Cada vez que Nicolás Cataldo (PC) llegó al Congreso durante las últimas semanas más de algún legislador bromeó con él sobre la posibilidad de tenerlo como compañero de labores tras las elecciones parlamentarias. Y es que el nombre del ministro de Educación era uno de los que estaban destinados a salir del Ejecutivo, pero el Presidente Gabriel Boric terminó optando por no realizar cambio de gabinete. “Ahora estamos en el esfuerzo de asumir este desafío hasta el final mientras el Presidente tenga la confianza en uno”, dice.

¿Hubo interés de su parte en ser parlamentario?

Hay que ser súper honesto. Al menos yo siempre he tenido una alta valoración del rol parlamentario. Políticamente una parte importante de mi desarrollo ha sido ahí como asesor. Me gusta esa tarea. Decir que no es materia de mi interés sería deshonesto, a pesar de lo cual hoy tengo un rol súper importante que también me llena de mucha satisfacción. Para mí no hay una contradicción. Sí tengo muchas tareas pendientes en educación, por lo tanto siempre está como un interés y una posibilidad ser parlamentario, pero hoy el esfuerzo principal está en ser ministro de Educación.

¿Pero pensó la opción?

Eso siempre lo he dejado en manos del partido y la decisión final del Presidente. No tenemos tiempo para dedicarle esfuerzo a pensar ser candidato, por qué territorio, qué equipo, en qué momento.

¿No se queda con las ganas?

No. Queda la inquietud del qué habría pasado, digamos. Pero más allá es pura teoría y una realidad distópica. Al final se puede elucubrar mucho si uno quiere salir por razones electorales, pero también se puede salir por evaluación.

¿Quedarse fue una decisión junto a su partido, o cómo fue?

El Presidente fue el que determinó que no iba a haber cambio. El tema sí fue parte de la discusión del Comité Central del partido, donde se habló sobre las proyecciones electorales en general, no específicamente de un nombre. El partido siempre tiene sus cuadros a disposición del gobierno, pero esto fue una decisión única y exclusiva del Presidente.

¿Pero su partido le planteó la posibilidad de abrirse a la idea?

No, el partido lo que hizo fue llamar más bien a que estemos todos a disposición en caso de ser necesario, pero como definición genérica, no una particular. El partido sabe que cuenta con cuadros políticos que pueden enfrentar el desafío electoral, pero al mismo tiempo son nombres que hoy están a disposición del Presidente.

¿En el Comité Central no se zanjó que nadie del PC saliera?

La discusión fue más bien general de la disposición para tener nombres para enfrentar el desafío electoral, pero al mismo tiempo de reforzar su compromiso con el Presidente y, por tanto, estar a disposición de que él decidiera lo mejor y más conveniente.

¿Hoy es ministro antes que militante?

No es que uno esté disociado, uno es militante, ministro, papá, esposo. Pero uno tiene que ser muy nítido en el quéhacer y ser capaz de trabajar con transversalidad porque representamos al Estado de Chile. Tengo una tarea de Estado y tengo que ser capaz de representar una posición que va más allá de la individualidad.

¿Llegó a hablar con el Presidente sobre su futuro?

Hemos hablado de muchas cosas, pero no en particular de esto.

¿Usted se vio fuera?

Más allá de lo que se comenta fueron meses en los que insistentemente se elucuraba mi salida para asumir una candidatura y eso no es impermeable. Y quedaba esa sensación de qué habrá detrás. Pero finalmente, y esto es lo importante, yo no tuve ninguna conversación de esas características y siempre estuve con la mente puesta en seguir avanzando.

Cuando su nombre está en el centro, ¿desvía la atención?

Cuando se dio con más intensidad le transmití a mi equipo que nuestro objetivo era continuar con la gestión del ministerio y que nadie se desconcentrara. Y por eso es bueno que el Presidente haya ratificado de la forma en que lo hizo que no iba a hacer un cambio de gabinete, porque eso ordena a todo el mundo sobre qué es relevante.

El ruido hizo que usted le pusiera ojo.

Es inevitable, pero yo he tratado de mantenerlo controlado, pero cuando uno llega al Congreso y los parlamentarios te dicen ‘vamos a ser colegas’, o la gente te lo plantea en la calle, todas esas cosas evidentemente que no son inocuas. Y más allá de no desconcentrarme, tensiona el ambiente y eso no es positivo.

