Cómo generar el hábito para ahorrar en nuestras diferentes edades

ahorro

Desde guardar monedas en una alcancía hasta invertir en un APV para mejorar nuestras pensiones. Todas son formas distintas de ahorro que independiente del lugar en el que estemos, siempre es necesario mantener presente.



¿Desde cuándo debemos comenzar a ahorrar? La respuesta de todos los expertos siempre será “mientras más temprano, mejor”. Quizás es por eso que existe la costumbre de abrir una cuenta de ahorro a los niños cuando ni siquiera saben contar y luego la aparición de las alcancías, ya sea con forma de chanchito o las más modernas con movimientos mecánicos y colores.

Pero lo cierto es que el ahorro, independiente de su forma, es uno de los principales hábitos de la salud financiera. Por un lado, nos permite controlar nuestros gastos, pero también es una forma responsable de acumular dinero para luego adquirir un bien o servicio que en estos momentos no está a nuestro alcance.

Por definición, el ahorro es todo el ingreso que no se destina ni al consumo ni al pago de suministros. Para un niño puede ser parte de su mesada, el vuelto que le quedó tras ir a comprar y para un adulto es la parte del sueldo que no es destinada ni al pago de cuentas, ni al consumo mensual, ni al ocio, sino que queda como un resto.

A diferencia del crédito, el ahorro depende exclusivamente de tus ingresos, es decir, nunca puedes ahorrar más de lo que ya tienes y por lo general es solo una porción de ello. Pero desde el punto de vista de la Salud Financiera el ahorro tiene necesita de dos características esenciales: debe ser constante y debe acorde a los resultados que queremos.

La primera parte es quizás la más relevante ya que es la que aprendemos desde que somos más pequeños. El ahorro es una suerte de inversión sin riesgo, ya que el dinero se queda ahí sin moverse, salvo que esté en una cuenta de ahorro que en ese caso se le puede realizar un pequeño interés y reajuste anual.

Por lo mismo, la única forma de que el ahorro crezca es con constancia. A diferencia de una inversión, cuyo valor fluctúa dependiendo del desempeño del mercado, el ahorro siempre va a crecer principalmente con el aporte del mismo usuario. Y por eso es necesario enseñar desde muy pequeños el valor del dinero, pero también la constancia.

En esos momentos no es necesario que se cree un régimen fijo, puede ser variable, pero con el tiempo se darán cuenta que la constancia en el ahorro más el tiempo son los mejores aliados.

Una vez adquirida esa mentalidad ¿Cómo puede ayudarnos en el mundo adulto?

Los principios básicos siguen siendo los mismos: el ahorro debe ser constante, mantenerse en el tiempo y con un objetivo final en mente. Y para ello, el orden de las finanzas es claro. Una cuenta ordenada debiese tener claro, mes a mes, cuánto de sus ingresos está destinado a gastos, a inversiones y al ahorro y ese dinero, por regla general, nunca debería tocarse.

Hoy los bancos entregan herramientas que automatizan ese proceso, como un PAC Automático que se descuenta del sueldo y va a parar a alguna de las alternativas de ahorro o de inversión de riesgo bajo que tenga la institución, como depósitos a plazo, cuentas de ahorro o fondos de inversión más conservadores.

En ese caso, la flexibilidad es mayor y dependerá finalmente para qué necesitas ese ahorro. Si no es para un gasto inmediato, la idea es optar por opciones a plazos fijos, con retiros pactados y en cantidades que vayan creciendo con el tiempo. Si en cambio, necesitas algo solo para proteger el valor del dinero frente a la inflación, o para tener un respaldo ante cualquier eventualidad, es mejor elegir planes de ahorro indefinidos y con mayor número de giros, aun cuando el interés sea menor ya que el objetivo acá es resguardar nuestro dinero para algún proyecto, gasto o eventualidad.

Finalmente, también existe la posibilidad de hacer ahorro para un plazo mucho más largo a través del APV -ahorro previsional voluntario- que funciona como un aporte extra a nuestras cotizaciones obligatorias y que pueden tener algunos beneficios adicionales, como retiros anticipados.

Lo importante es que sin importar la manera ni el fin, el ahorro es parte fundamental de cualquier plan de salud financiera, ya que es lo que nos puede permitir con el tiempo cumplir algún sueño, tener holgura en caso de eventualidades o simplemente dejar que el dinero no pierda su valor con el tiempo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.