“Me dio mucha pena no ir, lo digo francamente”, admite el senador socialista y exsecretario general de la OEA José Miguel Insulza, al ser consultado si le hubiera gustado haber integrado la comitiva del Presidente Gabriel Boric que, a fines de septiembre, visitó la sede del organismo interamericano, donde se develaron una placa y un cuadro en homenaje a Salvado Allende.
En todo caso, prefiere no ahondar en razones. “Nunca he pedido ir a ninguna parte. Entonces si me llevan, me llevan. Pero como su pregunta fue subjetiva, sí, me dolió no ir”, comenta.
Si bien el exministro del Interior y excanciller ya no integra la Comisión de Seguridad del Senado, aún sigue de cerca el debate de la agenda legislativa en contra de la delincuencia y la violencia. De hecho, estuvo el miércoles pasado en la comisión donde comenzó a analizarse el veto presentado por el gobierno para corregir el proyecto sobre usurpaciones.
¿En el Senado también el ambiente está tóxico, como dijo la Presidenta Bachelet? El otro día, el senador Felipe Kast le recetó un armonyl.
Sí, bueno, tal vez el senador Kast sea un gran consumidor de ese producto. Pero no le hace mucho efecto.
¿Ud. aún cree que el Senado es un espacio de diálogo?
Yo creo que el Senado es un espacio de diálogo y entendimiento. Lo que pasa con Kast es que él preside su comisión interrumpiendo a todos los senadores que no están de acuerdo con él. Y el otro día fue el caso de la ministra Carolina Tohá. Desde la presidencia interrumpe a los que están hablando.
¿Entonces, Ud. cree que el problema estaría focalizado en la Comisión de Seguridad?
En el resto de las comisiones en las que yo participo impera sobre todo la cortesía.
¿No habrá un cortocircuito de los socialistas con el senador Kast? El ministro Elizalde lo trató de bruto. Recuerdo que el ministro Montes, cuando era senador, también tuvo cruces con él.
No. A lo mejor se ha peleado más con uno que otro socialista, pero, en realidad, creo que todo el mundo entiende que él no actuó como debiera conducirse un presidente de comisión. Yo estoy por apurar los proyectos. Pero al mismo tiempo tratemos de llegar a acuerdos. Esta ley de usurpaciones se demoró, no porque yo quisiera demorarla como él (Kast) dijo el otro día, se demoró porque se buscaban acuerdos, que finalmente no existían. Esa es la realidad. Ahora estamos en una situación en que la forma de aprobar este proyecto no va a ser la mejor.
Estamos a 3 meses de que se cumpla la meta final de la agenda de seguridad de 31 iniciativas y solo hay 16 proyectos aprobados. ¿Esto se puso cuesta arriba?
Hay proyectos que se demoran más de lo necesario. Por ejemplo, el proyecto que es la columna vertebral de la agenda: el Ministerio de Seguridad Pública todavía está en la Cámara. Todavía no sale. El de ciberseguridad. O sea, pueden quedar ese tipo de cosas caminando, pero espero que se aprueben los principales proyectos. No tengo la esperanza de que se aprueben los 31, porque más de alguno se va a caer o va a tener algún problema, pero los principales van a poder salir.
¿Ya que mencionó el Ministerio de Seguridad, usted quedó conforme cómo quedó el proyecto?
El único punto de discrepancia, porque finalmente algunos senadores votaron en contra, era la creación de una especie de seremi de seguridad, en lugar de entregarle esa facultad al delegado presidencial de cada región. Si yo tuviera que tomar una decisión sobre eso, diría, volvamos a la cosa del delegado presidencial. Pero fuera de eso, el proyecto está bastante bien desarrollado.
Y respecto del veto por usurpación, ¿puede resolverse luego o esto se ya se contaminó?
Se puede resolver pronto, porque hay que votarlo, no se puede retener el veto hasta el final. Si no hay mayoría, y no la va a haber, para insistir en algunas de las cosas, esas cosas se caen y, por lo tanto, va a quedar un muy buen proyecto, pero no el proyecto que quiere la oposición.
¿Coincide con la ministra de que la ley de usurpaciones igualmente tiene un efecto judicial en los campamentos históricos?
Sí, estoy de acuerdo con la ministra Tohá. Hay opiniones muy respetables como la senadora Ebensperger que lo discute, pero es un tema, ciertamente. Es un tema con las tomas en las que no se ejerció violencia. En esos casos, hay un artículo protector, por así decirlo, que las personas en esas tomas, campamentos identificados, no pueden ser detenidas. Pero con la ley, un dueño se puede querellar. Por lo tanto, esas personas pueden ser llamadas a juicio, pueden ser imputadas. Pero confundir detención in fraganti con una imputación (judicial) es un error
¿Eso no merece que se corrija con un nuevo proyecto de ley?
Podría, si algún senador lo quiere o la ministra también.
Entiendo que el espíritu de los senadores siempre fue aplicar la ley para el futuro, no para atrás.
Esto fue muy medular desde un comienzo. Muchos de nosotros, y yo mismo, estuvimos en los años 60 en las tomas de terrenos, que dieron origen a una cantidad enorme de poblaciones en los alrededores de Santiago. Ahora qué habría pasado si toda esa gente hubiera ido presa por eso. No es un problema menor, pero no podemos dejar que eso nos enrede más. Revisemos que la protección esté bien elaborada y ya.
Por lo mismo, se generó una preocupación en la izquierda. ¿Las palabras de la ministra pueden dinamitar el proyecto por el lado de la izquierda?
No lo creo. Hay gente de izquierda que seguramente lo va a votar en contra porque cree que no debería ser penada ninguna ocupación. Ya está asumido. No espero que tenga unanimidad el veto.