Pablo Beltrán, negociador de la guerrilla del ELN: “Vamos a trabajar por establecer un cese bilateral al fuego”

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Pablo Beltrán, jefe negociador de la guerrilla del ELN con el gobierno de Colombia.

“Queremos que ni las élites defiendan el poder con las armas, ni que nos obliguen a responder con las armas”, afirma en esta entrevista a La Tercera el jefe negociador de la guerrilla colombiana con el gobierno de Gustavo Petro.


Finalizó en Caracas, Venezuela, la primera ronda de diálogos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno de Colombia del Presidente Gustavo Petro, ambos con delegaciones de paz. Retoman un trabajo pausado y una agenda de puntos para negociar, que tomó años en acordar y que se truncó durante el gobierno del expresidente Iván Duque.

En 2016, durante el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, se acordó una agenda de seis puntos con esta guerrilla, pero se pausó en 2018, en medio de las negociaciones y los delegados del ELN debieron permanecer en Cuba -país garante del proceso, junto a Venezuela y Noruega- porque ya no tenían las garantías para la negociación. Es decir, corrían el riesgo de ser encarcelados.

Tras la llegada al poder del Presidente Petro, se reactivó esta agenda. Era parte de su campaña, basado en la doctrina de la paz total, que significa, básicamente, establecer acuerdos de paz con los distintos grupos armados que operan en el país: guerrilla, narcotraficantes, grupos paramilitares y mafias locales, entre otros. Un problema ampliamente documentado por Naciones Unidas, que provoca desplazamientos forzados de comunidades campesinas e indígenas, inseguridad y constantes asesinatos. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, que documenta estos homicidios de connotaciones políticas, hasta el 1 de diciembre, se produjeron 91 masacres en el 2022, con 289 víctimas.

Pablo Beltrán, jefe del grupo guerrillero izquierdista ELN (al centro), Aureliano Carbonell y Danilo Rueda asisten a una conferencia de prensa luego de celebrar la última ronda de conversaciones de paz con el gobierno de Colombia para este año, en Caracas, el 12 de diciembre de 2022. Foto: Reuters

Petro invitó a Venezuela a ser nuevamente garante del proceso de paz, juntos con los otros países acompañantes, Naciones Unidas y la Iglesia Católica. Esa voluntad de volver a dialogar se concretó el 4 de octubre en Caracas con presencia de ambas delegaciones de paz. Acordaron seguir trabajando sobre la agenda previamente acordada. El escenario cambió, principalmente por la llegada de un gobierno de izquierda que ofrecía garantías y confianza y creó las condiciones de este nuevo comienzo, el sexto de gobiernos colombianos con el ELN, desde 1990.

Desde el 21 de noviembre hasta el 12 de diciembre estuvieron trabajando en Caracas, reunidos en el emblemático Hotel Humboldt, en las alturas del Waraira Repano, cerro guardián de Caracas que separa la capital venezolana del Mar Caribe. Chile y México se sumaron en esta ocasión y será este último país la próxima sede en 2023. Una semana después de que el ELN culminó en Venezuela un primer ciclo de conversaciones, anunció un cese unilateral al fuego de nueve días durante Navidad y Año Nuevo.

En ese lugar se desarrolló esta entrevista con Israel Ramírez, más conocido por su seudónimo guerrillero, Pablo Beltrán (69 años), jefe negociador de la guerrilla más antigua del continente, creada en 1964.

¿Cómo valora la inclusión oficial de Chile en el proceso de paz, a través de Raúl Vergara, quien también fue parte de los diálogos de paz con la guerrilla de las FARC?

Chile regresa como disposición de la canciller Urrejola y del Presidente Boric y así lo han manifestado ambos. Aspiramos a que Chile se mantenga como país garante en la idea que hemos planteado, que este proceso debe tener un contexto latinoamericano de apoyo, más que europeo, por eso la mayoría de los garantes son latinoamericanos.

