El jueves en la mañana, la diputada Karol Cariola y toda la directiva del PC dieron una señal política. Tras la muerte de su presidente, Guillermo Teillier, la comisión política del partido concurrió a La Moneda a manifestarle al Presidente Gabriel Boric “nuestra disposición a seguir contribuyendo” con su gobierno. “No cambia nuestro compromiso..., muy por el contrario, lo hemos reafirmado”, comenta Cariola, quien agrega que, además, le hicieron ver al Mandatario la necesidad de reforzar las políticas sociales. “Nos preocupa que todo esté apostado al pacto fiscal”, señala.

No es la única inquietud que embarga a los comunistas por estos días. Si bien valoran las últimas gestiones que hizo el Presidente para la conmemoración de los 50 años del Golpe, en el partido quedó una sensación amarga, que Cariola califica como un “retroceso” de parte de la oposición.

“Para mí, si la derecha hubiese tomado la decisión de condenar el Golpe, de condenar la violación a los DD.HH., la dictadura y la intervención extranjera, hubiesen estado dando realmente un paso relevante. Pero lo que intentaron hacer, durante todo este proceso, es empatar responsabilidades. Intentaron dejar a las víctimas como victimarios”, sostiene.

El senador Insulza cuestionó que diputados de derecha, que no habían nacido para 1973, hayan reivindicado la declaración de la Cámara de ese año que antecedió al Golpe. ¿Usted nota una actitud distinta en las generaciones más antiguas de la derecha, por ejemplo, el senador Juan Antonio Coloma (UDI)?

O sea, la declaración que presentó el senador Coloma sigue insistiendo en una tesis que es absolutamente equivocada, deshonesta, que la responsabilidad del Golpe también le corresponde al gobierno del Presidente Salvador Allende. Ahí no hay una declaración de arrepentimiento no sólo por haber sido impulsores del Golpe, sino que también por tener entre sus filas a los cómplices civiles o de seguir respaldando a violadores de DD.HH. o de desconocer las razones del Golpe, que son muy claras: la falta de convicción democrática de la derecha de entonces y el intervencionismo extranjero.

Esa declaración se leyó a nombre de la mesa y con “la adhesión de todos los comités”, al margen de que no haya sido votada ni acordada formalmente ni firmada.

Nuestros senadores fueron sumamente claros al decir que no compartían esa declaración y que no adscribían esa declaración. Es un punto que quedó despejado.

¿La izquierda no tiene que hacer un mea culpa por el quiebre democrático que comenzó antes del Golpe?

Las cosas hay que decirlas como son. Un golpe de Estado es un golpe de Estado que trae consecuencias brutales. A mí no me parece correcto plantear que el quiebre democrático es producto de la responsabilidad de la izquierda o de quienes gobernaban en ese momento. Lo que nosotros sí hemos hecho siempre, desde la Unidad Popular, es hacer autocrítica. Eso no es nuevo. Se hizo desde siempre. De hecho, el propio Luis Corvalán, que era secretario general del PC, tiene un libro extenso, donde hace una serie de observaciones respecto de lo que debimos haber hecho mejor. El propio Presidente Allende, dentro de sus propias alocuciones públicas, cuestionó el clima de polarización o que se extremaran ciertos discursos en su propio partido (el PS).

Le pregunto porque, en este marco de conmemoraciones, algunos planteaban que el camino era partir de la autocrítica antes de apuntar al otro.

Lo que pasa es que poner en el marco de un error, un golpe de Estado, me parece que está absolutamente fuera de lugar. Un golpe de Estado no es un error, es una decisión política determinada. Es una acción, de crimen, de guerra, que se desarrolla contra un gobierno, contra un pueblo. ¿Por qué las víctimas de un golpe de Estado tienen que hacer autocrítica de lo que finalmente hicieron sus agresores, los que interrumpieron la democracia, los que hicieron el Golpe de Estado y la dictadura y las violaciones a los derechos humanos, para tratar de empatar la responsabilidad? Voy a poner un símil. Cuando un hombre le pega a una mujer, siempre se busca encontrar responsabilidad en esa mujer que es agredida para justificar la agresión que hace el hombre.

Los socialistas, que fueron el partido que más víctimas tuvo durante la dictadura, hicieron su autocrítica. Aparte de los escritos de Luis Corvalán, ¿el PC hizo su reflexión?

Creo que la pregunta parte de una premisa equivocada, porque autocrítica de lo que fue el gobierno de la Unidad Popular se ha hecho. Desde figuras fundamentales como Gladys Marín, quien tiene escritos al respecto. Luis Corvalán. La propia Carmen Hertz, hoy vicepresidenta de la Cámara, ha planteado la revisión de lo que fue la Unidad Popular, en lo positivo y lo negativo, se ha hecho. Es algo que nunca ha dejado de estar en nuestra discusión. Pero el punto de partida, insisto, no puede ser poner en el mismo nivel las críticas o autocríticas o los errores que pudo haber cometido la Unidad Popular con el quiebre democrático y el Golpe de Estado. Son situaciones absolutamente incomparables. Empatar los errores de la Unidad Popular con el Golpe de Estado me parece que está absolutamente fuera de lugar.

