Era el miércoles 24 de abril cuando el fiscal regional Roberto Garrido Bedwell salió del Tribunal Oral de Temuco tras haber logrado un veredicto condenatorio histórico en contra de Héctor Llaitul Carrillanca, fundador y principal líder de una de las organizaciones radicalizadas de la zona: la Coordinadora Arauco Malleco (CAM).
Ese día, junto con valorar la decisión de la justicia, Garrido hizo una advertencia que no pocos recordaron esta semana. Y es que en base a su experiencia, el investigador explicó que si bien los hechos de violencia en La Araucanía (y la macrozona sur) habían disminuido, recordó que en periodos anteriores había ocurrido lo mismo, pero que luego surgieron reactivaciones de los mismos grupos violentistas. No alcanzaron a pasar tres días y una emboscada sin precedentes en la ruta que une Tirúa con Cañete, la madrugada del 27 de abril, dejó a tres suboficiales asesinados y una institución de luto en pleno aniversario N°97 de Carabineros. La violencia había vuelto, tal y como lo había sentenciado un conocedor de la criminalidad que opera en esa zona.
- Ante la complejidad del caso, el fiscal nacional puso en usted la responsabilidad de esclarecer este triple homicidio. ¿Cómo lo toma?
Como Ministerio Público estamos trabajando desde que ocurrió el hecho con intensidad para esclarecer lo que ocurrió y llevar a esas personas ante la justicia. Ayer (jueves) realizamos una gestión en terreno para reconocer los lugares y realizar un rastreo en busca de evidencia e ir comprobando en terreno también algunas hipótesis relativas a la dinámica de los hechos.
- Usted ya ha despejado algunas cosas, como que es un acto planificado y cometido por varias personas. ¿Qué más hay detrás?
La forma de abordar a los carabineros y que existan dos lugares donde ocurrieron los hechos (un fundo y la ruta) nos da luces de que hubo una preparación y la participación de un número de personas, que aún no se puede determinar, pero tiene que ser un número significativo en atención a que también se trataba de tres policías.
- A diferencia de otros casos no hay reivindicación. ¿Cuál era el mensaje que querían dar los homicidas, si esto fue planificado y no fortuito?
Los indicios que tenemos nos hacen pensar que la intención era atacar directamente a los funcionario de Carabineros con el resultado que ya conocemos. Este crimen tiene un mensaje y fue dar una demostración de fuerza y de control territorial, a los representantes, a las autoridades del Estado.
- ¿Qué se escapa de la “maqueta” de otros atentados que persiguen en esta zona?
La forma de comisión del delito y el blanco. Normalmente en los hechos de violencia que se generan al alero de las organizaciones criminales que operan en la macro zona sur, lo que se ha visto son ataques a civiles o a determinadas personas asociadas con actividades productivas.Y en este caso hay un ataque que se dirige directamente contra carabineros. Y respecto de eso no teníamos antecedentes de este nivel de violencia. Ahora, no era primera vez que se dispara a funcionarios policiales. Hay muchos antecedentes anteriores de ataques, por ejemplo, a comisarías o a funcionarios que están cumpliendo ciertas medidas de protección. Pero nunca con este nivel de planificación, ni de violencia y que además se llevó a cabo justo el mismo día de celebración del aniversario institucional. Eso fue un golpe de efecto, no es un hecho fortuito.
- ¿Usted cree que la fecha elegida no fue azarosa?
Sí. Nosotros tenemos antecedentes que indican que hubo una planificación y la fecha es un elemento más a considerar.
- ¿La fecha y también el contexto que se está viviendo en la zona por la condena a Llaitul?
Los antecedentes que tenemos hasta el momento dan cuenta de que se trata de una acción que se enmarca dentro de lo que realizan organizaciones criminales, son parte del crimen organizado que opera en la zona. Y en ese contexto, están las condenas no solamente de Héctor Llaitul sino que otras que se han obtenido en el último tiempos. A eso se suman las detenciones de varias personas asociadas a estos grupos violentos. Todo esto podría explicar, en parte, esta reacción. Lo que sí, de ninguna forma podría vincularse únicamente con un solo suceso.
- Usted habla de criminalidad organizada. ¿Esta sigue estando vinculada a grupos que actúan con robo de vehículos, robo de madera o ha cambiado el panorama en la macro zona sur?
El fenómeno del crimen organizado en la macro zona sur es, desde mi punto de vista, incluso anterior al fenómeno que se registra en la zona urbana. Lo que ha existido durante mucho tiempo acá es la capacidad que tienen determinados grupos de realizar acciones violentas levantando una demanda de control territorial. En la medida que estos grupos han tenido cierta capacidad de actuación, eso ha permitido el florecimiento de organizaciones criminales que están abocadas a la realización de delitos que en nada se vinculan con las demandas de los pueblos originarios.
