Antes de que el mundo se detuviera por el coronavirus, Paul Auster terminó su último trabajo, acerca del escritor Stephen Crane (1871-1900). Terminó de darle los últimos toques cuando empezó la era Covid y pasó la pandemia haciendo la posproducción y el índice de este libro en su casa de Brooklyn, que comparte con su mujer, la escritora Siri Hustvedt. Dice que lo primero que hizo, apenas las restricciones se relajaron un poco, fue ver a su hija y a su marido. “Después de unas seis u ocho semanas, finalmente pudimos ver a nuestra hija nuevamente, y a su esposo, y (desde entonces) comenzamos a verlos regularmente. Eso fue lo mejor, porque todos nos llevamos muy bien, y los extrañamos y ellos a nosotros. El contacto humano, eso es lo esencial”, dice por teléfono desde Nueva York en esta entrevista con La Tercera, en la que habla de su nuevo libro y, por cierto, de la pandemia, la cultura y la política.
La llama inmortal de Stephen Crane es la nueva obra del reconocido y prestigioso autor de más de 30 libros y figura central de las letras norteamericanas. Su fascinación con Crane -escritor y cronista de fines del siglo XIX- fue completa: en este volumen no queda área sin explorar de su corta vida (murió a los 28 años de tuberculosis). Este libro biográfico es, en cierto modo, una carta de admiración hacia un colega suyo de otros tiempos. Unos que a veces parecen tan lejos y otras, tan cerca.
“Terminé de escribir el libro justo antes de que llegara la pandemia. Me acompañó a través de Trump. Cuando comencé a interesarme en trabajar en Crane, Trump no era Presidente. Y luego, muy poco después, sí lo fue. Y todo el tiempo estuve trabajando bajo la sombra de este horrible régimen que casi destruye el país, y aún podría destruirlo, no sé qué va a pasar. Pero fue realmente un período oscuro para Estados Unidos, y sigue siendo oscuro. Así es que la sensación que tenía continuamente era que había tantas cosas sobre lo que estaba sucediendo hoy en Estados Unidos, que eran muy similares a lo que estaba sucediendo hace 120-130 años en Estados Unidos”, asegura Auster.
¿En qué sentido?
Muchas de las mismas condiciones, sabes. La gran disparidad entre la gente rica y la gente pobre. El persistente problema del racismo, una y otra vez, una especie de espejo, del mismo tipo de pensamiento nativista, de derecha, que llevó a gran parte de la América blanca a sostener estas posiciones bastante horribles, me parece a mí. El cómo este país, que pretende ser una democracia, que se promueve a sí mismo como una democracia, en realidad nunca ha sido plenamente una democracia. Y todavía no somos plenamente democráticos, y esto es un problema.
Y ahora con el Presidente Joe Biden, ¿no cree que la situación es realmente mejor?
Mucho mejor. Lo he admirado mucho. Nunca fui un gran admirador de Biden, pero creo que él ha llegado a la Casa Blanca entendiendo el enorme punto de inflexión que esto es en nuestra historia, y también en el mundo. Estamos en un momento muy, muy importante, y él comprende la gravedad de la situación, está haciendo todo lo mejor que puede. Sin embargo, es muy difícil hacer las cosas cuando su partido no tiene realmente el control total del Congreso. Como sabes, el Senado es 50/50. Y entonces, cualquier rechazo de cualquier demócrata puede matar una legislación necesaria. Estoy seguro de que estás siguiendo las noticias, y todas estas muy buenas propuestas que hizo Biden están siendo bloqueadas solo por dos demócratas: 48 están listos para ir y votar todo, y estos dos lo están haciendo imposible. Sabes, si tuviéramos dos senadores más, no estaríamos preocupados por esta gente. Pero como es tan estrecho, tenemos que preocuparnos por ellos y nos está volviendo locos. Ha estado sucediendo mes tras mes. Y no se moverán. Se ha vuelto muy, muy frustrante, porque todos estamos listos para hacer todas las cosas correctas, y dos personas lo están haciendo imposible… Es, realmente, una de las situaciones más frustrantes que he visto en mi vida.
“Estos políticos fascistas de derecha obtienen su poder del descontento de la gente. Las personas no están contentas, sienten que el mundo no funciona bien y no les está funcionando bien. Quieren que las cosas cambien, (pero) no saben exactamente cómo quieren que cambien”.
Paul Auster, novelista estadounidense
Este es un momento muy importante en todo el mundo: la pandemia, el cambio climático, las desigualdades. ¿Cómo describiría lo que está en juego?