En este primer ciclo, se acordaron unos llamados alivios humanitarios para dos zonas de alta violencia, Chocó y Valle del Cauca, en la costa pacífico de Colombia.

Son zonas donde hay otros grupos armados, Clan del Golfo, paramilitares y la desgracia es que estos grupos, en alianza con el Ejército, son el mayor factor de agresión contra las comunidades, eso ha llevado a que esas comunidades se desplacen. Hay desplazamientos en Buenaventura y en otras ciudades y se va a tratar de que haya un retorno progresivo de esa gente, que no lleguen directamente a sus casas o fincas, sino a sitios de refugio con protección de vida y después, desde ahí, ir cubriendo una segunda etapa de retorno. Eso va a tener acompañamiento de la Misión de la ONU, de la iglesia, de los países garantes. Va a hacer algo realmente muy fuerte que esperamos que le sirva a la gente.

Pablo Beltrán, de la guerrilla del ELN, le da la mano a Otty Patiño, jefe del equipo negociador del gobierno de Colombia, tras la última ronda de conversaciones de paz para este año, en Caracas, el 12 de diciembre de 2022. Foto: Reuters

En Chile vive una importante población migrante colombiana, refugiados y desplazados. También en Venezuela ¿Cómo va a ayudar el proceso a estas personas?

Hay dos motivaciones por las que se va la gente de Colombia. Uno, por penuria económica. Y la segunda causa es por persecución política. Entonces hay que trabajar sobre ambos factores. Colombia es un país suficientemente rico, lo que pasa es que el modelo está diseñado para parir desigualdad social y depredación ambiental. Eso hay que cambiarlo. O sea, que la gente no se tenga que ir de Colombia, porque tenemos suficientes bienes naturales y riquezas para todos, somos 50 millones de personas. Y segundo, el régimen político está diseñado para perseguir al que protesta, al que reclama, al que es de izquierda y eso hay que cambiarlo.

En esta etapa no se discutió dejar las armas, pero siempre subyace. El delegado de paz del gobierno dijo que quieren llegar al consenso de que la vía armada no sea una opción.

Colombia lleva siete décadas de conflicto armado y tenemos unas clases dominantes que han defendido el poder con las armas, de ahí surgimos las guerrillas, la última generación, el año 64. Nosotros somos la última que quedamos. Entonces el ejercicio es que, ni las élites defiendan el poder con las armas, ni que nos obliguen a responder con las armas. Se fija que es una concepción más amplia que nos cubre a todos y tampoco queremos que se piense solamente que el problema de las armas es las miles de armas del ELN, sino que hablemos contra el armamentismo. En Colombia hay muchos millones de armas más que las del ELN, entonces hablemos de todas. Eso va a tener una repercusión muy importante, porque si todos se comprometen a eso, pues va a poder hacerse realidad eso que dicen que hay que sacar la violencia de la política.

¿La propuesta de paz total de Petro busca hablar con todos los grupos armados del país?

Nosotros hemos dicho que paz total no se puede asimilar a pacificación. Si se asimila a pacificación es más de lo mismo, porque es lo que han hecho todos los gobiernos de la oligarquía, asimilar de manera unilateral que la paz es el silencio de las armas. Hay unas causas que genera el conflicto armado y puede haber una guerrilla sí o no, pero esas causas vuelven y hacen brotar el alzamiento armado. Entonces ahí es que hay que actuar.

Una mujer conduce su moto cerca de una casa que exhibe grafitis del ELN y del frente Oliver Sinisterra de disidentes de las FARC en Tumaco, Colombia. Foto: Reuters

¿Y qué rol juega Estados Unidos? Se le invitó al proceso, pero han tenido respuesta.

