A mitad de mes, cuando algunas entidades aún debatían la modalidad a utilizar en el segundo semestre, la Superintendencia de Educación Superior (SES) ofició a las universidades para forzarlas a retomar las actividades presenciales. “La Superintendencia de Educación Superior estará fiscalizando que las instituciones realicen sus máximos esfuerzos en pos de la normalización del servicio educativo, cumpliendo el protocolo establecido al respecto”, detalla Juan Eduardo Vargas, subsecretario de Educación Superior.
Y ya sea por decisión propia o empujados por la SES, las instituciones terminaron de alistar el retorno a las aulas de sus estudiantes, con marcadas reducciones de los alumnos que podrán acoger en forma simultánea y enfocados, casi todos, en priorizar a aquellos de primer, segundo y último año, además de las actividades prácticas.
Así lo refleja una consulta hecha por La Tercera a las universidades y que arroja que, en los mejores casos informados, los acotados aforos que obliga la pandemia permiten recibir presencialmente solo a la mitad del estudiantado.
Tal es el caso de la Universidad San Sebastián y sus casi 40.000 alumnos, quienes asistirán por un sistema de turnos según abecedario. “Tenemos una relación de metros cuadrados por estudiantes que es mayor a la media del sistema. Sin prejuicio de ello, vamos a limitar la presencialidad simultánea a alrededor del 50%”, asegura el vicerrector académico, Claudio Orellana. Algo similar expone Roberto Vega, su par de la U. Finis Terrae, donde están definiendo el orden de asistencia: “Estimamos que entre un 40% y 50% de nuestros alumnos podrá tener actividades presenciales en las primeras semanas”.
En la misma posición está la Universidad de las Américas, donde el vicerrector académico, Jaime Vatter, señala que esperan que a las asignaturas híbridas pueda asistir la mitad de los alumnos en sus inicios. “Esto es, en promedio, 20 estudiantes por sala”. Allí, quienes quieran acudir a las clases deberán inscribirse.
En el otro extremo de los consultados está la Universidad del Desarrollo, donde su vicerrectora de pregrado, Florencia Jofré, expone que “si se utiliza todo el aforo al mismo tiempo, podría asistir el 29% de nuestros alumnos simultáneamente”. En esta casa de estudios cada carrera definirá cómo ordenar esa presencialidad.
Dentro de las universidades con más estudiantado está la Pontificia Universidad Católica. Su vicerrector académico, Fernando Purcell, explica que cuentan con 30 mil alumnos y que esperan comenzar con una presencialidad en base a un sistema de turnos que permitirá “en torno al 40% las primeras semanas, lo que aumentaría al mes de iniciadas las clases”.
En tanto, en la Universidad Central detallan que la exigencia de distanciamiento implica que las aulas pueden, en promedio, albergar al 40% de su capacidad, con un sistema rotativo. “A comienzos del semestre esperamos que alrededor de 7.000 estudiantes tengan actividades presenciales”, dice Juan Pablo Prieto, vicerrector académico.
Lo mismo en la Universidad Diego Portales, donde explican que podrían alcanzar la presencialidad en a lo menos el 40% del total de actividades lectivas.
Un tercio de los estudiantes
Con una programación académica distribuida en tres tercios, Pilar Ureta, secretaria general de la Universidad de los Andes, dice que dividirán a sus 8.627 alumnos. Mientras, en la Universidad Mayor el vicerrector académico, Víctor Polanco, estima que el 30% de sus estudiantes podrá volver simultáneamente a clases presenciales priorizados también académicamente, acorde a la toma de ramos, “siguiendo las recomendaciones de la Subsecretaría de Educación Superior y los nuevos lineamientos que dé la autoridad sanitaria”.
Del mismo modo, desde la Universidad de Concepción su directora de docencia, Carolyn Fernández, señala que aspiran gradualmente a aumentar la cantidad de alumnos en aula, “hasta alcanzar un porcentaje aproximado al 30% de nuestro universo estudiantil, que comprende a poco más de 26.000 estudiantes”.
En tanto, desde la Universidad Católica Silva Henríquez señalan que, de sus 6.795 estudiantes matriculados, están preparados para recibir en clases presenciales a 2.127 , es decir, un 31%, quienes se deberán inscribir a través de una aplicación,
Hay otras universidades, como la Tecnológica Metropolitana, la Técnico Federico Santa María o la Católica del Maule donde aún están trabajando en torno a esa definición, la que, en el caso de esta última, de todas formas exigirá una inscripción previa. “Considerar la relación 1/10 pareciera ser razonable, pero estamos en proceso de evaluación de las mejores medidas para el retorno”, asegura Mary Carmen Jarur, vicerrectora académica de la casa de estudios maulina.
