“Hubo seis años en los que tuve que dedicarme a defenderme de injurias, de calumnias, de hechos de los cuales era inocente...”, señala exministra de Justicia y exsubsecretaria de Carabineros Javiera Blanco, quien enfrentó en ese periodo tres causas penales: contrataciones irregulares en Gendarmería, dineros supuestamente malversados del Sename y apropiación de gastos reservados de Carabineros. De todas ya está liberada e inició una arremetida cuyo primer hito fue una demanda al Consejo de Defensa del Estado en la que pide una compensación de $ 387.733.776 o lo que la justicia estime pertinente.
¿Su llegada al CDE la consideró el punto cúlmine de su carrera?
Me sentía exitosa, sentía que mi vida había tenido una evolución ascendente. Me tocó ser directora ejecutiva de Paz Ciudadana, estar en el primer gobierno de Bachelet, en el segundo y, de repente, cae la noche. Se vienen acciones de desprestigio que impulsa un sector político determinado y se me imputan delitos. Comencé a vivir una campaña de hostigamiento, las querellas se presentan justo y coincidentemente con mi ingreso al Consejo de Defensa, o sea, había una intención detrás de eso. A esto se suma un hostigamiento y presión permanente de la presidenta del Consejo, que termina siendo muy funcional a esa campaña que se inicia.
En ese momento era considerada una cercana y favorita de la exmandataria Michelle Bachelet…
Me consideraba una mujer muy profesional, que aportaba a otra mujer y que lástima estar diciéndolo en pasado. Me forzaron a tener que hablar en pasado cosas positivas de mi vida.
¿El hostigamiento al que alude se detona por haber sido elegida por la Presidenta Bachelet para integrar el Consejo de Defensa del Estado?
Había una campaña de desprestigio desde que fui ministra de Justicia, vivo interpelaciones, acusaciones, esa campaña se había iniciado, pero sin duda que se hizo mucho más vívida cuando se transformó en una campaña judicial. El día que llegué al CDE es el día de la primera querella. Así de evidente. Y esa campaña lo que buscaba era sacarme por secretaría de las políticas públicas. Esto se suma a alguien que termina siendo muy funcional a eso, que es la presidenta del Consejo, y me veo forzada a renunciar.
Su nombramiento había sido objeto de críticas porque no tenía experiencia en litigios…
Los requisitos del CDE no requieren que tú hayas litigado una cierta cantidad de juicios. Una parte más importante de la litigación es la estrategia y allí el conocimiento de las materias, del Estado, es muy importante. Creo que había un plus en el hecho de que haya sido secretaria de Estado, que sabía el accionar del Ejecutivo. Por ejemplo, en el comité laboral de CDE me tocó ver muchos temas que también me tocó abordar como ministra del Trabajo.
En este tiempo y desde que se inició lo que llama una campaña en su contra, ¿se sintió abandonada por la Nueva Mayoría?
No era un distanciamiento como algo negativo. Me fui a desempeñar un desafío que me entregó la Presidenta, que era el CDE, y obviamente que los contactos eran menos frecuentes. No me siento en una situación de abandono para nada, me siento en una situación de mucha injusticia por lo que me tocó vivir.
¿Cuándo comienza a sentirse acosada por la entonces presidenta del CDE, María Eugenia Manaud? ¿Puede ejemplificar esta situación abusiva que usted relata en la demanda que presentó?
