Lisa Hill, cientista política australiana, aterrizó en Chile para hablar sobre Adam Smith. Como parte de las conmemoraciones que se están dando en todo el mundo para celebrar los 300 años del nacimiento de uno de los mayores exponentes de la economía clásica, el Centro de Estudios Públicos (CEP) realizó una serie de charlas y encuentros con invitados internacionales acerca de su legado. Una de ellas fue Lisa Hill, académica de la Universidad de Adelaide.
Experta en la obra y filosofía de Smith, además es conocida por ser una de las voces más influyentes en la defensa del voto obligatorio y el estudio de sus efectos, así como también por sus reflexiones sobre la desinformación y sus efectos en el debilitamiento de la democracia. Miembro de la Academia de Ciencia Política de Australia, entre sus libros figuran How and Why to Regulate False Political Advertising in Australia (2022) y Adam Smith’s Pragmatic Liberalism (2019). En las oficinas del CEP en Santiago, Hill conversó con La Tercera sobre estos temas, así como acerca de los legados menos conocidos -y los puntos ciegos- de Adam Smith.
Usted es una de las más grandes defensoras del voto obligatorio. ¿Por qué cree que es tan importante incorporar a personas que no quieren votar? ¿No tienen ese derecho?
Cuando hay baja participación electoral tienes una participación social desigual. No se trata sólo de gente apática que no vota, en ese grupo de no votantes lo que realmente hay es gente pobre, gente joven, gente sin hogar, gente desempleada, gente desfavorecida, gente cultural y lingüísticamente diversa, minorías étnicas; estas son las personas que no votan. Entonces cuando los incorporas al proceso obtienes una participación social más pareja. No solo aumenta el número de personas que votan, sino que también aumenta la diversidad del electorado, y sabemos que cuando el electorado es más diverso, eso se refleja en cómo se comportan los representantes.
¿Por qué?
Cuando el voto es voluntario, vota la gente acomodada, hablantes de la primera lengua de un país, de clase media. En Australia, Inglaterra o Estados Unidos, serán personas blancas, personas con hogares, personas que son ciudadanos y ciudadanas. Y el gobierno busca el voto de esa gente. Cuando se incorpora a más personas, el comportamiento del gobierno cambia, y eso se traduce en más gasto social, menos gasto militar y, de hecho, habrá menos desigualdad social debido a eso. Así que (el voto voluntario) no sólo hace que el voto sea más democrático, sino que también cambia la forma en que se comportan los gobiernos.
En su investigaciones, ¿qué otros efectos tiene el voto obligatorio?
También se ven otros efectos extraños, como bajos niveles de corrupción, altos niveles de satisfacción con la forma en que funciona la democracia, altos niveles de sofisticación política de la población. Entonces, las personas, en realidad, cuando saben que tienen que votar, comienzan a buscar -no es como si se desviaran del camino para encontrar más información-, es sólo que cuando la información les llega, la recogen de manera incidental y lo que sucede es que se cierran brechas, no sólo brechas de conocimiento entre hombres y mujeres sino entre grupos sociales. Se empieza a igualar el conocimiento sobre la política, y el voto es más informado. Una de las razones por las que la gente ha valorado el voto obligatorio es su efecto positivo sobre la polarización y el extremismo político.
¿Por qué?
Los extremistas o enojados votan; los apáticos no lo hacen y a ellos, con opiniones más moderadas, los haces votar. El votante medio se vuelve más moderado. Y cuando todos están votando, esto empuja la política partidista hacia el centro, por lo que los partidos intentarán cautivar este terreno más central. Entonces, hace que los partidos cambien sus políticas porque el voto medio es diferente. Pero lo que también está sucediendo allí es que el voto obligatorio realmente enfrenta a algunos de los impulsores del extremismo político, como la desigualdad social y la exclusión política. Si tenemos un Parlamento más pluralista, hay menos motivos para sentirse enojado y sentirse excluido, porque en realidad no están siendo excluidos, por lo que el voto obligatorio funciona de diferentes maneras para mantener a raya el extremismo, lo cual en este momento es realmente importante... Se obtienen muchos otros beneficios de la inclusión y creo que Australia es un lugar realmente bueno para vivir, principalmente debido al voto obligatorio.
