100 años de seguridad social en Chile: base para la cohesión nacional
En 1924, el Estado chileno creó el primer seguro social obligatorio, que dio inicio a un sistema de protección que mejoró notablemente la calidad y esperanza de vida de la población chilena en las siguientes décadas.
“Artículo 1: Declárase obligatorio el seguro de enfermedad, invalidez y accidentes del trabajo, para toda persona, de cualquiera edad o sexo, que no tenga otra renta o medio de subsistencia que el sueldo o salario que le pague su patrón”. Así, hace 100 años se promulgó la ley 4.054 que creó la primera Caja de Seguro Obligatorio en Chile que dio inicio al sistema nacional de seguridad social.
Era 1924. El primer gobierno de Arturo Alessandri Palma pasaba por varias dificultades y la sociedad chilena, al igual que buena parte del mundo, llevaba décadas de un explosivo crecimiento de la población urbana —en 1865 sólo el 29% vivía en ciudades, en 1920 era el 47%—, proceso que coincidió con el “atraso general en el que ésta se encontraba”, según el historiador Sergio Grez, en cuanto a prevención y tratamiento de enfermedades. Los trabajadores y sus familias estaban “abandonados a su suerte” por un Estado “profundamente asocial”.
Como explica la historiadora María Angélica Illanes, autora de Historia social de la salud pública, el descontento de la clase obrera, impulsado por la Revolución Rusa, obligó a los países a desarrollar “políticas de protección social dirigidas a aliviar los efectos sufridos por la explotación en el trabajo y que también neutralizaran los ánimos revolucionarios”.
Así, Chile comenzó a desarrollar un “Estado de Responsabilidad Social”, una transformación que supuso la creación de numerosas instituciones —como cuatro ministerios dedicados a la política social, una Escuela de Visitadoras Sociales, una Ley de Medicina Preventiva (1938) y un Servicio Nacional de Salud (1952)— que apuntaron “a generar un bienestar social, especialmente entre las clases trabajadoras y los sectores medios”.
¿Qué había en Chile antes de eso? “Solo un asistencialismo privado”, responde Rafael Urriola, autor de Historia de la protección social de salud en Chile. “Funcionaba, pero dependía única y exclusivamente de la voluntad de esas instituciones, ya fuera la Iglesia o instituciones de trabajadores, como las mutualidades”.
Las mutualidades de empleadores, como la Achs, creada en 1958, nacieron en tiempos en los que en Chile ocurría un accidente laboral cada 27 segundos. Gracias a la visión social de un grupo de empresarios provenientes de la Sociedad de Fomento Fabril, (SOFOFA) y de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (ASIMET), las mutualidades, además de entregar asistencia, funcionaron como plataforma para incidir en la creación de mejores condiciones para la clase trabajadora.
“Durante décadas, las mutualidades de empleadores han cumplido un rol esencial en el sistema de seguridad social del país, siendo su principal tarea la protección de las y los trabajadores. De esta manera, buscan entregar prevención, cuidado y salud en ambientes laborales, lo que contribuye a que las personas tengan la certeza que frente a un accidente o enfermedad laboral, contarán con una atención de salud oportuna y de calidad, así como apoyo económico”, explica Juan Luis Moreno, gerente general de la Achs.
Sumados los esfuerzos de este nuevo Estado Asistencial es que se instauraron en la Constitución de 1925 los cambios de las mutualidades ya existentes y así los progresos clave en infraestructura, agrega Urriola, “como la universalización del agua potable”. La calidad y la esperanza de vida de la población chilena se elevó exponencialmente en las siguientes décadas.
Hasta 1920, casi uno de cada cuatro niños nacidos en Chile moría antes de cumplir un año. En 1975, esa cifra había bajado en un 78%. La esperanza de vida antes de la seguridad social pública era apenas de 31 años, para 1970 se había duplicado y llegaba a los 62.
Junto a la Caja de Seguro Obligatorio, que proveyó de asistencia y previsión a miles de familias, “el Servicio Nacional de Salud fue el gran aparato de protección social institucional”, según Illanes. “Desde los años 40, tomó bajo su alero a toda la familia trabajadora del país, configurando un nuevo modelo de nación, vista como una sociedad organizada en torno al cuidado social institucional”.
Desde este logro social, que convirtió a Chile en un precursor de la seguridad social en Latinoamérica, el sistema de mutualidades ha avanzado, mejorando los indicadores de protección de las y los trabajadores en el país. La cantidad de trabajadores protegidos en Chile ha aumentado de 68% a 79% desde 2015 a 2023, mientras que la tasa de accidentabilidad disminuyó de 3,7% a 2,6% en el mismo periodo, destacando la Achs por su estrategia preventiva y sus resultados, alcanzando una tasa de accidentabilidad de 2,5%, la más baja del sistema.
Luego de estos años de consolidación del seguro laboral, Chile ha avanzado en generar mejores condiciones ocupacionales, promoviendo espacios de trabajo más seguros, con organizaciones que priorizan la prevención y que valoran la importancia de este sistema. Pese a ello, el seguro social en Chile tiene grandes retos por delante en cuanto a modernización y adaptabilidad, desafiando a las mutualidades a crear estrategias preventivas adaptables y conscientes del entorno.
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