Bueno, y el desmoronamiento de las democracias, el surgimiento de una especie de ala derecha proto-fascista que se ha apoderado de muchos países. Va y viene: acabo de ver eso en la República Checa, donde derrotaron a los populistas que tenían el control. En Estados Unidos hemos tenido este increíble cambio del Partido Republicano, de una organización de gente loca que no mira al mundo con claridad, y que no ven el mismo mundo que tú y yo vemos. Fingen que es algo diferente a lo que es. Y hacen que la conversación y el diálogo sean casi imposibles: los dos lados no pueden comunicarse. Y esto es malo. Especialmente si estás tratando de gobernar un país democrático. Tenemos que mantener el diálogo abierto y ahora mismo está cerrado. Y hay mucho odio, y hay mucha gente aquí que está hablando abiertamente sobre guerra civil. Y ciertamente, como sabemos, hay muchas armas en Estados Unidos. Entonces, me preocupo mucho, no sé qué va a pasar. No voy a hacer predicciones, pero nunca en toda mi vida me había sentido tan ansioso por saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
Después de tener a Donald Trump como Presidente en Estados Unidos, ¿qué se aprende de una situación así?
Realmente no tengo una respuesta..., porque parece que decir la verdad no tiene ningún efecto en las personas que no quieren escuchar, y ya han tomado una decisión. Estos políticos fascistas de derecha obtienen su poder del descontento de la gente. Las personas no están contentas, sienten que el mundo no funciona bien y no les está funcionando bien. Quieren que las cosas cambien, (pero) no saben exactamente cómo quieren que cambien. Y creo que lo único que puede marcar la diferencia es que la otra parte se esfuerce mucho para que la sociedad sea más justa y equitativa. Y el gobierno (debe esforzarse) en ayudar a la gente en lugar de lastimar a la gente. Y si eso puede hacerse, las fuentes del descontento disminuirán. Pero las palabras no son suficientes, esto tiene que estar respaldado por acciones concretas para mejorar la vida cotidiana de los trabajadores, y de las personas que ni siquiera tienen palabras, los pobres.
¿Después de la pandemia, esta experiencia nos llevará a una sociedad algo mejor?
La pandemia aún no termina, y entonces, lo esencial sobre todo es lograr que todo el mundo se vacune lo antes posible. Y sabemos que en África muy poca gente se ha vacunado, y eso es un problema. Y en este país tenemos una guerra política y hay personas que han politizado todo lo que tiene que ver con la pandemia y niegan y se rehúsan a ser vacunados, con lo que esparcen el virus. Y después de delta, que es muy contagiosa, puede venir una peor. Es chocante que en este país 700 mil personas hayan muerto, no era necesario. Y eso viene de una mentalidad terca, estúpida y oposicional que rechaza ver los hechos. Demasiada mentira nos ha dañado.
Sus detractores
Volviendo a Stephen Crane, él también tuvo una vida con mucha precariedad, ¿era, en algún sentido, político o activista?
Realmente no era una persona muy política en absoluto, y ciertamente no era un activista. Era alguien que solo quería mirar y ver lo que estaba pasando. Quería decir la verdad sobre las cosas. Y creo que eso es lo radical de su trabajo. Por supuesto, sus simpatías estaban con los pobres y los oprimidos, y tenía una gran sospecha del poder, y de cualquier tipo de hipocresía, pero no como activista, más como observador, como cronista de la realidad estadounidense de su época. Y creo que ese es el trabajo principal de los artistas. Tenemos muchos activistas políticos listos para hacer estas cosas, pero no son capaces de escribir las hermosas historias y novelas suyas. Entonces, son contribuciones realmente importantes las que hizo. Ya sabes, el arte no es activismo en ese sentido.
¿Se ve reflejado en Stephen Crane de alguna manera?
Un poco. Quiero decir ... en la terquedad, el trabajo duro, la perseverancia obstinada, el compromiso de continuar con la escritura. Y también, eso significa no escuchar los ataques y las críticas, no estar demasiado molesto con los rechazos, porque él pasó por mucho de eso temprano, y fue difícil. Nadie quiso publicarlo, pero siguió adelante. Y yo mismo pasé por eso. En muchos sentidos, Crane es completamente diferente a mí, su forma de escribir es muy diferente. Muy, muy diferente. Pero creo que por eso lo he admirado tanto, porque puede hacer cosas que yo ni siquiera he intentado hacer. Lo que más admiro es su ojo increíblemente alerta y lo diferente que ve las cosas en el mundo real, con una percepción tan aguda que la mayoría de nosotros ni siquiera vemos. Y esto es lo extraordinario: cómo puede transformar las percepciones sensoriales en lenguaje, y en un lenguaje muy vívido. De modo que los paisajes o la forma en que la luz entraba a través de una ventana, él podía capturar esto de una manera que realmente sientes, como lector, que estás experimentándolo. No es un narrador per se, es un perceptor. Y es maravilloso. Y la otra fuerza que tiene, y quizás la compartamos, es que es capaz de meterse en la mente de sus personajes y seguir las extrañas vueltas, los circuitos de su pensamiento.
Usted ha dicho que para Crane el hecho de tener éxito tan joven fue una especie de maldición. ¿Por qué?
