Las licenciaturas humanistas adquieren relevancia para desarrollar el pensamiento crítico que requiere la sociedad

¿Cómo educarse en un mundo cada vez más digital, utilitario, instantáneo, donde los algoritmos y la infodemia parecieran ganarle a la reflexión y el entendimiento profundo del ser y de su existencia? ¿Es necesario comprender quiénes somos, pensar sobre las tendencias de la sociedad y cultivar el hábito del pensar?

Como respuesta a este escenario, las y los estudiantes que se plantean ingresar a la educación superior el próximo año pueden encontrar en estas licenciaturas una buena alternativa para especializarse en el estudio profundo de la filosofía, la literatura, la historia y el arte y conservación del patrimonio. Todas estas disciplinas responden de manera integral a los desafíos que se plantean en nuestra sociedad actual y futura.

“Los filósofos, con honrosas excepciones, estamos al debe, pues no hemos estado presentes, en cuanto filósofos, en las grandes discusiones nacionales, ni aportando ideas para la solución de los grandes problemas que aquejan al país. Necesitamos pensadores en la ciudad, preocupados de la Polis”, plantea Eugenio Yáñez, director de la Escuela de Humanidades de la Universidad San Sebastián (USS).

Yáñez agrega que “si bien estamos conscientes de que no es fácil emprender estudios de filosofía, estamos convencidos de que, inmersos en esta gran crisis de sentido, donde la utilidad es la medida de todas las cosas, estudiar filosofía permite de modo sereno y riguroso conocer la realidad, y de ese modo, aportar al bien común comunicando la verdad, expandiendo el bien y haciendo esplender la belleza”.

El académico explica el camino que van a seguir las y los jóvenes que ingresen a Licenciatura en Filosofía: “A partir de un recorrido histórico o panorámico, desde la filosofía antigua, hasta el estudio del arte y la belleza, a la filosofía contemporánea, pasando por la medieval, la metafísica, la antropología, la ética, la filosofía política, de la cultura, de la naturaleza y de la educación, esta licenciatura pretende desarrollar en los alumnos el habitus filosófico, el hábito del pensar, con el fin de capacitarlos para comprender de mejor manera la existencia humana, darle sentido a la vida y poder, desde ahí, iluminar los desafíos y complejidades que aquejan a nuestra sociedad”.

Una vez terminada la licenciatura -sostiene Yáñez- “la USS le ofrece de modo gratuito al estudiante la posibilidad de realizar el curso de formación pedagógica que lo habilita para realizar docencia, y, además, le otorga la posibilidad de obtener una beca para una estadía en países como España y Portugal para estudios de postgrado con el fin de especializarse”.

Por otro lado, los egresados de esta licenciatura pueden desarrollar proyectos culturales y académicos desde una perspectiva filosófica realista, desempeñándose en el ámbito universitario, en colegios, think tank, entre otros.

La Licenciatura en Arte y Conservación de Patrimonio permite al futuro conservador de patrimonio formalizar su trabajo, vincularse con el medio y desarrollar investigación para poder responder a una necesidad de la comunidad cada vez más relevante.

“La conservación de los bienes materiales e inmateriales que constituyen patrimonio ha cobrado relevancia no solo a nivel de las instituciones, sino que un interés creciente por parte de las comunidades. Este fenómeno ha implicado un aumento exponencial de los procesos de patrimonialización”, afirma Carlos Maillet, arquitecto y director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio que la USS imparte en su sede de Santiago.

No obstante, este auge por más y mejor patrimonio no ha estado acompañado por el desarrollo de las competencias profesionales de quienes tienen la misión de conservarlo. Así lo demuestran los diagnósticos de la situación de los museos en los últimos años, en la que solo el 26,7% de los inscritos en el Registro de Museos de Chile ha logrado su consolidación, con personal especializado y manejo de colecciones adecuado; el 52,9% alcanza nivel intermedio, con baja capacitación del personal; y el 20,4% está en nivel incipiente.

