Enseñando matemáticas bajo las estrellas

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Maritza Arias recibió este año el premio Global Teacher Prize Chile 2021, galardón conocido mundialmente como el “Nobel de la educación”, por su trabajo en un colegio del Valle del Elqui, donde combina la aritmética con la astronomía. Esta mezcla entre su gran vocación y pasión por la ciencia la pudo materializar en un manual que presentó como tesina al finalizar un diplomado en Astronomía General en la UNAB, que consiste en una serie de ejemplos con actividades donde se combinan ambas disciplinas.



Maritza Arias Manríquez (43) es profesora de matemáticas del Colegio Leonardo da Vinci de Vicuña, en la Región de Coquimbo. Nació muy lejos de allí, en el sur, específicamente en la comuna de Renaico. Se crio en un sector rural y asistía a una escuela que quedaba a 3 kilómetros de su hogar, a la que día a día se iba caminando. En dicha localidad tuvo sus primeros acercamientos con la astronomía, ciencia que se transformó en su gran pasión y que luego supo mezclar magistralmente con su vocación docente, lo que la llevó a ganar este año el Global Teacher Prize Chile 2021.

“Desde que tengo memoria he tenido interés por la ciencia. Cuando uno es chico no se da cuenta de esas cosas. Después cuando lo analizas, de acuerdo a lo que tus papás te cuentan, ahí uno entiende que lo que yo iba desarrollando era la mente curiosa, que es lo primero que desarrolla un niño cuando está en etapa. Quieres indagar, buscar respuestas y hacer experimentos naturales, lo que en el campo es súper fácil”, cuenta sobre su infancia.

Sobre cómo nación su interés por los astros y planetas, Maritza cuenta que “yo miraba el cielo en la noche con mi mamá. Ella me empezó a mostrar las estrellas y yo quedé fascinada. Cuando pasó el cometa Halley el año 1986 yo tenía siete u ocho años, y estuve toda la noche esperando poder verlo, porque yo pensé que se vería una cosa espectacular, y la verdad por lo que leí años después fue un cometa poco apreciable en cuanto a visibilidad. Recuerdo perfectamente esa noche, era súper chica, pero igual que me quedé esperándolo. Son cosas que me marcaron”.

Tras cursar la enseñanza media en el Liceo Comercial de Angol, donde optó por la especialidad de Ventas y Publicidad sólo para superar su timidez de infancia, Maritza se dio cuenta de que las ganas de enseñar estaban por sobre cualquier otro interés profesional, incluso más allá de su gran amor por la astronomía. Por ello decidió estudiar Pedagogía en Matemáticas y Física en la Universidad de Concepción.

“Lo que más quería era enseñar, si de algo estaba segura era que quería estudiar pedagogía. Fui analizando y primero me pregunté para qué era buena. Ganó la matemática porque me di cuenta que era lo que más me gustaba, se me hacía fácil”, relata. Además, explica que “yo no estudié astronomía ni lo hubiera estudiado tampoco porque es una carrera de investigación, y si bien a mí me gusta mucho esa área, me gusta aún más enseñar”.

En busca de cielos despejados

Durante ocho años se desempeñó como profesora de matemáticas en la capital del Bío Bío. “Le hablaba de astronomía a mis alumnos en las clases de matemáticas y cada vez más seguido incorporaba ejemplos astronómicos, lo que es súper pertinente, porque es una ciencia que se desarrolla a través de pura matemática desde el punto de vista de lo científico y de la investigación”, asegura.

Sin embargo, esta pasión por la astronomía la llevó a buscar nuevos rumbos y cielos más despejados. “Quise buscar un lugar donde yo pudiera desarrollar esto de una manera mucho más potente, y qué mejor que el Valle del Elqui. Empecé a buscar cómo hacerlo, porque era un traslado de más de mil kilómetros sola con mi hijo. Me vine en febrero de 2014 después de buscar trabajo por internet. Encontré uno y afortunadamente se me hizo fácil. Había un aviso del Colegio Leonardo da Vinci de aquí de Vicuña, mandé mi currículum, a los cinco minutos me llamaron por teléfono y me citaron a una entrevista. Al otro día ya estaba acá para la entrevista, me vine en bus, y me contrataron enseguida”, indicó.

“Desde el día uno el colegio me apoyó para tener mi academia de astronomía, que se ha venido realizando con estudiantes desde Séptimo Básico hasta Cuarto Medio. Nosotros realizamos actividades dentro y fuera del colegio, a las que los alumnos asisten de forma voluntaria”, relata.

