El incidente Taiwán: Claves y consecuencias de un nuevo conflicto entre Estados Unidos y China
La visita relámpago de Nancy Pelosi a Taipéi ha generado movimientos de tensión bélica de los cuales todavía no se terminan de calcular sus alcances. Ejercicios militares, castigos comerciales y el recordatorio de la guerra en Ucrania forman parte del conflicto. Fernando Reyes Matta ex embajador en China (2006-2010) y director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China (CELC) de la Universidad Andrés Bello, analiza las implicancias del affair Pelosi.
A los 82 años, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de representantes de Estados Unidos, se transformó en la mayor velocista política de los últimos años. Sin hacer caso a las advertencias del Pentágono, la Casa Blanca y del mismo gobierno chino, no dio su brazo a torcer y concretó su viaje relámpago a Taiwán y con ello logró aumentar las tensiones entre el país norteamericano y el gigante asiático.
Fernando Reyes Matta ex embajador en China (2006-2010) y director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China (CELC) de la Universidad Andrés Bello, sostiene que, aunque la visita duró pocas horas, fueron suficientes para mover el complejo escenario internacional en que está el mundo. Para Reyes Matta, lo relevante es entender por qué, ante todas las advertencias, lo hizo. “Ella escribió un artículo en el Washington Post donde señaló que iba a hacer el viaje de todas maneras debido a que consideraba que era un deber y lo ligó con la ley que hace 46 años se dictó en el Congreso de Estados Unidos, la ley de relaciones con Taiwán, la cual definió la relación más allá del reconocimiento que Estados Unidos había hecho del concepto de ‘una sola China’ y el establecimiento de relaciones con la República Popular China. A partir de la interpretación de esa ley, es que Pelosi tomó la autonomía para realizar el viaje”, explica.
FACTOR ELECCIONES
Según el director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China (CELC) de la Universidad Andrés Bello, Pelosi hizo el viaje, principalmente, porque hay elecciones en Estados Unidos en noviembre y es posible que ella, como líder de la campaña de los demócratas, que tienen una situación muy compleja, no pueda seguir como cabeza de la cámara de representantes. “Una parte del propósito del viaje es reforzar su posición política interna y en cierto sentido coincide con alguno de los intereses de los demócratas. No hay un llamado de Biden diciendo que no vaya, sino que la deja hacer y al mismo tiempo abre una puerta para responder a las autoridades chinas respecto a que Pelosi tiene la autonomía para actuar por su cuenta”. El ex embajador chileno argumenta que Pelosi se escuda en que hay un voto solemne de Estados Unidos por apoyar la defensa de Taiwán. “La movida que ella hace no les viene mal a los senadores republicanos y demócratas y ciertos sectores privados de Estados Unidos que están buscando la manera de tensionar la relación con China, haciendo ver que el tema de Taiwán no puede seguir la misma ruta que ha tenido Rusia con Ucrania. Eso también está latente”, plantea.
LA ISLA REBELDE
Medios internacionales han sostenido que, para el gobierno chino, Taiwán es visto como una “isla rebelde”. Con un tamaño equivalente a cualquier provincia de la zona central de Chile, Taiwán, conocida como la isla de Formosa cuando fue descubierta por Portugal en 1544, actualmente tiene 23 millones de habitantes. Su intrincada relación con China se estableció en 1949, cuando los nacionalistas chinos pierden la guerra civil y los comunistas ganan el poder. “Los derrotados huyen a Taiwán, que está a 130 kilómetros de la China continental y se instalan ahí”, explica Reyes Matta, quien sostiene que Estados Unidos reconoció por muchos años a ese gobierno de Chiang Kai-shek y sus sucesores como los representantes legítimos de China en el mundo. “Cuando se crea Naciones Unidas, el sillón de China lo tienen los representantes de Taiwán, hasta el año 1971, cuando la Asamblea General resuelve que ese asiento le corresponde a la República Popular China”, apunta.
