1. Fraudes, polémicas y conflictos: el desprestigio de la Convención

Escogida democráticamente, con criterios de paridad, apertura a los independientes y con escaños reservados. La Convención Constitucional tuvo una legitimidad de origen difícil de cuestionar, pero con el tiempo se vio severamente afectada por los conflictos que protagonizaron parte de los convencionales.

Desde la plataforma Tenemos que Hablar de Chile, Valentina Rosas observó las expectativas que despertó la Convención: prometía integrar temas nuevos o que no estaban en la agenda, actores distintos de los políticos tradicionales y una forma diferente de hacer política. “Pero la Convención se vio en dinámicas muy parecidas a la de la política tradicional y se fue perdiendo esa esperanza”, dice la cientista política. “Tuvimos muchos conflictos al interior de cada coalición y con las demás coaliciones”, agrega. “Si bien cumplimos con alguna parte, por ejemplo, la de tener nuevos actores en la mesa, las formas fueron relativamente similares a las del Congreso u otros espacios políticos”.

A las polémicas, amplificadas por las redes sociales, se sumó el fraude de unos de los convencionales. “El caso Rojas Vade le restó toda épica y legitimidad. Ahí se destruyó la legitimidad de la Convención”, opina la socióloga Sofía Donoso, investigadora del COES.

De este modo, se reprodujo la conflictividad política y se creó una especie de antagonismo multipolar, como observa el sociólogo Aldo Mascareño, investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP). “Por una parte, entre los de derecha y la izquierda, pero también entre identidades particulares y más generales: el pueblo y la élite, el centro y la periferia, la unidad del territorio y la fragmentación territorial. Había múltiples polos que reproducen el conflicto de múltiples modos”.

La pérdida de confianza de la Convención fue irrecuperable, dice Loreto Cox, académica de la Escuela de Gobierno UC. La socióloga explica que “cuando una institución pierde la confianza de la ciudadanía, las personas quedan sujetas a creer información negativa sobre ellos aun cuando esta no sea tan precisa. Una vez que desconfían de ti, las personas se van a acordar de argumentos poco precisos o se van a afirmar en la desinformación a la hora de votar”.

“La Convención fue un fracaso”, concluye categórico el sociólogo Alberto Mayol. Para el autor de El derrumbe del modelo, los convencionales trabajaron deficientemente en muchos aspectos y tuvieron la obsesión por la legitimidad. “Fue una gran puesta en escena de todas las etapas de legitimidad: democracia participativa, directa, representativa”. Pero finalmente “se comportaron como una vanguardia iluminada. Y eso molesta mucho en los sectores populares cuando te vienen a dar una lección respecto de vidas que a ellos les ha costado vivir y que tienen que administrar”.

2. Un texto difícil de comunicar

La Convención no supo comunicar lo que se estaba votando. Ese es el consenso de los académicos a la hora de buscar respuestas para el holgado triunfo del Rechazo. Los sesgos, las noticias falsas, las campañas y el complejo lenguaje del texto, explican, generaron la tormenta perfecta para que su contenido se convirtiera en algo incomprensible.

Este no es el primer proceso en donde ocurre esto. La cientista política y subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile, Valentina Rosas, explica que algo similar pasó con los acuerdos de paz en Colombia y con el Brexit en Inglaterra, en 2016. La singularidad es que acá se le sumaba un texto difícil de explicar, mucha gente hablando sobre él y con distintas profundidades de información. “Tuvimos a los convencionales de forma muy activa, intentando ser claros, pero eso no necesariamente equivale a hacer una buena campaña comunicacional o hacer de la Convención un espacio más transparente y con mejor acceso a la información”.

Supporters of "I Reject" option react to early results of the referendum on a new Chilean constitution in Valparaiso, Chile, September 4, 2022.

Sofía Donoso coincide con su análisis: “El texto resultó algo abstracto. La gente no entendía de qué se trataba esto”, dice la académica de la Universidad de Chile. En ese sentido, explica que faltó intermediación para traducir qué cambios proponía el texto y qué significan en términos de la vida cotidiana, lo que reveló la ausencia de liderazgos políticos. “Los líderes de los movimientos sociales fallaron. El texto es complejo y se presta para muchas interpretaciones. También generó muchas polémicas, quizás innecesarias, que fueron alimentando esos temores que la gente sintió”.