Entiendo su punto, pero ¿la derecha busca empatar el tema de los derechos humanos con los errores antes del Golpe? La derecha ya ha reconocido y ha condenado las violaciones a los derechos humanos.

Pero no al Golpe.

Algunos sectores políticos separan el Golpe de lo que fue la violación de DD.HH.

Exacto, ahí está el error. A mí parecer, el Golpe no se puede separar de las violaciones a los DD.HH., la dictadura militar y todo lo que significó el Golpe.

Al PC se le reprocha la justificación de la violencia política. Antes del 73, ¿el PC validaba o no validaba la violencia y la vía revolucionaria?

Nunca hemos validado ni hemos querido propiciar como PC la violencia política. Muy por el contrario, estamos en contra de la violencia política y lo que hemos hecho siempre a lo largo de nuestra historia es confrontar la violencia política. Antes del 73, nuestro partido tenía más de 30 parlamentarios. Y cuando el partido tomó la decisión de llevar adelante una acción de rebelión popular de masas en los 80 (definición que dio paso a la creación del FPMR), fue un acto de resistencia y de rebelión frente a la dictadura. No fue una decisión que se tomó por gusto ni por querer validar una acción distinta a la democracia, al contrario, era para defender la democracia.

Hay sectores que creen que el PC estaba por la vía armada antes del 73.

No sé quién levanta esa acusación ni qué la sustenta. En el PC, sus hechos hablan por sí solos. Los hechos acreditan que el PC siempre ha optado por la democracia, ha defendido la democracia y ha estado dispuesto a dar su vida por la democracia.

Cuando falleció Guillermo Teillier la derecha lo criticó, incluso, en la sala de la Cámara lo trataron de terrorista. Él sí reconoció que fue el enlace del PC con el Frente, en su calidad de jefe de la comisión militar del partido. ¿Eso no lo pone en la vereda de quienes promovían la violencia?

Muy por el contrario. Guillermo Teillier fue un promotor de la democracia en toda su vida. Y ese fue el rol que tuvo durante la dictadura militar, en el contexto de una definición del conjunto del PC con otras fuerzas políticas. Los pueblos tienen el derecho a rebelarse cuando están siendo masacrados. Lo que hizo el PC fue rebelarse, luchar y encontrar caminos de masas para poder revertir la situación. Guillermo Teillier, para mí, representa una persona que en toda su vida luchó y bregó por la democracia.

¿Y después de 1990, con el retorno de la democracia?

El compañero Guillermo era una persona extremadamente respetuosa de la democracia, de la diversidad. Él siempre representó una expresión política al interior del partido, incluso, de apertura. Quiero recordar que Guillermo Teillier fue perseguido, encarcelado y torturado. Él y su familia fueron víctimas. Hay una frase de él que a mí me parece que es muy reflejo de esos tiempos, de una decisión que no era sólo de él, era una decisión colectiva. Y él dijo que si vamos a morir, que sea luchando contra la dictadura militar. Ellos estuvieron dispuestos a dar la vida si era necesario. El único terrorismo que había en la época era el terrorismo de Estado, encabezado por Augusto Pinochet.

Mencionaba que el pueblo tiene el derecho de defenderse cuando es agredido, ¿esas condiciones se dieron para octubre de 2019?

Los contextos son totalmente distintos. Lo que ocurrió durante el estallido, primero porque Sebastián Piñera era un Presidente electo democráticamente. Nadie, ninguna fuerza política intentó sacarlo de su rol por la vía de la vía de la fuerza o por las armas. Jamás se bombardeó La Moneda. Creo que Sebastián Piñera es responsable de haber ejercido acciones a través de las fuerzas de orden público que generaron violaciones a los derechos humanos generalizadas. Pero son contextos distintos, yo nunca sentí mi vida amenazada por decir lo que pensaba.

¿Coincide con el Presidente que calificó como demócrata a Sebastián Piñera?

No comparto la visión de tener que estar calificando a las personas de demócrata o no, en este caso, un expresidente de la República. Me parece que el contexto en que el Presidente Boric lo hace es como felicitándolo por haber adscrito una declaración de compromiso con la democracia. Pero creo que ningún Presidente de la República, electo democráticamente, tiene que ser felicitado por adscribir un compromiso democrático. Para mí, ese es el mínimo.

¿Fue innecesaria la definición?

Tuve la posibilidad de conversar esto con la senadora Fabiola Campillai, una de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos que se cometieron durante la revuelta popular. Y claro, generar una felicitación al Presidente Piñera por adscribir un compromiso con la democracia cuando hasta ahora no ha asumido ninguna responsabilidad real, porque él tiene un problema con la violación a los derechos humanos que se perpetraron en su gobierno, a mí me parecía que no era necesario.