Hablemos del fenómeno de la desinformación, sobre el que usted ha reflexionado mucho. ¿Cómo dialoga con el voto obligatorio? ¿Cuál es su enfoque ante este enorme problema?
Las cosas no pueden seguir así, porque la democracia está siendo arruinada por la desinformación. Los votos ya no son auténticos. Si su voto se basa en información falsa no es una decisión auténtica. La decisión de votar tiene que estar basada en información confiable. Se está destruyendo la fe en los propios procesos electorales, y si no tienes fe en los procesos electorales, la sociedad se empieza a romper. Vimos lo que sucedió en Estados Unidos en 2020... A veces la desinformación no solo la difunden los candidatos, sino que ahora se produce solo para ganar dinero, porque a la gente le gusta esta desinformación. Es un negocio. Las personas tienen motivaciones contradictorias cuando buscan noticias. Quieren oír la verdad, pero también quieren que se confirmen sus prejuicios. Entonces compran esta desinformación para confirmar sus propios prejuicios.
¿Qué se puede hacer para combatir la desinformación, sin afectar la libertad de expresión, y que entonces el remedio sea peor que la enfermedad?
No podemos seguir diciendo solo que la libertad de expresión prevalece por sobre todo, por que no sé si se puede llamar a aquello un discurso. ¿Ese es el discurso que queremos proteger? Pero como dices, es un territorio peligroso, estás jugando con fuego cuando intentas controlar algún discurso, pero no es imposible de lograr. En el sur de Australia tenemos una ley electoral que establece que si los políticos difunden desinformación las personas pueden presentar una queja a la Comisión Electoral. No al gobierno, no puede ser el gobierno. Y las comisiones electorales son muy independientes y nadie interfiere con ellas, son muy imparciales, entonces tienen mucha confianza. Si se establece que hay desinformación, la Comisión Electoral enviará una carta al político, diciéndole que debe retirar esa desinformación y proporcionar una corrección, en la forma que le están solicitando. De lo contrario hay una multa. Cada vez que esto ha pasado, los políticos se han retractado, no se opusieron ni apelaron y no por la multa, sino porque no querían la deshonra. Muchas veces es información errónea (no intencional), pero a veces es desinformación. Y si no se retira en la forma y dentro del plazo que indica la comisión, serán procesado.
Como dice usted, es importante que el gobierno no sea responsable de esto, pues puede ser usado como un arma contra la disidencia, ¿no?
Sí. Las comisiones electorales están muy bien financiadas, sus niveles de integridad son muy altos: cuando introdujimos el voto obligatorio, decidimos profesionalizar la Comisión Electoral. No se puede obligar a la gente en un proceso que no es auténtico. Por eso la comisión electoral es el muro ideal para controlar la desinformación.
El punto ciego de Adam Smith
Adam Smith on Happiness, Welfare, Inequality and the State fue el título de su ponencia en este gran evento. De todas las facetas de Smith, ¿cuál es su legado más robusto, en su opinión?
Supongo que su legado intelectual más importante es su idea del mercado. Pero es importante decir que pensó que los mercados no hacían el trabajo todo el tiempo. Pensó que era una locura esperar que el mercado actuara correctamente en ciertas cosas que el Estado debe hacer, y fue muy firme al respecto. Y creo que es un legado importante: el Estado necesita hacer justicia y policía, defensa, algo de infraestructura, educación escolar obligatoria para los pobres, el Estado necesita subir los impuestos...
El papel del Estado no suele ser su legado más recordado, ¿no?
