David Sim, autor de Soft City: “El barrio no es solo un lugar, es un estado mental”
El experto en urbanismo participó de la última jornada de Conferencia Internacional de Ciudad, donde compartió su teoría sobre cómo se pueden construir barrios y ciudades “suaves”, que aporten a la calidad de vida de las personas.
David Sim, experto en urbanismo y autor de Soft City, fue parte del último de los tres días de la Conferencia Internacional de Ciudad 2022, donde compartió su teoría sobre cómo una ciudad más suave y amable puede mejorar la calidad de vida de las personas, e incluso su salud a largo plazo.
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de una ciudad suave? Sim se refirió a la comodidad y confianza que sienten las personas, cuando el ambiente es adecuado. Cuando las ventanas dan a la calle y los niños pueden jugar con tranquilidad afuera porque hay un adulto siempre atento, o donde los espacios públicos son capaces de entregar una sensación constante de estar de vacaciones, invitando a improvisar picnis, a nadar en el mar, a compartir con la familia y los amigos, sin cerrar la puerta de la casa, en caso de que el gato quiera salir a caminar. “Cuando existe una sensación de barrio y confías en la gente que está a tu alrededor, puedes dejar la puerta abierta”, explica.
En ese sentido, es enfático en señalar que “el barrio no es solo un lugar, es un estado mental”. Pero añade, haciéndose cargo de las críticas que estas ideas podrían suscitar: “Podrás pensar que es tierno ver suecos nadando en el mar, como si n hubieran cosas terribles pasando en el mundo, como las inundaciones en Dinamarca. O sabes que en Chile van 13 años de sequía, y lo que eso significa para la vida cuando no se cuenta con lo básico. Al mismo tiempo, vemos una pandemia que no está relacionada al Covid, sino que al estilo de vida, como lo es la obesidad. Y quien creería que en las ciudades, que están cada vez más pobladas, las personas se sentirían tan solas”.
Y se pregunta cómo entonces, podemos creer que la urbanización es algo positivo. “Si usamos nuestros lentes de antropólogos, podemos ver que hay grupos diversos de personas caminando por las calles”, dice y añade: “No es solo desarrollo urbano, es salud pública, es democracia, cuando distintas personas comparten un mismo espacio”. Y recuerda su trabajo con Jan Gehler, “el Robin Hood de la arquitectura”, que quería devolver la ciudad a las personas.
Pero ¿cómo hacer una ciudad suave, que sea amigable para las personas y que las invite a disfrutar de los espacios públicos? Para David Sim, la respuesta está en el uso que se le da a las calles, a las veredas, y compara cuadras enteras rodeadas con muros de mármol, que aunque son caras no invitan a caminar por ahí, con manzanas llenas de almacenes, con restaurantes de ventanas abiertas que invitan a entrar y a ser parte. “Los comerciantes, los vendedores, saben cómo apelar a los sentidos humanos creando un ambiente más suave”, asegura, porque a ellos también les sirve que prestemos atención a sus productos y a sus locales.
“En la vida pública”, cuenta, “los suizos juegan ajedrez, que puede ser para algunos la actividad más aburrida. Pero les da una excusa legítima para estar en el espacio público y empezar una conversación”.
El especialista entregó tres claves para crear ciudades más suaves, a partir de sus conocimientos. Estas son, en primer lugar, conectar a las personas con el lugar, ayudándolas a vivir de forma más local, con patrones urbanos que entreguen valor a la ciudad. Un ejemplo de esto son los patios interiores, donde los niños y niñas pueden jugar con tranquilidad.
Luego habla de conectar a las personas con otras personas, mientras realizan sus tareas habituales, de tal forma que se sientan cómodos con sus vecinos. Habla de veredas amplias que ayudan a los niños a llegar al colegio sin la necesidad de cruzar la calle, o de las facilidades que tienen las personas para movilizarse a pie o en bicicleta.
Por último, se refiere a conectar a las personas con el planeta y el ambiente. “Una de las cosas más significativas que podemos hacer es crear nuestro propio clima, a través de la forma de los edificios, de los techos y de los patios”, explica, dando como ejemplo muros que permiten disfrutar del sol, incluso en días fríos, o pórticos que crean sombra y ambientes más frescos.
Pero ¿Cómo podemos llevar estas ciudades más suaves a Chile? Según Sim, esto es muy posible, considerando la buena calidad arquitectónica, el buen clima y la gran cultura de uso de espacio público. E hizo un llamado a pensar en pequeña escala, pensar en bajo- para poder tener espacios que coexistan en un mismo lugar-, pensar lento- pero cómodo- y por último, pensar en simple.
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