Luis Antonio Vásquez Ferreira (66) pisó por primera vez una cárcel el 17 de octubre de 1978. Ese día, “el loco chico” -como era apodado en la época, de acuerdo a su expediente judicial- ingresó a cumplir prisión preventiva tras ser procesado por el Octavo Juzgado del Crimen de Santiago por los ilícitos de homicidio y robo.

Pero su prontuario no quedó ahí. El 11 de noviembre de 1980, mientras cumplía la medida cautelar, fue declarado culpable de robo con violencia a 10 años, robo con violación e intimidación a 20 años y otros tres robos con intimidación, por los que se le decretaron 10 años de pena por cada uno. Se trata de cinco sanciones que en total suman 60 años de cárcel. En ese momento tenía 23 años y -según declaró- era de oficio zapatero, sabía leer y escribir y vivía en un sitio de la población La Faena, en Peñalolén.

Luego vino una nueva sanción. El Primer Juzgado de Letras de Linares lo sentenció a 819 días más de pena por lesiones graves, cometidas en 1989 en contra de otro interno con un arma blanca mientras estaba en la cárcel de esa ciudad. Ese es el último ilícito que se registra y que coronó su carrera delictual en plena dictadura.

Hoy, 42 años después, “el loco chico” sigue tras las rejas, convirtiéndose -de acuerdo a los registros de Gendarmería- en el condenado que lleva más tiempo preso en el país. Y aún le faltan 20 años más por saldar su deuda con la sociedad. Es decir, Vásquez Ferreira podrá ser libre recién el 21 de enero de 2041, tras haber pasado 63 años tras las rejas, a sus 85 años de edad.

El reo más antiguo de Chile pasa sus días en una celda ubicada en la torre 2B de Colina I, penal hasta donde llegó en 2002 trasladado desde Colina II. Antes, estuvo recluido en las unidades penales de Talca y Linares.

Quienes lo conocen confidencian que participa activamente de actividades evangélicas. De hecho, en la torre 4B -donde estuvo viviendo antes de ser trasladado a la torre 2B- fue parte del programa “Amando al Preso, Amarás a Cristo”. Aparte de la fe, ocupa su tiempo realizando actividades de artesano en madera, cuero y zapatería. Pese a la cantidad de tiempo privado de libertad, no ha perdido la esperanza de poder dejar sus días recluido. Ha postulado a tres procesos de libertad condicional, pero todos han sido rechazados.

En relación a su vida afectiva, ha señalado no mantener una relación de pareja desde que entró a cumplir sus condenas. No tiene hijos y tampoco mantuvo una relación con sus padres, quienes fallecieron hace algunos años. Desde 2007 registra 114 visitas de 19 personas distintas, siendo la última de ellas una de febrero de 2020, antes de que la pandemia del Covid-19 llegara al país. La mayoría de quienes lo van a ver son tres amigos que mantiene de su época en libertad, en los años 70. La última vez que lo visitó un familiar fue su hermana, pero de eso ha pasado mucho tiempo, en diciembre de 2013.

Crimen y castigo

Los hechos que llevaron a Luis Vásquez a obtener la estadía récord al interior de un penal chileno radican en una seguidilla de robos acompañados de ataques sexuales, cometidos todos con un grupo de hombres. La mayoría ocurrieron a finales de los 80 y las víctimas eran, en general, transeúntes a quienes interceptaban de forma sorpresiva y amenazaban con cuchillos. Todos estos hechos están detallados en su expediente, que hoy se apila entre millones de causas del sistema antiguo en el Archivero Judicial de Santiago.

El primer caso se registró el 9 de junio de 1978, cerca de las 19 horas. Ese día, una pareja transitaba por la manzana 18 de la Villa El Duraznal. En ese momento fueron interceptados por tres hombres. Entre ellos, el acompañante de la mujer reconoció al “loco chico” y otro de los delincuentes era Jorge Antonio Araneda Oria, apodado “el coqui”. Fue entonces cuando amenazaron a sus víctimas con un arma blanca, le robaron el reloj a la mujer y trataron de ultrajarla. Para la suerte de la denunciante, comenzaron a intervenir terceras personas y los delincuentes no lograron concretar el ataque sexual. Luego, los tres hombres escaparon. El expediente judicial de la época señala que se consideró en este hecho “la confesión extrajudicial de Vásquez, quien reconoce haber cometido el delito acompañado de ‘el coqui’ y ‘el cano’”. Sin embargo, este último no pudo ser encontrado nunca por la justicia.

Luego, el 3 de septiembre de ese año, alrededor de la 1.00, un grupo de cinco personas atacó a S. N. y a su esposa. Ambos denunciaron en esa época lo ocurrido a la policía. El hombre dijo que los intimidaron con un arma blanca, les robaron y luego violaron a su cónyuge. Al igual que en el caso anterior, Vásquez fue identificado en una ronda de reconocimiento, al igual que su acompañante de fechorías, Juan Manuel Labarca Guzmán, apodado “el Pancho chico”.

Ese mismo día, Vásquez y Araneda ingresaron a la casa de Luis Sepúlveda Hernández y le robaron un televisor, un tocadiscos, un reloj y $ 400 mil en efectivo. En medio de esta situación, amenazaron a la víctima con un cuchillo, pero ésta logró escapar de los delincuentes y salió de su casa. Luego, ambos procesados confesaron su participación en el robo ante un juez y los bienes del afectado fueron incautados.

Un hecho similar ocurrió el 14 de septiembre de ese año cerca de la 1.00, según denunció Luis Rodríguez. Ese día, dos hombres le robaron su radio casete. En un posterior careo, la víctima reconoció que sus victimarios eran Vásquez y Araneda.

Más adelante, el 24 de agosto de 1979, dos mujeres denunciaron haber sido víctimas de robo con violación y apuntaron a que sus atacantes eran justamente la dupla del “loco chico” y “el Pancho chico”. Ante estas acusaciones, Luis Vásquez pidió esa vez que la justicia lo absolviera de los delitos denunciados o que se calificara de distinto modo su participación en los hechos. Sin embargo, estas peticiones fueron rechazadas por el ministro en visita Enrique Zurita, sosteniendo que “las afirmaciones que se hacen en el libelo de respuesta no se condicen con los antecedentes reunidos en el proceso, que son suficientes para formar la convicción que la ley exige para condenar”. En ese sentido, el tribunal resolvió que “también perjudica a este reo la circunstancia agravante contemplada en el número 3 del Artículo 456 bis del citado código, ya que en todos los delitos actuó con otros malhechores”.

Fue ese 17 de mayo de 1982 cuando se selló el futuro del “loco chico”. En esa oportunidad, Vásquez no sabía que casi cuatro décadas después batiría un récord, convirtiéndose en el reo con más tiempo preso. ¿Le alcanzará la vida para volver a ver la luz del día en libertad? Al menos por eso reza todos los días, dicen quienes son testigos de su eterno encierro.