Rodrigo Álvarez, convencional UDI: “Convencionales de izquierda tuvieron una vanidad refundacional de creerse los únicos demócratas”
El exministro analiza su paso por el órgano constituyente y el rol que jugó la derecha en la construcción de la propuesta de Carta Fundamental. “Deben ser unas cuatro o cinco normas que tienen origen en presentaciones nuestras”, dice, agregando que, pese a eso, “no me he arrepentido nunca de haber formado parte” del proceso. El exparlamentario, además, asegura que “hay muchos cerebros grises que no están en la Convención” que influyeron en el contenido de la nueva Constitución.
Lleva la cuenta anotada. “Faltan 12 días para que finalice el trabajo de la Convención y 74 días para el plebiscito del 4 septiembre”, comenta de entrada el convencional Rodrigo Álvarez (UDI) desde su oficina, en Las Condes. Es miércoles y restan solo días para que el órgano constituyente entregue el texto final al Presidente Gabriel Boric, el próximo 4 de julio. Ante eso, Álvarez, quien estaba esperando que concluyera el trabajo de la Convención para decir su postura de cara al plebiscito, confirma lo obvio: que votará Rechazo. En esta entrevista, el exparlamentario reafirma que existió una especie de veto hacia la derecha y que la izquierda utilizó una “mayoría circunstancial” para imponer sus ideas. De todas formas, asegura que no se arrepiente de haber postulado para ser convencional.
Ha existido un debate sobre el rol que cumplió la derecha en el proceso. Fernando Atria, y también otros convencionales de izquierda, dicen que faltó voluntad de ustedes para dialogar, que por su historia debían poner mayor esfuerzo. ¿Comparte ese diagnóstico?
No lo comparto. Hicimos todos los esfuerzos. Presentamos una inmensa cantidad de indicaciones, participamos en todas las instancias, debatimos con nuestras ideas todos los temas. Por lo tanto, el punto de vista de nuestro trabajo formal fue absolutamente impecable. En segundo lugar, porque cuando llegamos a una Convención que requiere 103 votos y la izquierda tenía 118, me da la impresión de que son ellos los que tienen que estar más disponibles también a conversar.
Hace un tiempo, en La Tercera señaló que “hasta me dijeron que bajo ninguna condición estaban disponibles a conversar con la derecha”. ¿Esa actitud cambió?
Desde el punto de vista de la relación y el trato, sin duda alguna, los últimos tres meses mejoró. Pero desde el punto de vista político, mantengo absolutamente esa declaración. A mí me dijeron que no había disponibilidad. La Convención representa absolutamente una mayoría circunstancial.
¿Se aprovecharon de eso?
Usaron una mayoría que era circunstancial y creyeron que esa mayoría era definitiva. Hubo una vanidad histórica de la Convención de creerse la institución única y más importante de la historia de Chile y al mismo tiempo la única institución democrática. Esta Convención desaparece en diez días y va a continuar la Cámara de Diputados, Senado y la Presidencia. Hay muchas más instituciones que son democráticas en nuestro país. Convencionales de izquierda tuvieron una vanidad refundacional de creerse los únicos demócratas y que son más importantes, que terminó jugando mucho en contra.
¿No se justifica la desconfianza cuando la derecha, particularmente la UDI, ha sido defensora de la Constitución del 80?
Yo fui parlamentario durante 12 años. Me tocó participar directamente en la gran reforma del 2005. Por lo tanto, en primer lugar, hay que decir que la UDI, por supuesto, habiendo defendido muchas de las cosas extraordinariamente positivas que han tenido los últimos 40 años de la historia, también estuvo disponible a hacer cambios mayores, como fue participar en esas reformas constitucionales que han cambiado la Constitución del 80. Pero, con toda esa experiencia, yo considero que los primeros seis meses fundamentalmente fueron de una hostilidad y un rechazo hacia ese diálogo enorme. Esa fue una decisión tomada por amplios sectores de la Convención de izquierda de no conversar con la gente derecha, de no buscar acuerdos. Por eso ese sueño de la casa de todos se desarmó a los pocos meses.
¿Y de quién provenía principalmente esa hostilidad?
Es una hostilidad ambiental que uno la notaba y lo han reconocido convencionales de izquierda.
¿Quiénes eran los que más se resistían?
No, no me atrevo a calificar con un nombre específico. Los colectivos de izquierda y en eso reúno a Movimientos Sociales, al Pueblo Constituyente, al PC, a buena parte de los sectores del pueblo originario, no tenían la intención de conversar con la centroderecha porque creían que sus ideas eran suficientes para producir el texto constitucional.
A lo largo del proceso se les vio rechazar, no querían los cambios.
No, hay que recordar que los primeros cuatro meses y medio de la Convención no vimos nada de fondo. Los primeros cuatro meses y medio fue declaraciones de los presos políticos, fue temas reglamentarios que, ahora con perspectiva, espero que se haga una buena autocrítica de lo que fue el trabajo.
Pero en la práctica rechazaron casi todo.
Al ser una Convención mayoritariamente de izquierda, ellos, que tenían los 103 votos para decir lo que quisieran, prefirieron ese camino y lo vimos en el reglamento, en procedimientos, los vimos en decisiones y prefirieron ese camino.
¿Hizo todo lo posible para intentar llegar a acuerdos?
Siempre pudimos haber hecho un mejor trabajo. Pero creo que estuvo claro desde el día uno nuestra voluntad y lo expresamos en decisiones.
¿No se arrepiente de haber postulado a la Convención? Usted ya había dejado atrás el Congreso.