Tenemos un obstáculo para la paz que es este: a un gobierno anterior se le ocurrió que Colombia debía ser socio global de la OTAN ¡Por favor! Este es un continente que quiere construir paz y aliando a Colombia a la principal alianza agresora -porque no es defensiva-, es un contrasentido. Le hemos dicho al gobierno que hay que buscar la manera de que Colombia no sea socio de la OTAN, porque de últimas, es la manera de traer vientos de guerra al continente y nosotros estamos por lo que dice la CELAC: hay que buscar que América Latina y el Caribe sea una zona de paz.

¿Cómo evalúan lo ocurrido con las FARC tras el proceso de diálogo, donde más de 300 exguerrilleros han sido asesinados? ¿Qué garantías piden para el período de posconflicto?

Hemos aprendido lecciones de eso. Primero, yo he tenido oportunidad de ir a varias regiones de Colombia y lo primero que me dice la gente es “hagan el proceso de paz como quieran, pero no se vayan de las zonas”. Para nosotros eso es importantísimo ¿Qué quiere decir? Tenemos que seguir con las comunidades y eso quiere decir que somos parte, en cierta forma, de sus posibilidades de defensa. Si hay un gobierno progresista que quiere que la presencia en las regiones más excluidas no sea solo militar, pues ahí estamos nosotros. Que hay programas transformadores para llevar a las regiones, pues ahí estamos; que hay que defender a la gente, pues ahí estamos. Un cese bilateral quiere decir que no haya operaciones ofensivas, pero defensivas sí.

Soldados colombianos hacen guardia en un puesto de control en el municipio de Tame, departamento de Arauca, cerca de la frontera con Venezuela. Foto: AFP

¿Y una opción política, por ejemplo?

Política y militar. Es política en la medida de que haya un compromiso con la organización social de las comunidades, la participación en los programas del gobierno, y también es militar en cuanto a defensa, mientras persistan todos esos factores que son de agresión a las comunidades.

Es el sexto proceso que emprenden con gobierno colombianos, pero ustedes dicen que ahora es distinto ¿Se mantiene esa percepción?

Pienso que ha sido un primer encuentro con gobierno de izquierda, nunca habíamos tenido esto y por tanto el ritmo del trabajo es mucho más importante. Sigue la buena percepción, porque tenemos grandes coincidencias. Petro ha dicho y lo compartimos, “yo no voy a perseguir”. Eso es un elemento distinto de otro régimen y eso apenas está naciendo y en esa dirección hay que ir, hacia una democratización.

¿Y seguirán en armas a la par de las negociaciones?

Vamos a trabajar por establecer un cese bilateral al fuego. Es el compromiso, que, en medio de ese cese, se desarrolle la negociación, pero en esta ronda no se tocó ese tema, pero en la siguiente es uno de los temas sobre los que se va a trabajar.

Tomás García, miembro de la delegación del ELN, asiste a una conferencia de prensa después de celebrar la última ronda de conversaciones de paz con el gobierno de Colombia para este año, en Caracas. Foto: Reuters

¿Cómo evalúan la posibilidad de que el próximo gobierno de Colombia sea de derecha?

Eso lo contemplamos. Para nosotros, que el gobierno diga que el siguiente va a respetar lo que discutimos aquí, que va a respetar lo que acordemos aquí, eso está por verse, entonces hay que planear la negociación en todos los escenarios.

¿Cree que esta ha sido una guerrilla desconocida o incomprendida por la propia izquierda latinoamericana?

Es parte del debate político, porque nosotros decimos que cuando a un pueblo se le niegan todos los derechos, queda el derecho de rebelión. Entonces, si en esta lucha va habiendo más derechos, entonces también se le va quitando causa a que haya alzamientos armados. A nosotros nos interesa que en estos procesos de paz se afecten las causas más profundas que generan el conflicto armado, eso es lo que interesa y eso le hemos propuesto al gobierno. Cuenten con nosotros para acordar transformaciones sobre las causas del conflicto, no cuenten con nosotros para operar solamente sobre las consecuencias.

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