El negocio detrás de las “encerronas” y “portonazos” que atemorizan Santiago
En 2022 los robos violentos de autos superaron los 5.600 casos, alarmando al gobierno y expertos, pues el fenómeno está lejos de ser improvisado. Investigaciones de Carabineros y la fiscalía revelan un engranaje que va desde la comercialización de los vehículos por piezas, la reventa ilegal y atracos por encargo que cuestan hasta $600 mil a cada delincuente que acepte el reto de perpetrar estos delitos.
“¡Desarma, desarma, desarma! Oye, que está lenta tu desarmaduría, tenís que tener a tres angustiaos, tenerles una parcela y que desarmen como locos. Yo les pagaba $ 250 mil a cada uno, lo tenía millonario al ‘colorín’. Me entregaba uno cada cuatro horas” (sic).
La instrucción se la dio un integrante de una banda de la zona surponiente de la capital a un tercero encargado de desarmar autos robados para su posterior venta por piezas. El mensaje fue pesquisado por Carabineros en medio de una investigación penal en curso que busca golpear el delito que este año tiene a las autoridades en alerta constante: el robo violento de vehículos, a través de “encerronas”, “portonazos”, “abordazos” y todos su derivados.
El tema recrudeció esta semana, luego de que el domingo en la noche se viralizara en redes sociales el video de un asalto en plena Costanera Norte. “Papi, vámonos. Me da miedo que nos asalten. ¡Llamen a la policía, me da miedo, llama a la policía, por favor!”, se escuchaba decir en el registro a un atemorizado niño que a su corta edad fue testigo de estos hechos.
La semana anterior otras imágenes grabadas en un celular daba cuenta de que, en la misma autopista, una mujer embarazada era violentamente abordada por un grupo de delincuentes que le sustrajeron su auto.
Ambos casos activaron la reacción del gobierno a través del subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, quien emplazó a las concesionarias de las autopistas a mejorar su cámaras de seguridad y aportar en el combate a este tipo de ilícitos. Las empresas recogieron el guante y el miércoles anunciaron una fuerte inversión en tecnología. A esto se suma que Carabineros dispuso el reforzamiento de 20 puntos al interior de las rutas de la Región Metropolitana.
Es que este año en particular el robo violento de vehículos se transformó en un problema para las autoridades, registrándose 5.629 de estos casos (ver infografía), donde las “encerronas”, “portonazos” y “abordazos” concentran el 66% del total de estos ilícitos.
Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de cada uno de estos conceptos? Se define “encerrona” cuando un grupo de delincuentes se atraviesa en el camino de un auto en movimiento para hacerlo detener su marcha y así robarle el vehículo. El “portonazo”, en tanto, es cuando los asaltantes interceptan a la víctima en la entrada de su hogar, y se habla de “abordazo” cuando los conductores frenan en un semáforo o esquina y son sorprendidos por los ladrones. Todo, claro, con amenazas e intimidación bajo el uso de armas.
La externalización del servicio
Todas estas “derivadas” del robo violento de vehículos tienen su origen en el año 2017. Hasta antes, explican en Carabineros y en el Ministerio Público, estos delitos se perpetraban en su mayoría en vehículos estacionados, y antes, en 2011, tenían como único fin la realización de “alunizajes” para el robo de cajeros, delito que por entonces era muy frecuente.
“Hasta el 2020, el propósito no era desarmar el vehículo, sino que era para usarlo en otros delitos, pero después nos empezamos a dar cuenta de que existía una motivación distinta, detectando una cadena delictual en esto”, advierte el coronel Christian Tenhamm, jefe del Departamento de Encargo y Búsqueda de Personas y Vehículos (SEBV).
Antecedentes que maneja Carabineros apuntan a que en estos delitos se presentan tres motivaciones: la comisión de otros ilícitos como ir a robar casas u otros vehículos; el desarme y venta por piezas en el mercado ilegal; usarlo para “carretear” y, por último, y quizás la hipótesis más predominante, que es el blanqueamiento, es decir la falsificación de facturas y posterior venta del auto.
Otra escucha que está en manos de Carabineros y el Ministerio Pública revela este último antecedente: “Escúchame, me están llamando para solucionar el problema de una camioneta roja. Están pidiendo “una luca” para los dos, ¿Podís pagarla tú? Por último, $500 mil ahora y $500 mil la otra semana. Estos locos la quieren altiro sí”, dice un integrante de una banda delictual de la zona norte. En la interceptación telefónica aparece un intermediario entre un grupo de ladrones que se dedica a “encerronas” y los compradores finales que son quienes tienen como misión “blanquear” estos vehículos.
Sergio Soto, fiscal de la Zona Occidente, explica que “las bandas evolucionaron, desde hacer las ‘encerronas’ con palos y piedras a hacerlo con armas, y también desde usar los autos para cometer otros delitos. Hay quienes los revenden en el mercado formal, falsificando documentos y creando empresas de papel para legalizarlos. Hoy las piezas de los vehículos no están marcadas, no tienen GPS, nada de tecnología asociado a su posterior rastreo. Ahí hay un desafío para corregir y desincentivar la comisión de estos delitos”.
En Carabineros plantean que el alza de estos asaltos registrada a contar del 2020 no es casualidad. Apuntan a la falta de stock de autos y repuestos ante la suspensión mundial de faenas de esta industria a propósito de la pandemia. Según cifras de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles, los vehículos que salieron de fábrica disminuyeron en más del 20%.
Y, lejos de estar ajenos a los movimientos del mercado, los delincuentes también ven oportunidades de negocios. El coronel Tenhamm lo explica así:”Con la pandemia no había repuestos y pudimos detectar que estas bandas no operaban solas, sino que dividían el servicio. Unos robaban, otros desarmaban y otros vendían. En las 90 bandas desarticuladas este año hemos visto este patrón, donde se llega a pagar hasta $600 mil a cada asaltante de autos. ¿Por qué? A un vehículo de alta gama que costaba $50 millones, le sacaban fácil $ 40 millones”.
El fiscal Soto, por su parte, agrega que “hoy cualquier tipo de vehículo puede ser objeto de un asalto. Solo un dato: según los avalúos de vehículos sustraídos, más del 50% no supera los $ 19 millones”.
Un fenómeno delictual
Ahora, como el robo violento de autos es un delito tan reiterado, el Ministerio Público activó 36 focos investigativos para perseguir estos ilícitos. “El robo de vehículo con violencia e intimidación es un fenómeno que ha ido evolucionando en el tiempo y desplazado en territorio”, dice el último informe del Sistema de Análisis Criminal y Focos Investigativos (Sacfi) de la Fiscalía Nacional.
En el caso de Carabineros, el SEBV también ha tomado nota de este fenómeno. Por lo mismo, cuenta con una estadística que señala que el peak de estos delitos fue en mayo y se presenta principalmente en las comunas de Maipú, San Bernardo y Puente Alto.
Por su parte, el fiscal jefe de Análisis Criminal y Focos Investigativos Oriente, Marcelo Vargas, advierte que “los sistemas de análisis criminal persiguen dos aristas del fenómeno: los sujetos que los roban y quiénes están detrás, clonando o vendiendo estos autos”.
Ahora, el desafío, comentan en la policía y en el Ministerio Público, está en el otro lado del mesón: invertir en tecnología para el marcaje de piezas y elevar los protocolos de inscripción para la venta de autos usados, y así poder cortar una interminable cadena criminal.
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