- ¿A cuáles se refiere?
Al tráfico drogas, al robo con intimidación, sustracción de madera, las extorsiones. Lo que vemos hoy día como forma de violencia son precisamente esas actuaciones. Los grupos que operan la macrozona sur no tienen un discurso político, ni planteamientos de ese carácter, sino que están desde hace varios años abocados solo a la realización de actividades criminales.
- ¿Operan con mayor seguridad justamente porque hay territorios donde, por ejemplo, la policía no puede ingresar como Temucuicui?
Es que justamente, el control territorial del que le hablo es una forma de permitir la actuación de organizaciones criminales. El control territorial que demandan ciertos grupos, ciertas organizaciones en la zona sur, no es distinto del control que pretenden organizaciones en los centros urbanos del país o en el norte. La única diferencia es que este control territorial se demanda en la zona sur asociado a derechos ancestrales. Y en cambio, en la zona norte o centro, más bien está vinculado simplemente a un control territorial de facto. No tiene la misma justificación, pero en la práctica son lo mismo, es un espacio donde yo expulso al Estado, y esto permite el ejercicio de actividades criminales con mayor facilidad y como una manera de buscar la impunidad de los partícipes en estas agrupaciones.
- ¿Detrás de este triple homicidio, podría existir un móvil político?
Lo que puedo reiterar y decir con cierta plausibilidad, es que este era un ataque, una acción, que estaba destinada a atacar a los funcionarios de Carabineros. ¿Con qué finalidad posterior? Eso no lo puedo sostener aún, pero estamos trabajando para eso.
- Una de las rutas más peligrosas, una fiscalización de cautelares de noche... ¿Está en entredicho el actuar de carabineros? ¿Podrían haber ido acompañados por personal de la Armada, teniendo en cuenta el estado de excepción?
La forma como eso lo ejecutan y el resguardo que se requiere para eso, es algo que se determina por la propia policía y por los jefes de la Defensa Nacional. Obviamente va a ser parte de la investigación incorporar antecedentes respecto de la rutina de estos funcionarios y de explicar las razones por las que estaban realizando estas acciones, pero por el momento no tengo una conclusión a ese respecto.
- ¿Se ha pensado en sicariato? Teniendo en cuenta unos panfletos que ofrecían dinero para asesinar a carabineros en Coronel...
En este momento estamos siguiendo todas las líneas que revistan cierta plausibilidad, justamente también con el propósito no solo de identificar a las personas, sino que determinar con la mayor exactitud posible cuáles son las motivaciones, además del ataque directo a los propios carabineros. Estamos trabajando en esas líneas... esta va a hacer una investigación de largo aliento y hay muchas diligencias todavía que se están desarrollando.
- La criminalidad organizada en las ciudades, como Santiago, está asociada -en algunos casos- a bandas extranjeras, ¿Tienen ustedes casos con esos factores en el sur?
Hasta el momento no tenemos antecedentes de personas extranjeras que hayan participado directamente en las acciones de violencia en la macrozona. Pero no podemos descartar nada.
A usted se le atribuye haber desarticulado a la CAM, ¿Eso le da más fuerza a otros grupos radicalizados?
No considero que la CAM este desarticulada o que haya desaparecido. Yo creo que las organizaciones criminales van mutando y son muy flexibles también en su forma de organización. Estas organizaciones finalmente están compuestas por personas que tienen intereses criminales que van a sostener y que pueden pasar de una orgánica a otra o que pueden formar nuevas. Desde mi punto de vista, todavía nos queda mucho camino por recorrer en trabajar para desarticular a todos los grupos que están actuando en la región de La Araucanía y en las provincias del Biobío.
¿Qué es lo que observa hoy de estos grupos?
Hay una rearticulación o una forma de actuación que ahora es mucho menos frontal y explícita, pero con mayor preparación y violencia. Estos son fenómenos que han tenido lugar en otras oportunidades, hay un historial de homicidios y acciones muy violentas en el pasado. Solo recordar el homicidio del matrimonio Luchsinger. Me parece que iniciamos un camino para abordar y comprender que estamos frente a organizaciones criminales y no de personas que cometen actos de protesta violenta. Ese es quizás el principal cambio que podemos constatar hoy día. Ya no es posible pensar que estamos ante formas de protesta violenta que tienen alguna justificación en los derechos de los pueblos originarios, sino que se trata de grupos criminales que buscan lucro y ganancias para ellos, como una forma de subsistencia y eso es lo que debemos perseguir.