¿Nunca se preparó para una salida? Se lo pregunto porque sí iba a haber un cambio de gabinete y algo pasó.

No, porque no hubo una conversación. Y uno llega hasta que el Presidente te lo comunica. Me había tocado vivir la experiencia de otros cambios de gabinete como actor involucrado directamente.

Dado que los ministros se quedan y que, entre comillas, son los rostros de sus respectivos partidos, ¿ve que será un problema para el oficialismo conseguir cuadros para las parlamentarias?

No necesariamente hay que echarle mano al staff de primera línea y por eso creo que es correcto que el Presidente haya decidido consolidar este periodo y no hacer innovaciones de cara al último año de gobierno, o al menos no tener que verse obligado. Eso es lo que termina inclinando la balanza para esta definición: tenemos todavía un amplio margen de posibilidades dentro de los propios partidos para asumir el desafío electoral del próximo año.

Y si tuviera que hablar de nombres propios del PC, ¿cuáles ve?

Tenemos alcaldes que dejaron sus roles. Sin duda que la exalcaldesa de Santiago (Irací Hassler), el candidato de La Florida (Nicolás Hurtado), también hay delegados. Falta mucho todavía y el partido tendrá que hacer el análisis.

Después del gobierno, ¿proyecta un futuro político?

Por supuesto, milito desde los 14 años. He estado involucrado en política desde siempre.

¿Dónde se ve?

Diría que donde se necesite. Y eso me gusta de los gobiernos subnacionales, la posibilidad de gestionar directamente soluciones a problemas que ocurren en los territorios. Es una área que me motiva, pero habrá que ver dónde uno mejor contribuye después del gobierno. Por lo pronto estoy concentrado en ver cómo llegamos de la mejor manera al 11 de marzo del 2026.

De aquí a esa fecha, ¿cuáles van a ser sus prioridades?

El primer desafío está en lo legislativo, que va en la dirección de cumplir con el programa de gobierno. Me refiero particularmente al proyecto de ley de fin al CAE; la deuda histórica de profesores; también hacernos cargo de los problemas y desafíos del sistema; la reforma a la nueva educación pública; o los proyectos de convivencia educativa o de modernización parvularia. Un segundo desafío es consolidar los avances del plan de reactivación educativa: este año pudimos ver cómo repuntamos. Tercero, nos hemos comprometido en el Congreso a impulsar una agenda con recursos para los liceos emblemáticos. Y, finalmente, la infraestructura. A esta altura agregar más temas no es realista, considerando el tiempo que queda y que los desafíos son hartos porque hemos tenido que avanzar en una agenda que no existía antes de que yo llegara.

¿Cómo ve el futuro del FES?

Es una discusión súper compleja técnicamente, pero también políticamente. Creo y tengo la expectativa de que vamos a poder sacar este proyecto adelante. Primero porque no estamos enamorados de un diseño. Y desde la oposición se hizo un emplazamiento a buscar acuerdos. Entonces, si nos plantean abrir los acuerdos, estamos bien aspectados. Y ahí uno se hace cargo de las preocupaciones de los distintos actores del sistema. Y hay otras discusiones que hay que profundizarlas para que se comprendan bien, como que algunos van a pagar más de lo que les costó la carrera. Uno tiene que ser claro: hoy todos pagan más de lo que les cuesta la carrera con el CAE. Hay algunas discusiones legítimas y genuinas, pero hay otras que son más bien parte de la retórica política para el enfrentamiento y la discusión.

¿Qué podrían modificar?

Diría que el problema principal, al menos en mi juicio, está en el equilibrio financiero que algunas instituciones señalan estar en riesgo con la regulación arancelaria. Sobre eso es que tenemos que buscar distintas alternativas que compensen, por un lado, los ingresos que podrían tener, y por otro lado no poner en riesgo la calidad.

¿Dónde posiciona la propuesta para resolver la deuda histórica?

Está muy arriba porque hay una biografía detrás de esto también. O sea, primero soy profesor. En segundo lugar, porque me ha tocado trabajar este tema. Hay muchos factores históricos detrás de eso, es el primer gobierno que pone una propuesta sobre la mesa. Y pudimos poner encima de la mesa una propuesta que no es una ofensa.