Hay muchos episodios. Fueron casi dos años de hostigamientos permanentes y es bien duro vivirlo. Ella siempre estimó que debía estar fuera de la institución y lo hizo ver de distinta manera. Me cambió de comité del laboral al civil en un acto absolutamente unilateral. A mí no me acomodaba el civil, pero a ella no le importó nada. Y bueno, las permanentes solicitudes de separarme del servicio, de instarme a que me fuera. En la carta, que es la última que me envía, ella misma reconoce que esta es la tercera instancia en la que me pide que me vaya. Y es una situación muy injusta, porque la verdad es que era inocente en ese minuto. Ella que tenía acceso a las carpetas como contraparte en la carta dice que ‘aun cuando creo que eres inocente, que a favor tuyo está el principio de inocencia, te tienes que ir’. Me parece terrible que una persona no solo crea que alguien es inocente, sepa que es inocente, sepa que le rige el principio de inocencia y piense que igual se tiene que ir por el qué dirán o por lo que sea. Me parece, además, tremendamente peligroso, porque se transforma en una herramienta para poder forzar a retirarse a ciertos personeros del CDE que incomodan, que no convienen por las razones que sea.
¿Por qué no denunció ese hostigamiento en el momento en que ocurría?
Hay que ponerse en el contexto en que me tocó enfrentar este hostigamiento. Estuve casi dos años, porque por supuesto traté de dar la pelea. Pero esto se da en un contexto donde, además, tengo encima una campaña de la derecha desprestigiándome por todos los medios por situaciones distintas. Primero era la querella de Gendarmería, después era la querella del Sename, después eran citaciones al Congreso… Tenía muchos flancos de los que hacerme cargo. Por supuesto que ella de alguna manera aprovecha esa debilidad.
¿Y qué decían sus compañeros del Consejo?
Ellos nunca supieron de la carta.
¿Pero veían este hostigamiento o era como más bien en privado?
No sé si lo vieron, muchos fueron en reuniones o en conversaciones privadas. Públicamente también lo veía, digamos, cómo ella se desenvolvía respecto de mí, pero no sé si ellos lo hayan visto. Ella siempre demostraba su ánimo de quererme tener fuera. Me sentí víctima de una campaña de hostigamiento de parte de la presidenta del Consejo de manera permanente, sí.
¿Y eso cree que está motivado por algo personal o era solamente por la imagen institucional que ella decía quería resguardar?
Me cuesta pensar qué pudo haber tenido en la cabeza porque yo era inocente. Cuando era tan evidente que esto era una campaña política, uno no puede hacerse parte de ello, menos una institución que es objetiva, que representa al Estado.
¿Cómo se empieza a gestar su decisión de pedirle al Estado que finalmente la indemnice por lo que vivió?
Siempre me movió que cuando todo esto estuviera cerrado y la justicia me diera la razón, iba a poder limpiar mi nombre, mi honor, mi prestigio. A mí se me cerraron muchas puertas cuando me fui del Consejo de Defensa y quedé sin trabajo por mucho tiempo. Me pareció mucho más limpio demostrar toda mi inocencia y cuando ya estuviera todo cerrado, que nadie tuviera que leer que cualquier acción era una presión, dar la pelea y buscar reparación. Ahora puedo contar mi verdad, ejercer las acciones que me corresponden. No es justo que tú tengas que soportar una campaña de desprestigio cuando eres inocente. Ahora que me declararon inocente los tribunales, alguien tiene que responder.
Aquí, además, hay afectación personal. Para mis hijas -las dos son abogadas, no es que ellas no entendieran- y mi pareja era súper doloroso, porque me conocían. Ellos y mis amigos me conocían, sabían de mi trayectoria, sabían de mi vida, de mi historia y sabían lo horroroso que eran todas estas imputaciones, porque no tenían nada que ver con mi historia. Pero lo que más me dolió fue enterrar a mi papá sin que él supiera que yo era inocente.
Usted enfrentó un escenario judicial complejo los últimos seis años. La última causa es la que se resuelve este año, que le hacen imputados del llamado caso fraude a Carabineros, donde se señala que recibía gastos reservados indebidos cuando era subsecretaria. ¿Por qué la involucran en ese caso?
