Es uno de los mejores “lectores” de tendencias globales, así como también uno de los más reconocidos analistas políticos a nivel global. Columnista de The New York Times, tres veces ganador del Pulitzer, autor de decenas de libros sobre Medio Oriente, globalización y asuntos internacionales, dice que hoy se dedica a “la traducción inglés-inglés”. Quiere explicarle a la gente los complejos fenómenos actuales, siguiendo el lema de Marie Curie: “Ahora es el momento de entender más para temer menos”. Su método siempre es el mismo: reporteo en terreno para poder comprender: “Si no vas, mejor no hagas este trabajo”. Dice que no se mete en las redes sociales y que pretende seguir así, pues su modo de aprender es el otro. Viene llegando de un largo viaje entre Londres, Jordania, Israel y China, y está escribiendo un nuevo libro sobre la inteligencia artificial y esta nueva era.
Desde Washington, donde vive, Thomas Friedman conversa vía Zoom sobre este momento de disruptivos cambios tanto tecnológicos como sociales, que plantea desafíos sin precedentes.
¿Usted cree, como muchos expertos, que ChatGPT y la inteligencia artificial generativa representan el mayor invento de la humanidad hasta la fecha?
Creo que corresponden a lo que yo llamo “tecnologías prometeicas”. Prometeo es una deidad mítica que roba el fuego del monte Olimpo y se los da a los humanos para construir la civilización. Pensemos en la imprenta, la revolución científica, la revolución agrícola, la Revolución Industrial y en este momento. Pero nuestro “momento prometeico” no se basa en una sola tecnología, como la imprenta o la máquina de vapor. Se basa en lo que yo llamo un súper ciclo: es nuestra capacidad de sentir, digitalizar, conectar, almacenar, procesar, aprender, compartir y actuar. Es la capacidad de hacer todas esas cosas en un ciclo, todo está interconectado, y luego amplificar, mediante inteligencia artificial, cada aspecto de este. Creo que, tal como los momentos prometeicos anteriores, cambiará todo: cómo gobernamos, cómo aprendemos, cómo enseñamos, cómo comerciamos, cómo peleamos guerras, cómo cometemos crímenes… Todo.
¿Y cuáles son los principales riesgos de la IA? Yuval Noah Harari y otros dicen que esto puede llevar a la humanidad a la extinción...
Mi principal preocupación, y esto es lo que me dicen los científicos, es que la ingeniería está por delante de la ciencia. ¿Qué significa? Significa que hemos dotado a esta tecnología con poderes, pero no entendemos completamente cómo funcionan. Entonces, como cualquier tecnología nueva, si queremos sacar lo mejor de ella y lo peor, hay que dejar que emerja. Eso fue cierto con la imprenta y las redes sociales. En ese entonces, Mark Zuckerberg nos dijo que nos moviéramos rápido y rompiéramos cosas, para que emergieran. Y, por supuesto, rompimos muchas cosas, porque no pusimos barreras, simplemente dejamos emerger las redes sociales. Ahora, la gente de Google me cuenta que a Bard, su versión de ChatGPT, la alimentaron con fragmentos de idioma bengalí. Y empezó a escribir poesía. ¡No tienen idea de cómo lo hizo! La ingeniería está por delante de la ciencia. No entendemos la ciencia de lo que hace. Eso significa que podría curar el cáncer o podría causar cáncer... Significa que va a hacer cosas asombrosas que no entendemos, para bien y para mal... Para entender eso, hay que dejarlo emerger. Pero tienes que estar encima de eso.
¿Cómo regular la IA, a su juicio?
Creo que, en última instancia, la única forma de regular la IA, porque es muy poderosa, es con la IA. Así que tendremos que programar y construir los Diez Mandamientos en estos sistemas, de modo que no puedas preguntarle ¿cuál es la mejor manera de asesinar a mi vecino? o ¿cómo contagiar el ébola? Creo que esta es la herramienta más poderosa que ha inventado la humanidad, y algunas personas argumentan que será la última invención de la humanidad, pues todo lo demás será inventado por IA.