Uno de esos, piensa Loreto Cox, es -por ejemplo- que ante la indicación presentada para prohibir que se expropiaran los fondos, ésta haya sido rechazada. “La Convención con una ceguera increíble no la aprobó. Al final ellos mismos contribuyeron a esa desinformación”.

La cientista política, en todo caso, no cree que la falta de comprensión al contenido haya sido especialmente relevante en las comunas de más bajos ingresos, sino que habría sido a nivel transversal. El sociólogo Alberto Mayol concuerda en que los mensajes fueron equívocos y a menudo confusos: “No vamos a expropiar los fondos de pensiones, pero nos negamos a normarlos. No tiene sentido. El sistema de justicia nacional será superior en todos los sentidos al sistema de justicia indígena, pero eso no lo vamos a escribir en el texto. Entonces era difícil entender qué era la realidad y qué no”. El sociólogo resume así: “La Constitución no podía comunicar nada, y no podía hacerlo porque no hablaba el mismo idioma que las personas”.

3. Las banderas de la política identitaria

14 Mayo 2022 En la sesion 103 del pleno de la Convencion Constitucional dio por finalizado el proceso de para incorporar articulos a la nueva constitucion.

Plurinacionalidad, paridad, plurilingüismo: la Convención Constitucional propuso un proyecto de Constitución donde se relevaban y reconocían las identidades culturales, étnicas y de género. Eventualmente, estas políticas no parecían prioritarias para la mayoría de la población. “El Rechazo ganó porque la Convención fue un cúmulo de impertinencias, en el sentido cognitivo: no es pertinente, no lo entiendo”, dice Alberto Mayol.

El académico de la Usach apunta que hubo una respuesta equivocada al malestar social que reveló el estallido. “El malestar social tuvo características clásicas: desintegración social, anomia, sensación de privilegios, endeudamiento, falta de igualdad de oportunidades. Y la lectura que se dio a eso, que tenía a la igualdad material como un elemento central, es que era un problema de igualdad cultural y tenía que ver con identidades”, dice. De este modo, como el estallido no tuvo voceros, se prestó para que apareciera “una vanguardia política determinada que vino con estos conceptos que no tienen anclaje concreto con la realidad. Y la población más pobre en todas partes del mundo suele apoyar proyectos que le den una expectativa concreta de solución y no una expectativa conceptual de solución”.

Si bien en la imagen del estallido se valoraba la multiplicidad de causas y temas, en la Convención eso se tradujo en fragmentación, plantea Emilio Moya, académico de la UC de Temuco. “Las demandas identitarias si bien son importantes, no tenían elementos comunes, elementos de integración a una sociedad cada vez más desintegrada y que necesita ciertos mecanismos de votación”, comenta. De este modo, para unos la votación del 4 de septiembre tenía simbolismo asociado a la Unidad Popular, pero para otros resonaba el Mes de la Patria. “La sociedad chilena muestra que está en un proceso de desintegración que la Constitución por sí misma no va a resolver y que implica el cómo nos integramos como sociedad”.

Aldo Mascareño coincide en este punto y subraya que para ciertos sectores populares resuena mucho el sentido de la chilenidad.

En este contexto, remarca Emilio Moya, el Rechazo apostó a lo nacional popular, “a la idea del Estado Nación de Chile, frente a este escenario de procesos identitarios, que son más bien demandas posmodernas o globalizadas. Entonces, se impuso un elemento integrador: pasamos de múltiples banderas y símbolos a uno solo”.

4. La inflación de los derechos sociales

President of the Chilean Constitutional Convention, Maria Elisa Quinteros, and vice president, Gaspar Dominguez, hold the final draft of the new constitution, before the next national referendum on September 4, when citizens will approve or reject it, in Santiago, Chile July 4, 2022.