Yo llevaba diez años fuera de la actividad política y tomé la decisión de participar porque creo y sigo pensando que es uno de los procesos más relevantes que iba a vivir nuestro país. No me he arrepentido nunca de haber formado parte de la Convención. Eso no significa que no tenga también una sensación de amargura y de tristeza porque no creo que haya sido un buen resultado del trabajo de este año.
¿Qué considera que es lo más negativo de un texto?
Hay un tema de fondo que para mí es lo más negativo que es esta visión refundacional, alejada de nuestra historia, alejada también al conocimiento comparado al derecho. Este es un texto absolutamente excesivo en muchas materias. Cambian nuestra forma de gobierno, nuestro sistema político, nuestro catálogo y profundidad de los derechos. Se basa en principios nuevos, no son los principios clásicos ni de Chile ni del extranjero en las constituciones como son este plurinacionalismo, que yo creo que es desmedido para Chile y este medioambientalismo bastante radical. Es una propuesta que choca en algunos elementos con la realidad y con las expectativas de los chilenos. El texto que va a terminar teniendo unos 420 artículos, tiene solo un artículo de pensiones, tiene solo dos artículos o tres artículos entre vivienda y salud. No resolvimos bien las demandas de la ciudadanía.
¿Cree que no se resuelve la demanda del estallido?
Las expectativas sociales no quedan bien resueltas. Me impacta tanto el nivel excesivo que tiene. Había temas que probablemente hubiéramos podido llegar a acuerdos: en materia de descentralización todos queríamos una Constitución mucho más descentralizada (...). Pero reconociendo plenamente esas intenciones, mi visión es que la forma en que terminan siendo consagradas es excesiva, descoordinada y va a tener un choque con la realidad. Si haces un análisis final, creo que lo que ya sabemos que va a ocurrir el 4 de septiembre, nos indica que la propuesta no va a ser de unidad. Gane el Rechazo o gane el Apruebo, este proceso va a darle más inestabilidad a Chile en los próximos diez años.
¿El mal menor es el Rechazo?
Si gana el Apruebo es una inestabilidad normativa, política, institucional y, al mismo tiempo, con un choque como aludía, hace un instante atrás, con la realidad y las expectativas. Si gana el Rechazo, yo coincido con Javier Macaya de que tenemos que dar claras muestras de que estamos disponibles para hacer los cambios que la ciudadanía sí quería. El llamado del 80 a 20 y el llamado de mucha ciudadanía cuando votó en el plebiscito por los convencionales que necesitaba cambios.
¿Cree que la derecha fue un aporte en el proceso?
Desde el punto de vista de defender nuestras ideas, oponernos en algunas materias e informar a la opinión pública, estoy satisfecho. Del punto de vista del resultado electoral, nos fue muy mal. Casi no hay ninguna norma que sea nuestra.
¿Las tiene contadas?
No, pero deben ser unas cuatro o cinco normas que tienen origen en presentaciones nuestras. Pero lo más importante es que logramos informar a la opinión pública.
Se les acusa de una campaña anticipada de terror.
No acepto en caso alguno que hayamos hecho una campaña de terror. Tratamos siempre de informar a la opinión pública.
Pero algunos cayeron en fake news. ¿No hay una autocrítica ahí?
Lo que ocurrió es esta curiosa distinción entre cosas que estaban aprobadas en las comisiones, pero que todavía no iban al pleno. Ahí, sin duda alguna, hubo ciertas materias que tuvieron algún nivel de mayor dificultad en la explicación.
¿En algún momento no siente que se excedieron algunos, por ejemplo, cuando se dijo que con la Constitución nueva se iban a expropiar los fondos de pensiones?
Lo que pasa es que eso no es lo que se dijo.
Sí lo dijeron...
Puede ser que haya habido alguna declaración más exagerada, pero también ha habido una reacción injusta en muchas de las críticas.
¿Alguna vez pensó en abandonar el proceso? La convencional Carol Bown deslizó algo así.
No, jamás pensé en abandonar el proceso, nadie lo pensó. Teníamos una responsabilidad con los electores y, al mismo tiempo, era la mejor forma de defender tus ideas.
Todos identifican que el momento más duro de la Convención fue todo lo que pasó con Rojas Vade. ¿Identifica algún otro episodio?
Sin duda alguna, Rojas Vade es muy determinante, pero hay otros momentos bien complejos (...). Mi sensación es que no solamente por Rojas Vade o por el dinosaurio o la Tía Pikachu caminando por la sala, sino que, yo creo que la ciudadanía identificó muy rápidamente que hay posturas muy radicales. Cuando la mayor parte de la gente prefería visiones más sensatas.
¿Le atribuye a alguien en particular el cómo quedó el texto constitucional? Por ejemplo, se escuchaba en algún momento, esta es la Constitución de Atria o de Barraza.
Hay muchos cerebros grises, muchos de ellos no están en la Convención. Pero si tú me dices personas relevantes de la Convención, que sin duda alguna influyeron mucho, evidentemente Fernando Atria influyó muchísimo en el sistema político. Marcos Barraza es una de las personas más influyentes en la Convención. Creo que las voces del Partido Socialista también fueron muy relevantes.
¿Y de afuera, a quién identifica?
No, afuera hay más que una persona en específico, hay mucha doctrina en cada uno de los temas.
¿Hará campaña a partir del 4 de julio?
Del 4 de julio hasta el 4 de septiembre explicaré a lo largo de Chile, y especialmente en mi distrito, Magallanes, mi visión del texto.
¿Y después?
Fue una decisión familiar y personal volver a la política para este proceso. De ahí vuelvo a mi actividad académica y profesional como abogado
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