Pero, ¿cómo cree que es posible regular esto de manera global, con tantas tensiones geopolíticas?
Será un verdadero desafío, y no tengo la respuesta. Es otra razón por la que la única forma de gobernar este mundo en el que nos adentramos es con lo que yo llamo coaliciones adaptativas complejas, donde todo tipo de actores diferentes colaboran juntos. Las empresas de IA están innovando a una profundidad que el gobierno ni siquiera sabe dónde está. ¿Cómo se supone que debe regular? Y ese es realmente el desafío aquí, y tenemos mucho trabajo por delante. Y esto es lo único de lo que deberíamos estar hablando en este momento.
La era “hombre-máquina” ¿Qué trabajos desaparecerán?
Es difícil de saber, pero creo que lo que viene será mucho más un trabajo de equipo humano-máquina. No solo humano, no sólo máquina, será la combinación de ambos. Eso siempre ha estado ahí, desde que obtuviste tu primera calculadora. Pero ahora el equipo humano-máquina estará mucho más equilibrado entre la máquina y el humano y será mucho más poderoso. Piensa en qué nuevas enfermedades se curarán gracias a eso. Pero, obviamente, en manos de las personas equivocadas pueden causar un daño enorme, y es por eso que nos obligará a unirnos, al igual que el cambio climático, para gobernarlo.
Esta es una aceleración de la así llamada cuarta Revolución Industrial, ¿o es una nueva revolución?
Bueno, yo argumento que ese es un muy mal nombre para esto, pues implica una continuidad con la Revolución Industrial, y esta es una discontinuidad. Así que llamo a esto la era de la aceleración, la amplificación y la democratización. Nunca tantos individuos han tenido acceso a herramientas poderosas, que amplifican los poderes humanos a un ritmo acelerado. Y, al mismo tiempo, se democratizan, se extienden por igual a más y más personas.
¿Qué deberían tener en cuenta los educadores, las universidades y los intelectuales para una nueva era en la que mucho de lo que se enseña puede estar obsoleto?
No soy un experto (en educación), pero creo que realmente hay que educar a los jóvenes para que sean buscadores de problemas más que solucionadores de problemas. Porque ChatGPT puede escribir el código por ti; simplemente puedes describir el problema y escribirá el código por ti. Así que realmente se trata de tener la imaginación, la creatividad, la visión, para buscar problemas, creo que es hacia donde la educación debe ir. Y necesitarás saber física y lenguaje y escritura, historia y psicología y literatura para ser un buen buscador de problemas. Sacar el máximo provecho de IA, ser capaz hacerle buenas preguntas, obviamente va a ser una verdadera carrera en el futuro.
¿Y qué cree que ChatGPT no podrá hacer, y que solo los humanos podrán hacer en el futuro?
No podrá desarrollar empatía. Como le gusta decir a uno de mis maestros, pasamos de los trabajos que hacíamos con nuestras manos al trabajo que hacíamos con nuestra cabeza, y ahora pasaremos a los trabajos que haremos con nuestro corazón. Esos serán los mejores trabajos. Y aunque estoy seguro de que podemos crear cuidadores robóticos, seguirán siendo robots. Así es que creo que es en los trabajos del corazón donde está mucho más del futuro, pero no del todo. En muchos de los casos, va a ser el equipo humano-máquina: ese gran especialista en cáncer que puede aprovechar la IA para identificar ahora cada melanoma de cualquier tipo y luego ejecutar análisis de datos sobre él. Creo que estamos a punto de entrar absolutamente en un nuevo Renacimiento de la innovación y la ciencia. No hay duda en mi mente. Mucho de esto será muy emocionante, pero me alegro de haber tenido mi carrera periodística cuando la tuve. Empecé con una máquina de escribir y aprendo conversando con las personas, en terreno.
La economista Carlota Pérez estudia las fases de las distintas revoluciones tecnológicas. Y hay un punto en el que todo es destrucción creativa, pero no se ven los nuevos empleos y la nueva economía, y hay agitación y populismo… ¿Estamos viviendo un momento así?