El sociólogo Alberto Mayol ya lo había advertido en sus análisis: el maximalismo del texto finalmente opacó los derechos esenciales y fue más allá de lo que esperaba la gente. Eso, dicen otros expertos, también generó una desconexión entre lo que la Convención pensaba que quería la ciudadanía y en cómo esta concebía sus propias necesidades. En sus análisis previo a la elección, Mayol encontró un fenómeno que llamó la atención: las variables relacionadas a derechos sociales permitían aumentar el Apruebo, pero las discusiones sobre salud y educación, que son derechos sociales, más bien aportaban al Rechazo. ¿Por qué? “Porque la Constitución es, por definición, un texto muy poco concreto, y quedó todavía menos concreto en el proceso”. Tan poco concreto, dice él, que la experiencia de comprenderlo se vio truncada. “No hay políticas públicas, no hay propuestas claras. Eso hace que se transforme en desesperanza, y si además el texto no lo entiendo y me parece que está lejos de cubrir mis necesidades, ¿qué puedo hacer? Rechazo”.

El investigador del CEP Aldo Mascareño va más allá: dado que la Convención produjo un número de derechos sociales récord, asomó un lado B a lo que él llama una inflación de derechos. “Cuando hay una inflación, el valor de cada derecho disminuye. Hubo demasiados compromisos, muy variados, demasiado serios y eso generó sospecha en la confianza de la capacidad y su implementación”. Estos quedaron eclipsados bajo otras propuestas que con el tiempo fueron tomando más relevancia, como la plurinacionalidad o el sistema político. “Eso produjo una desconfianza, porque, de toda esa inmensa cantidad de derechos, el que me importa se pierde entre un mar de otros”, sostiene Mascareño.

Alberto Mayol añade una última idea a estos maximalismos: “La gente del campo tenía que hacerle caso a cómo cuidar a los animales de la ciudad. Y cuando estábamos en ese proceso resultó que era notorio, pero no se dieron cuenta nunca hasta el día siguiente, que no se les entendía lo que decían. Que sus conceptos o eran banales o eran incomprensibles. Que la gente del campo sí cree que sus animales son sintientes, pero no necesitas decirles sintientes”.

5. Los temores que irradió la Convención

Partidarios del Rechazo celebran el triunfo en la plaza de armas de Puerto Montt. Foto: Agencia Uno.

En general los cambios suelen despertar temores. Los cambios de casa o de trabajo, por ejemplo, generan ansiedad. Y eso podría extrapolarse también a un sentimiento a nivel país, piensa Sofía Donoso. “La falta de comunicación y la dificultad de aterrizar los contenidos de la Constitución dio pie a mucho temor a estos cambios. Si ese trabajo se hubiera hecho de manera más rigurosa, más tranquila, quizás esos contenidos no habrían resultado tan extraños”, afirma.

Durante las últimas décadas, la sociedad se permeó de valores liberales, piensa Aldo Mascareño. Entre ellos, la libertad de elección en salud y educación. “Es el hecho de que yo requiero apoyo del Estado, pero no quiero que el Estado me limite las posibilidades de elegir”, explica. “Entonces, aquí se percibió que la Convención estaba restringiendo esos límites de elección”.

Los temores alcanzaron también al mundo rural, donde Emilio Moya realizó capacitaciones sobre el proceso constituyente. En esos encuentros, el académico de la UC de Temuco recogió temores asociados a la propiedad de la tierra, en comunidades donde conviven mapuches y no mapuches: “El miedo a perder las tierras grafica un temor a la idea de expropiación, un cierto temor a que se nos quite algo que es nuestro”, dice.

Si hay algo que en los sectores más vulnerables se valora prioritariamente es el trabajo y la seguridad laboral. De algún modo, la gente sintió que esa seguridad estaba en riesgo, afirma Loreto Cox: “En cierto sentido, el Rechazo resume un miedo a la incertidumbre económica y laboral. No es solo que estén buscando apoyos por parte del Estado, sino que hay una preocupación muy fuerte por lo que ocurre en el mercado laboral en esos grupos, preocupación que uno no la ve tanto en los grupos de los votantes habituales”.

Finalmente, asevera Valentina Rosas, “hay más incertidumbres cuando uno convive en contextos de vulnerabilidad, con proyectos de vidas frágiles. Y si el texto, por las razones que sean, no entregaba mayor certidumbre, es razón suficiente para votar Rechazo”.