En esta misma línea, Maillet sostiene que la conservación y restauración del patrimonio constituye hoy un área crítica que hay que suplir con una formación de profesionales que puedan desarrollar proyectos en el ámbito de las artes, de la creación, la conservación patrimonial, la restauración y la puesta en valor de todo lo que tiene que ver con la cultura, mediante una mirada ética, crítica y con responsabilidad social.

El académico agrega que esta licenciatura de la USS posee ejes que atraviesan los cuatro años que duran los estudios: conservación y restauración del patrimonio; historia del arte; desarrollo en artes visuales; economía creativa para fomentar la innovación cultural. Así, la formación de las y los estudiantes contiene una fuerte contraparte técnica, sustentada en convenios tanto nacionales como internacionales, tales como los existentes con el Centro Nacional de Conservación y Restauración, los Museos Vaticano y el Centro Latinoamericano del Vitral.

La mirada histórica, rigurosa, basada en documentos, permite observar y reflexionar en torno al pasado, y ayudar a la sociedad a dilucidar elementos y tendencias subyacentes en el presente para la correcta toma de decisiones. Los profesionales que se dedican al estudio de la historia adquieren las herramientas y capacidades necesarias para analizar de manera coherente a la sociedad en que vivimos.

Sebastián Hurtado, académico del Instituto de Historia de la U. San Sebastián y director de esta licenciatura que se imparte en Santiago y Concepción, explica que “esta disciplina es la que mejor permite una aproximación amplia del conocimiento, de perspectivas directas a través de medios que permiten una gran amplitud de expresiones. Es esencial de la naturaleza humana el observarse, tratar de comprender la evolución de acontecimientos y corrientes de pensamiento que han impactado en el devenir de la sociedad”.

El académico agrega que una de las principales características de esta licenciatura es formar a sus estudiantes en una visión integral, con un sello del cultivo del pensamiento histórico como habilidad, no solamente en traspaso de contenido. “Historia de Chile, Civilizaciones y Culturas Pre-hispánicas, Historia global e Historia Intelectual son algunos de los ramos de la malla que pretenden enfocarse en el hábito de pensar históricamente y promover el pensamiento crítico en nuestros alumnos”, sostiene.

Con un cuerpo académico de primer nivel y al alero del Instituto de Historia de la USS, destacan historiadores como: Joaquín Fermandois, presidente de la Academia Chilena de la Historia y del Instituto de Chile, es uno de los académicos más connotados del Chile actual; Mariana Perry, doctora en Humanidades de la Universidad de Leiden de Países Bajos; Cecilia Morán, primera graduada del Doctorado de Historia de la U. San Sebastián; Alejandro San Francisco, doctor en Historia, University of Oxford de Inglaterra, quien tiene, además, una alta participación en la contingencia nacional, entre otros.

Estudiar literatura, en una época como la actual, dominada por la técnica y el utilitarismo, es una invitación a sumergirse en un fascinante mundo que permite conocer y comprender mejor la existencia humana a través de las letras para otorgarle sentido a la vida y, por extensión, hacer un aporte al bien común y a la sociedad.

Eugenio Yáñez señala que esta licenciatura se imparte en las sedes de Santiago y Concepción. “Las y los estudiantes tendrán una formación académica sustentada en la teoría literaria, la historia de la disciplina y sus principales obras, tanto universales como latinoamericanas, que los habilitan para desempeñarse en el estudio de la literatura en todas sus dimensiones; es decir, en la comprensión, análisis e interpretación de textos, utilizando los recursos teóricos, estéticos, lingüísticos y gramaticales que caracterizan el género narrativo”.

El campo laboral para los egresados de esta licenciatura puede ser: trabajar en editoriales, en la edición especializada de textos de diverso tipo, en la elaboración de programas de estudio, en medios de comunicación masivos y digitales; participar en organismos no gubernamentales de índole educacional e intelectual y asesorar think tanks, así como en el ámbito académico universitario.