Bueno, creo que lo que le preocupaba era que había alcanzado este pináculo del éxito tan pronto, y entendió -y con razón- que nunca más le volvería a suceder. Y que todo lo que hiciera en el futuro se compararía con lo que ya había logrado cuando era muy joven. Así es que fue un poco como una carga. También fue una ventaja; es decir, lo dio a conocer y le permitió seguir publicando sin demasiadas dificultades. Así que fue algo bueno y malo para él. Y es tan fascinante, ya sabes, tan interesante, la honestidad que tuvo consigo mismo: una vez que comenzó el éxito, se escapó. Se fue de Nueva York y se fue al campo y vivió con su hermano durante varios meses solo para esconderse, porque no podía soportarlo. Necesitaba reencontrar su vida interior para poder seguir trabajando y eso me parece admirable y también conmovedor, de verdad.
“Crane es completamente diferente a mí, su forma de escribir es muy diferente. Muy, muy diferente. Pero creo que por eso lo he admirado tanto, porque puede hacer cosas que yo ni siquiera he intentado hacer. Lo que más admiro es su ojo increíblemente alerta y lo diferente que ve las cosas en el mundo real, con una percepción tan aguda que la mayoría de nosotros ni siquiera vemos”.
Paul Auster, escritor.
¿Cómo es su propia relación con el éxito y la fama?
Ha sido una vida extraña. Al principio, nadie se preocupaba por mí, y luego las cosas empezaron a ir mejor. Pero siempre he tenido mis detractores, ya sabes, especialmente en Estados Unidos. Hay gente que le encantaba derribarme; eso me mantiene alerta, tengo que decirlo. Es imposible para mí volverme complaciente, porque todavía me siento asediado, y no creo que eso sea algo malo. Así es que no camino sintiéndome como una persona grandiosa en absoluto. Me siento como un escritor luchador, tratando de hacer mi mejor esfuerzo. Y entonces, todas esas cosas del mundo exterior realmente no tienen importancia. Parecen importar en el momento, pero luego, a medida que pasan los años, comprendes que el trabajo es lo único que cuenta, eso es todo. Y quién sabe el verdadero valor de cualquier cosa hasta más tarde, y será mucho más tarde, no estaré cerca para saberlo. Entonces, estoy haciendo lo mejor que puedo mientras todavía estoy respirando. Y depende de otros tomar decisiones al respecto más tarde, si alguien todavía se preocupa por los libros. Quiero decir, ¿quién sabe cuál será el futuro del mundo? Simplemente no puedo decirlo. Sé que necesitamos historias, pero tal vez haya otras formas de contar historias y los libros comenzarán a disminuir. No sé.
Ha dicho en una entrevista reciente que en su país el interés por la lectura se está perdiendo hoy en día, ¿por qué?
Sucedió lentamente. Creo que es por todas estas otras formas de distracción. Los grandes períodos de la producción literaria siempre han sido en tiempos antes del cine, antes de la televisión, antes de la radio... y ahora internet. Hay tanto para distraer a la gente ... y parece que vivimos de una manera tan acelerada, que es difícil para la gente encontrar el espacio mental para tener el tiempo para sentarse, pensar en silencio y leer. La gente corre, corre, corre, corre, no sé a dónde van, pero corren. Y la lectura es algo muy lento. Y realmente tienes que entregarte a un libro; no tienes que prestar atención a una película de la misma manera.
Pero incluso con esa realidad, dice que nunca se ha cansado de esta aventura de escribir. ¿Cómo y dónde encuentra su energía y su entusiasmo?
No tengo ni idea. Es algo que me ha estado impulsando desde que era joven. Y sigo queriendo hacerlo. Sé, ahora que estoy envejeciendo, que cada vez será menos lo que seré capaz de hacer. Y probablemente llegará un momento en el que ... no sé si me detendré, pero será cada vez más difícil escribir. Me resulta aún más difícil escribir ahora que cuando era más joven.
¿Por qué?
Es muy difícil hacerlo. Y se necesita un gran esfuerzo para escribir. Supongo que también me vuelvo cada vez más exigente conmigo mismo. He escrito muchos libros ahora, y no quiero repetirme y quiero que todo lo que escriba a partir de este momento sea realmente esencial. No quiero simplemente escribir otro libro. Sea lo que sea, quiero que signifique algo que sea significativo y esencial. Y entonces, no lo sé, ya veremos. Es muy raro en la historia de la humanidad que alguien haya escrito algo muy bueno después de los 80 años. Parece casi una ley, aunque hay excepciones. Y ahora voy a cumplir 75 años en febrero... y es un poco loco pensar que todavía me siento a menudo como un niño por dentro. Pero mi cuerpo me dice lo contrario.
Hablando de este libro, dice que es la angustia lo que genera arte. ¿Por qué?
Sí, hay algo en el arte que se genera por algún tipo de conflicto interno, o algún tipo de tristeza, o algún tipo de confusión. Pero no puedes hacer arte, me parece, cuando te sientes uno con el mundo y muy conectado con las cosas. Es cuando las cosas empiezan a romperse que te das cuenta de lo complicado y difícil que es el mero hecho de vivir. Creo que eso parece generar arte. Pero podría estar equivocado y tal vez solo estoy hablando de mí mismo.