Luego de este cambio, el presidente Nixon visitó a Mao en 1972 y ahí se estableció el concepto de “una sola China” donde tanto Taiwán como China continental coinciden en el concepto de que China es una sola. “Desde ahí se crea un statu quo de esta relación, que es lo que está hasta hoy. Estados Unidos no tiene relación diplomática con Taiwán, pero le da asistencia militar y respalda sus desarrollos comerciales. Hay que recordar que, en caso de la APEC, de donde también Chile es miembro, es una asociación que no acepta el concepto de países, sino que se llama asociación de economías y ello permite que China y Taiwán participen”, dice el académico de la UNAB.
MICROCHIPS Y GEOPOLÍTICA
Como castigo por la visita de Nancy Pelosi a la isla, China bloqueó la importación de cítricos y pescado de Taiwán, pero evitó imponer sanciones en el área de tecnología y manufactura, donde Taiwán tiene un lugar fundamental a nivel global. “Tienen mucho poder en ciertas áreas, una de ellas es clave en su relación con China, que es la producción de chips microprocesadores ni más ni menos, que determinan el desarrollo digital que China tiene. Taiwán es el principal inversionista en China. La cantidad de interacciones económicas es muy alta”, sostiene Reyes Matta.
En ese sentido, según informa el portal Infobae, el comercio bilateral entre ambos países aumentó 26% el año pasado a 328.300 millones de dólares. Taiwán fabrica la mitad de los chips del mundo y tiene tecnologías que China no puede igualar. “La economía global no puede funcionar sin chips fabricados en Taiwán o China”, dijo Carl B. Weinberg, de High-Frequency Economics, en un informe.
Las tensiones militares provocadas por la visita de Pelosi a la capital isleña, Taipei, para reunirse con la presidenta Tsai Ing-wen, generó que en la víspera del viaje concretado este martes, el portaaviones Ronald Reagan de la Armada de Estados Unidos se instaló cerca del lado sureste de Taiwán en el Mar de Filipinas; pero China, ahora con dos portaviones, el Liaoning y el Shandong, los ubicó próximos a la isla en el norte y el sur. Fernando Reyes Matta plantea que según el diario chino Global Times, ligado a una de las alas más nacionalistas del Partido Comunista Chino, “el medio publicó una declaración de alto mando militar: ‘así como la Armada de los Estados Unidos usa su portaaviones para mostrar disuasión, los portaaviones de la Armada de China también pueden servir para ese propósito’”.
El G7 expresó su “compromiso compartido de mantener el orden, la paz y la estabilidad internacionales basados en reglas a través del Estrecho de Taiwán y más allá. Hacemos un llamado a la República Popular China para que no cambie unilateralmente el statu quo por la fuerza en la región y para que resuelva las diferencias a través del Estrecho por medios pacíficos. No hay cambios en las respectivas políticas de China ni en las posiciones básicas sobre Taiwán de los miembros del G7″, sostuvieron en una declaración de sus ministros de Relaciones Exteriores este miércoles ante los movimientos militares que han aumentado en la zona estos días.
Respecto a las consecuencias del incidente, el ex embajador Reyes Matta indica que está claro que la visita de Pelosi ha generado para Estados Unidos y el mundo otro foco de tensión además de la complejidad de la guerra en Ucrania. Estados Unidos ha estado acusando en los últimos meses de que China se prepara para un ataque para retornar a Taiwán a su soberanía. Beijing lo niega y la consideración que tienen es que Taiwán será reincorporado por vías pacíficas. “A mi juicio no habrá más que ejercicios militares en el entorno de la isla, que partirán estos días. La señora Pelosi volverá a Estados Unidos después de su gira y se preparará para las elecciones intermedias parlamentarias de noviembre. También hay elecciones en China, que es en el Congreso del Partido Comunista. Todo indica que Xi Jinping será reelegido, pero no va a ser una elección fluida y fácil. Habrá un debate mayor respecto a la posición que China seguirá teniendo en medio del debate de la geopolítica por encima de las relaciones comerciales que la globalización había creado”.
Y agrega que “en paralelo veremos cómo de una u otra forma el Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, por el lado de Estados Unidos, y Yang Jiechi, Consejero de Estado chino, impulsan su diálogo buscando un cauce para superar la crisis generada por Pelosi”.
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