Aunque se ha convertido en uno de los principales rostros del Rechazo, Ximena Rincón, senadora por el Maule, marca distancia con la derecha. Si se le ha visto cómoda en los debates con ellos, dice, es porque esta opción es mucho más transversal que el Apruebo.

Independiente del resultado de la noche del domingo, Rincón cree que no debe haber ni ganadores ni derrotados. “La lección es que tenemos que sentarnos a conversar todos y no puede haber cancelación de nadie”, dice.

¿Cuáles son sus expectativas para este domingo?

Más que expectativa, mi deseo es que no haya ni ganadores ni vencidos, sino que todos entendamos que es el inicio de un proceso para tener una buena Constitución. Creo que el Presidente debe convertirse por fin en el Jefe de Estado que llame a todo el país a la construcción de un buen texto.

¿No será una derrota del gobierno si gana su opción, el Rechazo?

Sería lamentable que alguien tratara de instalar que hay un derrotado, porque tenemos un país enfrentado, polarizado. El peor error es sentirnos victoriosos.

¿En qué posición la encuentran a usted estas elecciones respecto de su sector, la centroizquierda?

El proyecto era construir un buen texto y, en este caso, frente al mal texto, unirnos para lograr un resultado en el plebiscito que nos permita volver a partir y hacerlo bien. Me encuentro muy fortalecida en esta comunidad que conformamos.

¿Ello implicó un quiebre con la centroizquierda más allá de la DC?

No, porque esta definición la hicimos muchos de la centroizquierda, no sólo yo. Esto se lo aprendí a mi viejo: cuando tienes una convicción respecto de algo, si no la defiendes y la traicionas, te traicionas a ti mismo.

¿Aunque implique un quiebre?

Más allá de que implique salir de la tribu, tiene sentido.

¿Esto implicó salir de la tribu?

En esta decisión, sí.

¿Esta fractura en la centroizquierda se puede restañar?

La noche del 4 tenemos que entender que el país sigue y tenemos que reconversar los temas urgentes, seguridad, la economía. Debemos ser capaces de entender que tenemos desafíos que al país le importan.

Pero no los han tratado bien...

No he sentido hostilidad, salvo cuando tratan una y otra vez de ponerme en la derecha, cuando conocen mi trayectoria y qué peleas he dado. Yo no me la compro. No se la compran ni ellos.

Tampoco se les ha visto incómodos en los debates junto con la derecha...

Son espacios en torno al texto, no el desarrollo de un programa. Eso demuestra que la transversalidad del Rechazo es mayor que la del Apruebo. La lección de todo esto es que tenemos que sentarnos a conversar todos y no puede haber cancelación de nadie. Cerrar el debate constitucional es un desafío en sí mismo, pero además hay que resolver los grandes temas pendientes para la ciudadanía. Eso supone una alianza mucho más transversal.

¿Ve posible una reestructuración de la relación con la derecha?

Aventurar alianzas posibles antes del 4 es bien arriesgado.

¿En qué punto del espectro político se ubica?

¿Yo? En el centro.

¿Cómo se conjuga esa urgencia por ponerse de acuerdo en los grandes temas con la discusión constitucional?

No va a ser tan complejo ni largo. Y podemos mascar chicle y caminar a la vez. El país necesita que cerremos discusiones, el tema salud, pensiones, el tema vivienda y agua potable. No podemos seguir esperando. Además, en los grandes lineamientos creo que estamos de acuerdo.

Mario Téllez / La Tercera

¿Y va a estar la voluntad en el Congreso para que así sea?

Este es el juego de la democracia. El gobierno tiene un programa, tiene que discutirlo en el Parlamento. Ahora, mi gran pregunta sería: ¿Necesita el país una nueva reforma tributaria? ¿O necesita una reforma en materia de propiedad, crecimiento y desarrollo, en innovación y tecnología?

Eso implica que el gobierno esté dispuesto a ceder su programa.

Si el gobierno está leyendo lo que está pasando con el crecimiento en el mundo y en Chile, yo me entraría a preocupar, porque tenemos un problema, ¿a quién le vamos a cobrar impuestos si no hay crecimiento?

¿Qué rol le asigna al Presidente para lo que viene post 4-S?

Dependerá mucho de su actitud, me encantaría que fuera de Presidente de todos y de todas. Creo que el tono, el diálogo, todo tiene que recomponerse el domingo en la noche. Y hay actores fundamentales que están en el Parlamento que les corresponde por el país entender que ese día se inicia una nueva oportunidad.

¿Este acuerdo debiera ser rápido?

Debiera empezar a conversarse el lunes.

Si la clase política se aboca sólo al tema constitucional y se dejan de lado las grandes urgencias, ¿qué riesgo que se corre?

Sería una irresponsabilidad hacerlo así. En estos meses hemos sido súper críticos exigiendo al gobierno una agenda legislativa. Ha habido una pausa, y no resiste más. Por eso le pedimos al Presidente que vuelva a ser Jefe de Estado y deje de ser jefe de campaña.

¿Y cuál es el riesgo si no ocurre eso? ¿Un nuevo estallido?

Podría ser, pero el estallido tenía otra connotación. Esto es mucho más profundo. La situación hoy es más compleja, porque tienes tres frentes: el de seguridad, el económico y el debate constitucional. Y eso en un gobierno con personas que no habían gobernado antes, que están todos los días dando explicaciones, puede ser desastroso. Por eso es tan importante que todos los sectores nos pongamos en disposición de colaborar con el gobierno. Y dos, pactar el camino constitucional para cerrarlo de una buena vez.