6. El gobierno y los problemas urgentes

Factores como la crisis económica y la delincuencia, para todos los expertos, es evidente que se presentan como una de las principales razones que influyeron en el resultado de la elección. Aldo Mascareño advierte que, quizás, “hubo una tendencia equivocada del gobierno de unir su destino al de la Convención”. Eso, dice él, hizo que las múltiples experiencias locales cotidianas se atribuyeran al gobierno, y añade: “Al final, fue un rechazo de condiciones locales respecto de los cuales se responsabilizaba al gobierno, como la delincuencia, el orden público y la falta de presencia del Estado en lugares alejados”.

Y es que las personas necesitaban que se solucionaran otros problemas antes, el mayor de ellos, la incertidumbre actual: “Finalmente, el Rechazo es a la incertidumbre, a aumentar la incertidumbre en los proyectos de vida de las personas”, sostiene Valentina Rosas. En esa línea, coincide con Mascareño, que esto viene de una mirada desde el territorio, desde lo micro y de la rutina diaria de la gente. “Esta propuesta -por los temas que sean, las normas que sean, con o sin fake news- no les entregaba mayores certidumbres a proyectos de vida que ya se sienten frágiles”. Eso, sumado a cierta desafección hacia el gobierno actual fueron las sensaciones que Rosas escuchó en los diálogos que Tenemos que hablar de Chile realizó para reflexionar sobre el proceso.

El cambio de escenario a nivel nacional, de alguna manera, piensa Alberto Mayol, hizo que cambiaran las prioridades. Y pese a que frente a derechos y conceptos como la igualdad también se desearan, se esperaba que, al mismo tiempo, se diera algún tipo de respuesta a los problemas más urgentes, como lo son los temas de seguridad y crecimiento económico: “El texto fue rechazado porque sencillamente habla de cosas que a la gente no le importan y omite gravemente hablar de las cosas que sí le importan”.

7. Voto obligatorio: la entrada de las minorías (o mayorías) silenciosas

4 de septiembre 2022/ PUENTE ALTO Filas y aglomeración en la entrada del local de votación ubicado en el Colegio Alicante del Sol en la Comuna de Puente Alto FOTO: DIEGO MARTIN / AGENCIAUNO

Aunque el voto obligatorio había existido en otros procesos electorales (anteriores a 2012), nunca antes en la historia del país se había juntado con la inscripción automática. Eso permitió la llegada de un grupo -no menor- de electores nuevos que terminaron siendo los protagonistas de esta elección. ¿Cómo son y cómo votaron? Aún es muy temprano para descifrarlos, dicen los expertos. Por ahora, lo que sí se puede concluir del electorado en su totalidad, explican, son dos cosas: es contradictorio y a la vez moderado.

“Contar con una población que no había participado en procesos eleccionarios hizo que aparecieran ciertas minorías silenciosas que, frente a un escenario y contexto específico, privilegiaron ciertas certezas”, dice Emilio Moya, sociólogo y académico de la Universidad Católica de Temuco.

Este último explica que, en general, la sociedad chilena no es coherente en muchas cosas, y tampoco lo va a ser en términos electorales. El error de lectura de los convencionales fue creer que porque defendían una idea en específico, defenderían también un cúmulo de otras que se relacionaban entre sí. “Hay que evitar creer que una persona que está en contra de las AFP, inmediatamente está en contra del modelo neoliberal”, sostiene Moya. Muchos movimientos sociales lo llevaron a eso y fue un error, dice.

Siguiendo ese mismo ejemplo, pensar que una persona que está en contra de las AFP y votó Rechazo significa que está votando en contra de sus intereses, es un error. Así lo cree Loreto Cox, socióloga y cientista política de la Escuela de Gobierno UC. “Es de un clasismo enorme creer que la ciudadanía no sabe lo que quiere. Ahí tienen que hacer una autocrítica los movimientos sociales. ¿Cómo no movilizaron a la población de la que supuestamente entendían sus necesidades?”.

Cox concluye que, de acuerdo a los estudios que ha analizado, la población chilena tiende a ser moderada. Este es más o menos el perfil del grupo que antes no votaba: “Son personas distanciadas de la política. No tienen posiciones muy divididas, pero si los invitas a tomar una posición va a ser más bien moderada”.