Correcto. Pero esto es lo que la gente está olvidando. Cuando escuchas que a algunas personas como los anarcocapitalistas, él simplemente pensaría: ¿De qué estás hablando? Eso no va a funcionar. El dijo que no es seguro permitir que particulares realicen cualquiera de estas funciones, que esto es algo que se debe confiar al gobierno. Smith también es importante en muchos otros sentidos. Fue el fundador de la sociología moderna. Fue un moralista realmente importante, un pensador muy original y rico. Creo que es el primer pensador que realmente comprende la modernidad. Vio lo que estaba pasando, cómo todo estaba cambiando, que ahora estamos en una sociedad de extraños, donde la gente no se conoce, y cómo ahora deberíamos estar juntos, y cómo podríamos tener una sociedad civilizada si no nos conocemos. Y pensó que eso podría suceder en el mercado. Pero yo diría que su gran legado fue mantenerse firme ante determinadas funciones estatales. Y también creo que fue el primer pensador influyente en decir que la tarea del gobierno es maximizar el bienestar de la mayor cantidad de personas posible.
¿Qué otros aspectos de él se pasan por alto?
Creo que la gente pasa por alto el hecho de que él también fue un teórico anticorrupción muy importante en la forma en que describió cómo debería interactuar el gobierno con el mercado. Fue muy importante al mostrarnos cómo un gobierno no corrupto debería comportarse con el comercio y con los empresarios. Era amigo de los trabajadores; fue el defensor de los altos salarios más influyente de su tiempo. Y era muy persuasivo y sabía cómo hablar con los legisladores. E influye en personas como Marx, sobre la división del trabajo, es decir, hay millones de cosas que podría decir sobre la influencia de Smith... Los pensadores liberales son Kant, Smith y Mill para mí. Y tal vez Locke. Describieron la cultura y moldearon la cultura de maneras muy importantes y duraderas. Pero de todos ellos, creo que Smith fue el pensador más creativo.
Katrine Marcal escribió ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Dice que los trabajos que habilitan al homo economicus no son hechos por auto interés, no son remunerados (a veces ni siquiera reconocidos), como es el trabajo de cuidados, realizado en su mayor parte por mujeres. ¿Qué piensa sobre esto?
En una sesión que tuvimos (sobre CEP), un académico mencionó a Mill y Smith en el mismo artículo. Un joven académico dijo: mencionaste el feminismo de Mill, lo cual es genial, pero ¿qué pasa con Smith sobre género? Pensé: buena suerte respondiendo esto, amigo. Porque (el género) falta en Smith. Tanto, que no es gracioso. Es como un enorme punto ciego: las mujeres, especialmente las viudas con hijos, que no aparecen en su historia. Y quiere que la gente sea independiente, pero a veces las dependencias de la gente no son elegidas. (Smith) no es bueno hablando acerca de los niños ni de los enfermos, ni sobre las mujeres. Se perdió por completo esta economía de cuidado, que es la sub economía pero también la columna vertebral de la economía masculina. No sé si estoy de acuerdo en que las mujeres no estarían pensando en su propio interés... No sabemos hasta qué punto las mujeres son cuidadoras porque se ven obligadas a ser cuidadoras o porque es una elección...
¿Por qué algunos hombres no realizan esta labor de cuidado? Como muestran los estudios, la realizan principalmente mujeres...
Creo que es porque no quieren, porque cuidar puede ser agotador, desordenado, se necesita mucha paciencia. Hay que trabajar mucho para que cuidar, y muchas veces no dormir… Pero creo que a medida que avanzamos, más y más hombres empiezan a hacer el trabajo de cuidar y ven su valor. Por supuesto, también se disfruta el hecho de cuidar. Por lo tanto, es difícil saber hasta qué punto esto será natural para los hombres, cuánto de esto está condicionado y cuánto es natural para las mujeres, pero ciertamente en Smith hay un punto ciego gigantesco. Es como si, cuando caminaba por la calle, pareciera que no se fijaba en las mujeres, o no sabía que tu madre es una mujer, y que ella le preparaba la cena.