A pesar de las suspicacias que habían levantado algunos parlamentarios, finalmente el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Raúl Soto (PPD), presentó este viernes su renuncia al cargo para dar paso a un proceso de renovación de la directiva de la corporación. Su carta de renuncia se votará en la sala el próximo miércoles 26.
No obstante, debido a plazos reglamentarios, se mantendrá interinamente en la presidencia hasta el 7 de noviembre, cuando se proceda a la elección de las nuevas autoridades, donde la carta del oficialismo es la diputada comunista Karol Cariola.
Fueron siete u ocho meses. ¿Fue incómodo un período tan corto, ya que tradicionalmente era un año de mandato?
La verdad es que no, porque facilitó el entendimiento en su momento. Hay una Cámara mucho más fraccionada y, por lo tanto, había muchos más intereses en juego. Y la salida que se encontró en su momento era acortar los períodos. Pero fue intenso. Es como que estos siete u ocho meses hayan sido dos o tres años.
Le tocó el triunfo del Rechazo y el inicio de las conversaciones por el nuevo acuerdo...
Es difícil ser autorreferente y hablar de la gestión propia, pero de cierta manera cierro este ciclo con la tranquilidad del deber cumplido. Hemos contribuido desde un espacio institucional a generar condiciones de diálogo. Creo que yo también he madurado mucho. El actuar institucionalmente hace necesariamente asumir un rol de mayor prudencia, de seriedad, de responsabilidad. Siempre he tratado de ser imparcial, de dar garantías a todos los sectores políticos. Y eso, en alguna medida, ha sido muy valorado tanto por mis pares como también por la opinión pública. Eso me deja bastante conforme.
Al principio había bastante beligerancia...
Hay un clima país muy complejo y que también se ve reflejado en lo que pasa en la Cámara. Hoy día es la institución que mejor refleja la realidad política y social. Eso significa que hay visiones más contrapuestas y más atomización. Pero más allá de hechos muy puntuales, donde han existido episodios de violencia tanto verbal como física, creo que el clima ha sido bastante positivo.
Estaba instalado que por la misma resistencia que despertaba la diputada Cariola, que según el acuerdo debiera ser elegida el 7 de noviembre, usted podría permanecer un poco más en el cargo...
Yo lo descarto absolutamente. Yo cierro mi ciclo. Creo que, además, en momentos como los que estamos viviendo, no creo que sea bueno dar señales de pugnas de poder por el poder. Yo espero que más allá de las diferencias, se logre un buen entendimiento para seguir dando gobernabilidad a la Cámara.
Usted ha sido, junto al presidente del Senado, Álvaro Elizalde, uno de los coordinadores de las conversaciones constitucionales, que probablemente van a continuar una vez que deje el cargo. ¿Pueden llegar a acuerdo antes?
Lo veo difícil y no voy a apurar el proceso tampoco. El acuerdo va a estar cerrado cuando tengamos consenso respecto a cada uno de los puntos del nuevo itinerario constitucional. Lo más probable es que el proceso continúe sin mi presencia en la presidencia de la Cámara, pero obviamente que voy a seguir contribuyendo desde mi partido, desde mi bancada. No se puede detener el diálogo. Hay definiciones pendientes respecto del árbitro. Para un sector del oficialismo debe ser un órgano externo, como la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional. Para Chile Vamos debe ser el Congreso, especialmente del Senado. Han surgido otras propuestas, como una comisión bicameral. También está pendiente el tema más relevante: el mecanismo para desarrollar el futuro texto constitucional.
¿Ese es el aspecto más difícil?
El mecanismo es el gran tema a definir. Hay que buscar un equilibrio. El oficialismo plantea un órgano 100% electo. La oposición se acerca más a una (instancia) mixta. Diría que hay bastante consenso en que los expertos tienen que jugar un rol, pero hay distintas posiciones. Si deben acompañar o deben tener un rol en el proceso de deliberación. Aparece también otra alternativa, que es un plebiscito respecto del mecanismo. No hay que descartarlo.
¿Estamos hablando de un plebiscito donde solamente se consulta el mecanismo. No, si quiere una nueva Constitución?
Es que ya hay un mandato explícito respecto de la necesidad de un cambio constitucional.
¿No ha vencido ese mandato?
Hay una discusión jurídica, incluso política, que es legítima. Pero hay una decisión soberana. Y para cambiarla se necesitaría nuevamente esa misma legitimidad soberana.
¿Usted tiene una preferencia respecto del mecanismo electo?
Espero que tengamos la capacidad de llegar a un acuerdo en torno a un órgano 100% electo, que sea de características más acotadas, tanto en cantidad como también el plazo de funcionamiento, y que tenga un importante acompañamiento técnico, jurídico y político a través de expertos.
Le dedicó harto tiempo a este proceso de diálogo, es uno de los coordinadores. ¿No siente que sería injusto que otra persona termine logrando el acuerdo a nombre de la Cámara?
No, no lo veo como algo personal. Lo injusto sería no ponernos de acuerdo.
¿Ha conversado con la diputada Cariola alguna modalidad para que continúe como expresidente de la Cámara en el diálogo?
No, no lo he conversado con ella, tampoco con Álvaro Elizalde ni con el resto de la mesa. Pero voy a seguir colaborando. Obviamente que yo voy a seguir muy presente en la conversación.
¿Se va a respetar el acuerdo administrativo para elegir en la presidencia a la diputada Cariola?
Por mi parte se va a respetar y se va a cumplir, como he señalado. Desconozco el detalle de las conversaciones. Eso está radicado en los jefes de bancadas. Yo espero que lleguen a un buen entendimiento y que den la tranquilidad de que la Cámara va a tener una buena gobernabilidad y los equilibrios que corresponden.
¿Comparte el resquemor que una diputada comunista, exvocera del Apruebo, asuma la coordinación del diálogo constituyente?
No sé si alguien lo ha planteado. No hay ninguna definición de cómo va a continuar la conversación tampoco. Es algo que vamos a conversar en los próximos días, pero obviamente que cada uno se va ganando su espacio en función de las definiciones políticas y del rol que va teniendo.
¿Y de las garantías que ella pueda dar...?
El rol institucional que da la presidencia de la Cámara de Diputados en sí mismo implica la necesidad de asumir roles muchos más responsables, serios y de dar garantías de forma mucho más equilibrada a todos los sectores. Yo espero que eso sea lo que se mantenga...
Algo que marcó su gestión es que no fue obsecuente con el gobierno y con el Presidente Boric...
Creo que les hace mal al gobierno y al Presidente Boric la obsecuencia. No es bueno cuando uno se rodea de gente que lo único que hace es sobar el lomo y decir que sí a todo y que está todo bien. No le hace bien al gobierno, no le hace bien al Presidente y no le hace bien al país. Al asumir un rol institucional, paso a representar a todas las bancadas, a todos los parlamentarios. Eso lo asumí desde el día uno y lo he demostrado.