¿La explosión en el INBA es la mayor tragedia escolar de Chile?

Han habido episodios donde han fallecido estudiantes. No es el caso aún, espero que no ocurra, pero sin duda que es una de las cosas más graves que al menos a mí como ministro me ha tocado enfrentar.

¿Lo más grave?

Por supuesto, no tiene ningún punto de comparación más allá de que no somos los sostenedores de la escuela. No quiero deslindar responsabilidades de ninguna manera, pero sin duda que es el episodio más duro que me ha tocado enfrentar. Ojalá no hubiese ocurrido, pero ya que ocurrió y al menos que nos sirva para aprender que estas cosas no pueden seguir ocurriendo. Nunca podrá ser sostenible que jóvenes, menores de edad, pongan en riesgo su vida frente a ningún tipo de reivindicación. Hemos estado trabajando junto a la comunidad, pero también con el Ministerio del Interior por coordinación en materia de seguridad, porque esto ya no da para más.

Más allá de la culpa de la explosión, ¿quién se responsabiliza administrativamente?

Hay procesos administrativos que están en curso, porque efectivamente los responsables son aquellos adultos que están directamente vinculados al cuidado de los estudiantes. No estoy diciendo que tengan responsabilidad frente a los hechos. Y por otro lado también están las responsabilidades eventuales que se tengan en materia penal o civil y eso ya está en manos de la fiscalía.

¿Cómo el Mineduc toma el guante? Pareciera que sale indemne?

No creo que el ministerio salga indemne y por cierto no tengo ningún interés en rehuir, pero no tenemos una responsabilidad directa, toda vez que no somos sostenedores. Desde siempre se suele responsabilizar siempre al Mineduc de lo que pasa al interior de la unidad educativa, no siendo ni sostenedores ni empleadores. Si hay alguna responsabilidad tiene relación con que quizás no logramos dar cuenta de planes en materia de convivencia que fuesen lo suficientemente efectivos y por eso es que estamos permanentemente repensándolo, pero también reconociendo que hay ciertas limitaciones, porque así como no somos los sostenedores, tampoco somos el Ministerio del Interior. Nuestra atribución en materia de seguridad tiene límite.

Pero ocurre dentro de un liceo.

Claro, pero así como ocurre también en las poblaciones, en las calles. No es eludir el problema, al contrario, me da la impresión de que fui la autoridad que se hizo cargo de abordar este problema cuando ocurrió. Creo que la magnitud del hecho nos hace perder de vista los avances que se habían tenido en la materia. Ese fue el cuarto episodio del año de violencia de alta connotación, que terminó con una situación muy grave, pero el año pasado hubo 13.

Suena a conformarse.

Espero que lleguemos a 0, pero ningún proceso es automático, no se pasa de 100 a cero de un día para otro. Es un proceso de construcción de confianzas, de instalación de capacidades de gestión. Por eso estamos legislando el proyecto de ley de convivencia y tiene varios elementos que hasta ahora nadie había enfrentado, ni siquiera aquellos que pregonan más dureza en la gestión de los conflictos.

A propósito de esa construcción de confianza y mano dura, hay municipios que cambiarán alcaldes y que ya han anunciado acudir a Aula Segura, como Mario Desbordes en Santiago. ¿Cómo ve este nuevo escenario?

Nuestra disposición va a ser la de la colaboración más estrecha posible, pero para bailar cueca se necesitan dos. En el caso de Providencia conozco a Jaime Bellolio, tengo la mejor opinión. En el caso del alcalde Desbordes no lo conozco, espero que podamos tener prontamente un encuentro. De nuestro lado va a existir toda la voluntad porque no es poco el tiempo que nos va a tocar convivir.

¿Cuáles serán los legados de este gobierno?

Vamos a haber enfrentado un proceso de modernización de la educación parvularia significativo. En educación escolar vamos a entregar un sector educativo estabilizado luego de la pandemia, con un sistema de educación pública que está en proceso de reforma. Vamos a entregar un sistema de educación superior con dos cosas: un nuevo sistema de financiamiento y una estructura de modernización más razonable para la institución y para las personas. Y ojalá la resolución de la deuda histórica. Si logramos cumplir con todo esto diría que va a ser una gestión que logró avanzar muy significativamente en tareas pendientes por muchos años.