Canadá. Otros provenían de círculos de extrema derecha o eran de extrema izquierda y anarquistas que habían luchado con los kurdos contra el EstadoIslámico en Siria.
Por ejemplo, relató el caso de un miembro que huyó a Ucrania y se unió a la Legión después de ser acusado de cometer fraude en Australia, mientras que otro había sido un criminal de carrera en Polonia y Ucrania. Los miembros de la Legión también incluían exsoldados de las Fuerzas Armadas latinoamericanas, que han producido mercenarios que operan en todo el mundo.
“La mayoría de los legionarios provienen de América del Norte, Europa y América Latina, pero están dirigidos por un conjunto diverso de motivaciones, tienen una variedad de antecedentes personales y la mayoría no tiene afiliación política previa”, concluyó Pugliese.
Según señala el portal Business Insider, a nivel político estos voluntarios son un tema delicado. “Los gobiernos tienden a ponerse nerviosos con los ciudadanos que sirven en Ejércitos extranjeros, especialmente cuando regresan a casa. Después de la Segunda Guerra Mundial, el FBI persiguió a los voluntarios estadounidenses que habían luchado en la brigada Abraham Lincoln durante la Guerra Civil Española. En los últimos años, varios gobiernos han negado el regreso de ciudadanos que lucharon en la guerra civil en Siria, considerándolos amenazas a la seguridad y les han adjudicado responsabilidades políticas”, señaló el experto en defensa, Michael Peck.
Mayoritariamente franceses
En el terreno, Rusia ha dado cuenta de la presencia de los mercenarios extranjeros en Ucrania. En febrero, el Ejército ruso dijo que mató a un grupo de mercenarios franceses que luchaban del lado del Ejército ucraniano en el área de Kremennaya en el Donbás, dijo a la agencia rusa de noticias RIA Novosti un militar del 20º Ejército del Distrito Militar Occidental.
“En su mayoría envían aquí como mercenarios a personas entrenadas. Fue hace aproximadamente un mes: nuestra unidad los encontró, pero los derrotamos. Algunos lograron escapar, se escaparon. Hemos hecho nuestro trabajo”, comentó a RIA Novosti un militar del 20º Ejército del Distrito Militar Occidental.
Según él, había varios soldados ucranianos en la unidad, pero la mayoría eran franceses. “Era una legión francesa”, dijo y agregó que en el área de Kremennaya, los extranjeros actúan como instructores y participan directamente en las acciones de los grupos de asalto y sabotaje de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Por otro lado, Simon Mann, de 69 años, un exsoldado del SAS británico que ha dirigido una serie de operaciones mercenarias y estuvo encarcelado en una ocasión por un golpe de Estado fallido en Guinea Ecuatorial, aseguró que había recibido tres o cuatro llamadas de contactos desde el llamado de Ucrania en busca de voluntarios. “Iban en la línea de ‘Reunamos una banda’”, declaró a The Times, admitiendo que el turbio mundo de los mercenarios atraía a “lunáticos que nunca han hecho nada realmente”.
“Les decía a los que llamaban: ‘¡Gran idea! ¿Pero de qué lado vamos a ir? Eso detuvo la conversación bastante rápido. Los mercenarios de verdad lo son sobre todo por dinero, así que se trata más bien de saber qué bando paga”.
Mann describió cualquier lucha como una suerte de “turismo de guerra, donde la gente se va de aventuras personales por la terrible desgracia de otras personas”. Y añadió: “Si algún amigo mío me dijera que va a ir, haría todo lo posible por disuadirlo. ¿Quién va a comandar a los voluntarios, equiparlos, alimentarlos? Sería un caos absoluto”.
En la misma línea, el exsoldado estadounidense David Bramlette le tomó por sorpresa la cantidad de personas que han ido a Ucrania para ayudar a luchar sin tener ninguna experiencia militar.
“Hay muchos voluntarios realmente tontos por aquí, ya que no tienen por qué estar en una guerra”, dijo en una entrevista con el portal The Daily Beast.
Después de llegar a Polonia a principios de marzo de 2022, tomó un tren a Lviv para reunirse con otros combatientes voluntarios. Pero en el camino, se encontró con varios otros extranjeros con los que no quería pelear, señaló. “Conocí a otros tres extranjeros en un tren. Uno era alemán y no tenía experiencia militar. Era carpintero o algo así”, dijo Bramlette. “Había disparado un arma, como mucho. Y era un rifle de caza”, indicó.
En todo caso, en su investigación, Pugliese descubrió que la mayoría de los voluntarios que luchaban por Kiev no se habían radicalizado por sus experiencias. Sino que al contrario estaban “o agradecidos por el vínculo fraternal de camaradería entre los legionarios, o desilusionados y traumatizados”.
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