Nunca hay una sola explicación para algo. Son una serie de hechos desafortunados. Aquí se inicia una campaña de desprestigio que busca sacarme de la política por parte de un sector de la derecha. Parlamentarios de derecha de ese entonces impulsan las querellas. Y en ese escenario, donde aparezco públicamente hostigada, sin duda que para quienes estaban en ese minuto en una situación de responsables del fraude -que eran los carabineros de finanzas-, era muy atractivo tener a una ex subsecretaria de uno de los periodos en que a ellos se les responsabiliza, acusada. Me parece que era una buena manera de desviar la atención. Más aún esta subsecretaria era una piedra en el zapato, porque como consejera era contraparte en el caso del fraude, querellante. Se logra una doble finalidad: inhabilitarme a mí como consejera y desviar la atención. Usted comprenderá que es bastante increíble que, si ellos presentan esto como una práctica permanente, como un modus operandi, que haya sido yo la única involucrada.
Es la única civil mencionada en el caso…
Soy la única subsecretaria que ellos relevan, justamente cuando ellos hablaban de que esto era un modus operandi de toda la vida. Para ellos no era relevante el resto de los subsecretarios, por supuesto, si la única que estaba en el Consejo era yo.
¿Nunca recibió ningún sobre o dinero en efectivo, ni nada que proviniera de las arcas de Carabineros en esa época?
Por supuesto que hay dineros que uno recibe que tienen que ver con los gastos de representación, con lo que se señala en ese minuto, pero el sueldo es el sueldo del Estado y las comisiones de servicios. Jamás en la vida recibí un sobre ni un gasto reservado de nada. O sea, los únicos conceptos bajo los cuales yo podría recibir dinero están claros en la causa. Abrí mis cuentas corrientes desde el primer día.
Sin embargo, el Consejo de Defensa del Estado se querelló en su contra por este caso. ¿Por qué cree que pasó eso?
Entiendo que quien toma la decisión es la presidente del Consejo de Defensa del Estado.
O sea, otra acción de hostigamiento…
Sí. Creo que sí. Y quizás habría que ver también en el contexto en que se presenta la querella. Eso también va a ser interesante analizarlo dentro de la acción que hemos impulsado. La querella se presenta en febrero, que es el mes en que el Consejo no funciona. Habría que preguntarles a los consejeros cuántos de ellos supieron que se iba a presentar la querella o cómo fue el recabe de voluntariedad para presentarla. Porque en general ese tipo de actos siempre es presencial, se hace en el marco de un consejo con todos los consejeros. Esa y muchas otras pruebas que vamos a presentar que dan cuenta de esta intención absoluta de sacarme del Consejo.
¿Y qué pasa con la fiscalía? Porque está el CDE como querellante, pero sin embargo la propia fiscal Ximena Chong, incluso cuando usted es sobreseída en la Corte de Apelaciones de Santiago, presenta un recurso extraordinario de queja…
Me parece que ninguna de las causas se debió haber iniciado, porque nunca tuve responsabilidad en ninguna y lo importante es que no solo lo dijeron los tribunales, sino que lo dijo el mismo Ministerio Público. En dos de ellas fue el Ministerio Público el que dice esto se cierra porque no hay nada que investigar, porque no hay delito, no hay nada. Me parece que después de cinco años en que no hay ninguna acusación, porque la formalización es simplemente un hecho material que te informa formalmente que se te investiga, donde están las múltiples pruebas que están en la carpeta y que finalmente se determina que se tiene que cerrar es una señal inequívoca de la inocencia.
El sobreseimiento que dicta la corte es por prescripción, no se mete en el fondo de la investigación…
Los tribunales lo que señalaron es un pronunciamiento respecto de todas las pruebas que se le rindieron. No es que la fiscalía se reservó hablar de otros temas y sólo concentrarse en algunos tecnicismos legales. No, no. Ellos durante horas expusieron toda la prueba. Sobre la base de todas esas pruebas es que el tribunal se refiere a la necesidad de tener que cerrar esta causa por sobreseimiento, porque llegan a la conclusión de que no hay nada que perseguir. Y eso es exactamente lo mismo a ser inocente.