Creo que hay mucha verdad en eso. Estamos en un momento -no sólo en los empleos- de un ritmo de cambio increíblemente acelerado. Para ponerlo en un contexto norteamericano, la gente iba al almacén antes y la mujer en la caja registradora no llevaba una gorra de béisbol. Luego fueron al baño de hombres y había una mujer allí. Y luego entraron al trabajo y su jefe había instalado un robot detrás de ellos, que parecía estar estudiando su trabajo. Y todo esto sucedió al mismo tiempo. Así que su sentido de hogar, de las normas sociales y su sentido del trabajo, todo se interrumpió al mismo tiempo. Y luego vino un tipo que dijo: puedo detener el viento, pondré un muro. Y la pared no fue sólo para México, fue un muro para parar el ritmo del cambio: “Te protegeré de estos cambios”. Y de ahí vienen todos estos populistas.
En ese sentido, ¿cuánto le preocupa la nueva candidatura de Donald Trump?
Muchísimo, estoy enfermo de preocupación por eso. Como dije en una columna recientemente, solo escribo sobre tres cosas en estos días: Ucrania, Israel y Trump. Porque si Ucrania se convierte a Putin e Israel se vuelve autocrático y Trump es reelegido Presidente de Estados Unidos, el mundo que quiero dejarle a mi nieto no estará allí. Entonces, es un momento muy, muy disruptivo y este es un tiempo para que los periodistas estén en su mejor momento. Vivimos en un mundo medial donde ahora se está transformando en un negocio muy rentable hacer que la gente se vuelva estúpida y enojada. Esto es un negocio ahora, y yo estoy en un negocio diferente.
Uno de los peligros de ChatGPT es la creación masiva de noticias falsas, ¿le preocupa pensar cómo afectará esto la elección presidencial?
Sí, absolutamente. El peligro de Trump es que él ataca los dos pilares de la democracia estadounidense. ¿Cuáles son esos pilares? La capacidad de transferir el poder de manera pacífica y legítima a través de medios democráticos, y la capacidad de mantener un Poder Judicial independiente, para que ningún estadounidense esté por encima de la ley. Esa es nuestra democracia, en simple. Y va tras ambas cosas: él está tratando deliberadamente de atacar las dos cosas, porque piensa que tal como un narcotraficante, necesita un barrio quebrado. Trump sólo puede prosperar en un vecindario roto, donde todo está roto. Y luego viene y dice: yo lo arreglaré. Así es que, en realidad, está tratando de romper Estados Unidos. Y tiene mucha ayuda.
Algunas personas argumentan que la globalización está en el centro de la tendencia populista, pues los perdedores de la globalización están muy enojados. Usted fue de los primeros en escribir sobre la globalización y sus beneficios en su libro La Tierra es plana. ¿Cuáles son sus reflexiones al respecto? ¿Está de retirada la globalización, como algunos auguran?
La globalización es como cualquiera de estos grandes movimientos en la historia: hay grandes ganadores y grandes perdedores. Y creo que hay muchos más ganadores de la globalización que perdedores, pero el problema es que estas últimas personas saben exactamente quiénes son; mientras que quienes han sido beneficiados, nunca piensan en ello, y entonces obtienes una reacción muy asimétrica. La globalización no se trata solo de comercio, se trata de la capacidad de actuar globalmente. Piensa en cómo ahora ambos actuamos globalmente: estamos teniendo una conversación, casi puedes oler mi café, y tú estás en Santiago, y yo estoy en Bethesda, Maryland. Después del 11 de septiembre (de 2001), la gente decía que la globalización había terminado, terminado, terminado. Después del Covid, lo mismo. Así que no me compro nada de eso. Porque (esos críticos) no entienden que la gente quiere conectarse, y la tecnología cada día lo hace más fácil y barato. Sobre qué se conectan, si es para drogarse, negociar o compartir ideas, eso no está bajo mi control. Y eso es algo en lo que debemos trabajar, pero soy un determinista tecnológico, en el sentido de que si tenemos la tecnología para conectarnos, la usaremos, porque los humanos quieren conectarse.