La división de Colombia a cinco años de los acuerdos de paz
Aunque los atentados terroristas de las Farc disminuyeron de manera considerable, las llamadas disidencias de la guerrilla siguen azotando las zonas rurales. “Sabíamos que esto no iba a ser fácil”, reconoce “Timochenko”.
El 26 de septiembre de 2016, Colombia celebraba en Cartagena la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las Farc para poner fin a 50 años de un conflicto que dejó más de 200 mil víctimas. Con la presencia de presidentes de la región; del entonces secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y de algunas figuras de la extinta guerrilla que hoy se encuentran en armas, se firmó el acuerdo, una hoja de ruta con cinco puntos para la construcción de un país diferente, según recuerda la radio colombiana Caracol.
A cinco años de ese hito, los analistas y actores políticos difieren sobre el balance. Aunque los atentados terroristas y algunos delitos graves, como el secuestro o los homicidios, disminuyeron de manera considerable en Colombia, el oficialista Centro Democrático considera que se trató de un pacto para garantizar la impunidad a los autores de crímenes de lesa humanidad.
Ya lo dejaba de manifiesto en junio de 2018 su entonces candidato y ahora Presidente, Iván Duque, que en entrevista con La Tercera se refería así al tema. “Los acuerdos, tal como están, generan impunidad y abren el camino a un debilitamiento del Estado de Derecho. Creo que la idea es corregirles algunos aspectos, por el bien del país, y hacerlo con una premisa: darle todas las garantías a la base guerrillera que genuinamente se ha desmovilizado, desarmado y reinsertado”.
Y es que el acuerdo del 26 de septiembre de 2016 fue refrendado en el plebiscito por la paz el 2 de octubre y tras una victoria del “No”, finalmente fue el 24 de noviembre de ese año cuando en el Teatro Colón se firmó de nuevo el acuerdo con modificaciones fruto de negociaciones con sectores críticos de la paz. La necesidad de hacerle tales ajustes a ese primer acuerdo se dio a raíz de que hubo que someterlo a un plebiscito, en el cual, contrario a lo que preveían el entonces gobierno de Santos (2010-2018) y las Farc, el 50,21% de los votantes dijo que “No” aprobaba los acuerdos, mientras que el 49,78% votó por que “Sí” los respaldaba.
“Para deshacer ese nudo fueron necesarios dos meses de negociación entre el gobierno de Santos y las Farc con los promotores del ‘No’, lo que dio vía libre a la firma del Acuerdo Final en Bogotá y a su ratificación en el Congreso, sin que ello estuviera alejado de los disensos de los opositores al acuerdo, quienes aún hoy sostienen que el mismo fue impuesto por encima de la voluntad popular. Desde entonces la división es un hecho”, escribió Andrés Pachón, corresponsal en Colombia de la agencia rusa Sputnik.
En declaraciones a ese mismo medio, el otrora máximo comandante de las Farc y hoy director del partido de izquierda Comunes, Rodrigo Londoño, “Timochenko”, considera que el principal logro ha sido “no dejar volver trizas” lo pactado en los diálogos de La Habana. “En este momento, al conmemorar los cinco años de la firma de la paz, lo que uno puede decir es que vamos ganando, porque a pesar de que buena parte de la implementación del acuerdo haya recaído en quienes se propusieron hacerlo trizas, no han podido lograrlo”, afirma “Timochenko” en referencia al partido de gobierno, Centro Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).
“Cuando firmamos el acuerdo estábamos completamente claros que por el solo hecho de firmarlo no se iba a implementar, sabíamos que eso no era algo automático. La naturaleza de la clase dirigente de Colombia no ha cambiado y hay un sector de ella que tiene mucho poder y que siempre se opuso al acuerdo”, dice “Timochenko”. “Sabíamos que esto no iba a ser fácil, que la lucha iba a ser muy dura y muy fuerte y que teníamos que prepararnos para ello. Y así fue, así ha sido y seguramente así será”, agrega.
No se equivoca, asegura Sputnik. Los cerca de 290 firmantes de la paz que han sido asesinados desde hace cinco años atestiguan las dificultades. Pero “Timochenko” asegura que no se arrepiente de haber firmado la paz porque, de lo contrario, el número de muertes serían aún mayor, tanto en las filas de la antigua guerrilla como en agentes del Estado y, claro, en la sociedad civil. “Si no hubiéramos parado la confrontación, ¿cuántos muertos habrían? ¿Cuántos guerrilleros, soldados, policías y civiles más habrían muerto o desaparecido de haber continuado la guerra por estos cinco años?”, se pregunta.
El analista político colombiano Vicente Torrijos dice a La Tercera que “de acuerdo con la misión de acompañamiento de Naciones Unidas, los acuerdos han ido marchando progresivamente bien y el gobierno colombiano ha cumplido con todas las pautas previstas, excepto un punto crítico que tampoco está bajo su control directamente, pero es el que tiene que ver con la protección de los líderes y de los reinsertados, de los líderes sociales que en las regiones más apartadas y más afectadas por el conflicto han ido siendo criminalizados, pero por grupos extremistas, al margen de los acuerdos. Pero, sobre todo, las llamadas disidencias se han ensañado contra sus antiguos compañeros de lucha”. “Yo no las llamo disidencias, sino Farc, porque así es como se denominan a sí mismas y porque al fin y al cabo están siendo comandadas por ‘Iván Márquez’ que dirigió las negociaciones en La Habana y no ‘Timochenko’. Realmente fue él y una camarilla, dándole continuidad al proyecto político-militar que siempre hemos conocido como Farc”, afirma el experto.
Por ello, Torrijos es más bien crítico al momento de hacer un balance de los acuerdos de paz. “Lo que podríamos llamar la reconciliación en Colombia no ha existido (...) La percepción de los colombianos es que ha habido un engaño y que sencillamente se trató de instaurar un clima de impunidad a cambio de paz”.
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