Minutos antes de las 23.00 de la noche del sábado 16 de marzo el teléfono de Ariel Millar Leal (27) sonó. Era la notificación de un mensaje que le había enviado una persona de iniciales R.U.E.T.H. (18), para invitarlo a una cabaña en Valdivia, Región de Los Ríos.
Esa noche era la segunda vez que ambos jóvenes se reunirían tras haberse conocido a través de la aplicación de citas destinada a personas LGBTIQ+, Grindr. “Nos quedó algo pendiente”, fue parte del mensaje que recibió el joven de 27 años, que meses antes se había licenciado de kinesiólogo.
Millar esa noche salió hacia la casa ubicada en la calle Errázuriz en un Suzuki Celerio de color azul. A las 22.00 horas fue la última vez que su familia supo de él, según consta entre los antecedentes del caso que es calificado como el primer crimen de odio del 2024, según el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
“No soy maricón...”
Cuando Ariel Millar llegó hasta la casa en la que acordaron el encuentro afectivo y sexual fue recibido por el joven de 18 años. Según señaló el Ministerio Público en la audiencia de formalización del imputado -a quien pidió no identificarlo con su nombre, y solo hacerlo con iniciales-, minutos después del encuentro se produjo una discusión.
El sospechoso declaró ante la policía que Millar “de pronto se me acercó y me dio un beso, siendo esa la primera vez, ante lo cual yo lo empujé y le dije que no”. El relato del joven de 18 años afirma que a raíz de eso Ariel “se enojó y me dijo que otra vez lo había hecho perder el tiempo”.
Lejos de superar la tensión, todo empeoró, pues el imputado le respondió: “Gracias a ti me di cuenta de que no soy maricón como vo”(sic).
La investigación encabezada por la fiscal Claudia Baeza ha podido constatar que luego de aquello el formalizado comenzó a apuñalar a Millar en la cabeza, cara, hombro, brazos, caderas y cuello.
Pero no quedaría ahí. Mientras el kinesiólogo agonizaba producto de las graves heridas, su atacante -de acuerdo con el relato de la Fiscalía en la audiencia de formalización- tomó una mancuerna de 12 kg y lo golpeó en su cabeza, quitándole la vida.
Un crimen de odio
El caso, según explicó la fiscal Baeza, quedó en manos de la Unidad de Género de la Fiscalía Regional de Los Ríos, ya que “se logró determinar que la motivación del imputado para cometer este delito fue dada en razón de la orientación sexual de la víctima”.
Entre los elementos que utilizó la Fiscalía para argumentar que se trataba de un crimen de este tipo, no solo está la declaración del joven de 18 años, sino que también el ensañamiento que este tuvo.
Ivonne Sepúlveda, directora de la Unidad de Género de la Fiscalía Nacional, señaló que este tipo de crímenes se caracteriza porque “la violencia opera como un mecanismo de castigo” en contra de las personas LGBTIQ+ “porque no obedecen a mandatos que establece nuestra sociedad”.
La motivación del crimen si bien fue parte de los argumentos presentados por el Ministerio Público durante la formalización, aún se deben recabar los antecedentes que permitan presentarlo y probarlo ante el juicio como una agravante del homicidio bajo la Ley Zamudio.
Una realidad que preocupa
El nombre de Ariel Millar pasó a formar parte del listado de las otras 65 personas que desde el 2002, según cifras del Movilh, han sido asesinadas en razón de su orientación sexual.
En su informe anual más reciente, el organismo advierte que durante el año pasado se registraron tres de estos hechos en Los Ángeles, Santiago y Lo Barnechea. En total, durante el 2023 dos personas trans y una mujer lesbiana fallecieron a raíz de un crimen de odio.
Desde el Ministerio Público es algo que siguen con atención. Según explica Sepúlveda, “lamentablemente hemos visto que estos crímenes cada vez son más violentos, tienen características de mayor agresividad en la forma en que se están llevando a cabo, por lo tanto podemos advertir que hay una mayor odiosidad, por decirlo de alguna manera, con respecto a quienes los ejecutan”. En esa línea, la directora de la Unidad de Género plantea que como Ministerio Público “nos lleva a mirar este fenómeno criminal como un fenómeno complejo que también implica que la Fiscalía y todos aquellos órganos del Estado que participan en la investigación, primero tengan conocimiento de cuestiones de género para poder aproximarnos correctamente a estas investigaciones”.
El escape
Luego de ocurrido el crimen, a las 3.00 de la madrugada, el sospechoso del homicidio llamó a un amigo para que lo ayudara a ocultar el cuerpo de Millar.
Tanto el imputado como su amigo, acusado de encubrir el crimen, condujeron hasta la zona costera de Valdivia, en el sector de Curiñanco.
A un borde del camino dejaron el cuerpo semienterrado de Millar, el cual sería encontrado el martes 19 de marzo. Horas antes de aquello, la PDI de Valdivia ya había detenido al sospechoso, quien registraba algunas heridas en sus dedos.
Tras la formalización, el presunto autor del homicidio quedó en prisión preventiva y la persona que lo habría ayudado a esconder el cuerpo, con arresto domiciliario.
Desde entonces, en Valdivia familiares y amigos del joven de 27 años han convocado a velatones y manifestaciones. Todo bajo un lema: “Justicia por Ariel Millar. No más crímenes de odio”.