Asimismo, en la U. Católica de Valparaíso, donde inician sus clases presenciales el 23 de agosto, reseñan que podrían recibir a 3.500 de sus 17.000 alumnos, quienes deberán realizar un proceso de inscripción. “Hemos estado planificando lo que será el regreso paulatino a la presencialidad, para lo cual estamos considerando una primera instancia de clases híbridas”, expone el rector Claudio Elórtegui.
En la Universidad Adolfo Ibáñez también trabajan para entregar la mayor experiencia presencial posible, según expone su vicerrectora académica, Soledad Arellano, quien agrega que, dependiendo de la inscripción de sus alumnos, definirán si es que será con un sistema rotativo.
De igual manera, en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación evalúan que para poder asistir sus alumnos deban inscribirse previamente. “Nuestra presencialidad supone hacer uso de los espacios al aire libre con los que cuentan nuestros campus”, reseña la vicerrectora Paola Quintanilla, quien agrega dentro de las medidas que se están discutiendo, “está que se ingrese con Pase de Movilidad (siempre considerando que la vacunación es un proceso voluntario y no obligatorio) o PCR negativo y prohibir fumar en el campus por el riesgo que implica la exhalación del humo”.
En torno al pase de movilidad, las universidades están divididas. Algunas lo pedirán para áreas comunes, como la UDD, donde será un requisito “para entrar a algunos espacios, como casinos, cafeterías o gimnasios”. En otras como la UdeC, no lo harán. “No existe en la legislación vigente la obligatoriedad de la vacunación, razón por la cual no puede ser un requisito exigible”, reseña la directora de docencia.
Sobre esta preparación para el retorno, el subsecretario Vargas señala que “el protocolo elaborado en conjunto con el Ministerio de Salud y que hemos socializado con las autoridades de las instituciones de educación superior permitirá que los estudiantes retomen sus actividades presenciales de manera segura este segundo semestre”. Dice, además, que si a eso se agrega que “casi un 90% de los estudiantes ha recibido su primera dosis o dosis única de la vacuna contra el Covid-19, estamos frente a un escenario que permite el retorno a la normalidad, por el bien de la salud mental de los alumnos”.
Priorización
Sin haberse puesto de acuerdo, las universidades coinciden en un aspecto: la prioridad para el regreso presencial la tendrán alumnos de primer, segundo y último año, además de aquellos que deben realizar actividades prácticas o imposibles de efectuar desde sus casas. Sin embargo, según dice, por ejemplo, el vicerrector académico de la PUC, su apuesta es un “aumento transversal de presencialidad en el transcurso del semestre”. Y añade: “Todos los alumnos inscritos en los cursos definidos como presenciales o con actividades presenciales podrán asistir a ellos”.
Asimismo, en la Universidad Tecnológica Metropolitana, su rectora, Marisol Durán, señala que pondrán especial énfasis en actividades presenciales para los estudiantes que ingresaron en 2020 y 2021. “Estamos conscientes de que es el grupo que más necesita esta experiencia educativa”, asegura, aunque aclara que también están planificando actividades en aula para el resto de sus casi 9.000 estudiantes, incluyendo a los que se encuentran en el ciclo de titulación.
Desde la Universidad Academia de Humanismo Cristiano su rector, Álvaro Ramis, señala que se avanzará a un modo presencial o mixto “en aquellas actividades que demandan más fuertemente de presencialidad” y que pondrán especial atención en talleres, laboratorios, cursos de primer y segundo año y los seminarios de título.
En la Universidad Gabriela Mistral coinciden en priorizar a las dos últimas generaciones que ingresaron a la educación superior: “Creemos que ese es un criterio adecuado, ya que hay estudiantes que no han tenido la oportunidades de asistir a clases presenciales”, dice el rector Sergio Mena, quien agrega que también privilegiarán a aquellos de los niveles superiores de las carreras del pregrado diurno regular.
Mientras, en la Universidad de la Frontera la prioridad estará en “aquellas actividades en las que no se pueden lograr los resultados de aprendizaje en formato remoto, sino presencial”, según señalan desde su vicerrectoría de pregrado, mientras que en la Universidad de Aysén destacan que el énfasis dependerá “de los cursos que se realicen dentro de cada carrera, teniendo en cuenta los aforos”.
En la Universidad Técnica Federico Santa María esa decisión está aún pendiente: “Las condiciones sobre el retorno a la presencialidad de nuestros estudiantes es un asunto que está siendo trabajado por nuestras autoridades”, señala Piero Soto, director general de comunicaciones
Lo mismo en la Universidad Austral, donde reseñan que en la primera fase de retorno está contemplado el regreso de docentes y personal de administración y servicios, y que solo “una vez que estén activos todos los protocolos de seguridad volverán estudiantes de pregrado de los últimos años”. Eso sí, se contempla facilitar que los estudiantes de primer año puedan participar de alguna forma de la vida universitaria.