Con la posibilidad de llevar a cabo sus dos pasiones en uno de los lugares con mejor visibilidad del planeta para el desarrollo de la astronomía, y que alberga algunos de los observatorios más importantes del mundo, Maritza aporta también al desarrollo de los jóvenes en el ámbito laboral, pensando en el bienestar de las familias de la zona.

Sobre esto, cuenta que “en Segundo Medio, cuando doy la clase de astronomía electiva, el segundo semestre completo lo dedico a la Astronomía Observacional, que se refiere a una astronomía mucho más visual en la que uno ve el cielo en la noche y lo puede leer, diferenciar entre una estrella y un planeta, identificar algún cometa u otro fenómeno que esté ocurriendo en el momento, como una Supernova”.

“Esto lo hago porque me di cuenta viviendo aquí en el Valle del Elqui que el astro turismo, que es un turismo de interés especial enfocado en la astronomía, es un servicio muy apetecido y muy buscado por los turistas, tanto nacionales como extranjeros. En un observatorio turístico pueden trabajar hasta diez guías, dependiendo qué tanto público se reciba durante el año, y es importante que estas personas entreguen un buen servicio porque no sólo están mostrando, también están educando y divulgando la astronomía en cierta forma”, complementa.

“Creo que educar, cuando uno lo hace con un sentido de pertenencia, es mucho más significativo para los estudiantes. Estamos poniendo en valor la riqueza y la cultura que hay en su propia región, en el lugar donde viven. Poner en valor la astronomía acá no solamente como una ciencia que se debe estudiar porque es parte de nuestro entorno, sino que también porque le va a permitir tal vez a las familias abrir una fuente laboral para los estudiantes cuando salgan de Cuarto Medio, que tengan una oportunidad laboral antes de entrar a la universidad o mientras se preparan. Algunos tampoco pueden seguir con estudios superiores por un montón de razones, este también es un lugar muy vulnerable. Es importante darles esta oportunidad”, manifiesta.

Formación en astronomía y creación de un manual

Para llegar a este punto, Maritza se preparó de todas las formas posibles con conocimientos sobre astronomía. “Hice un postítulo en Astronomía Observacional en la Universidad Internacional de Valencia, hice un diplomado en Astronomía General en la Universidad Andrés Bello, tengo mi certificación en Didáctica de la Astronomía en la Universidad de Heidelberg y ahora estoy haciendo un máster en Astronomía y Astrofísica”, señala.

En su paso por la UNAB, Arias quiso plasmar su interés por mezclar las matemáticas con la astronomía en las salas de clases desarrollando un texto que podrá ser usado por cualquier profesor que quiera seguir sus pasos.

“Cuando hice el diplomado en Astronomía General en la Universidad Andrés Bello tuve que presentar un proyecto final, una especie de tesina. Las personas que participaron eran de distintas disciplinas, había periodistas, abogados, médicos, ingenieros, de todo. Entonces nos dieron la posibilidad de que el proyecto que presentáramos estuviera dentro de la disciplina que realizamos, que fuera algo vinculado con nuestro propio trabajo y yo ya traía en mente hace varios años esto de vincular la astronomía con la matemática, porque lo hacía dentro de las salas de clases, daba ejemplos de astronomía en clases de matemáticas, pero nunca lo había llevado a algo concreto”, afirma.

“Entonces se me ocurrió empezar a escribir un manual, que es como un libro donde yo hago un listado de muchas actividades matemáticas de las que los profesores de matemáticas frecuentemente enseñamos desde Primero a Cuarto Medio, pero los ejemplos son astronómicos. Entonces le llamé ‘Matemáticas aplicada a la Astronomía para la Educación’. La idea es poder tener ese listado lo más completo posible de aquí a un tiempo, no sé cuánto porque ahora estoy con menos tiempo que nunca. Cuando yo hice mi titulación en la UNAB presenté un abstract como de 60 páginas y me fue súper bien. Fue revisado por un astrónomo que me hizo clases y que fue mi asesor para hacer este trabajo, en el que me saqué un siete”, relata con orgullo.

El astrónomo Claudio Cáceres, investigador de la UNAB y profesor guía de Maritza en su tesina durante el diplomado que cursó en dicha casa de estudios, aseguró “por lo que yo vi, ella está súper motivada. Se notaba mucho que le gustaba la astronomía”. Sobre su proyecto final, el académico dijo que “es muy interesante, sería muy útil eventualmente para los niños de los colegios de todo Chile”.

En relación al premio Global Teacher Prize Chile que obtuvo Maritza, Cáceres afirmó que “ella tiene como objetivo tratar de fomentar la educación en astronomía a nivel chileno. Cuando uno mira su desarrollo en el colegio y este interés que va más allá de lo académico mismo, la verdad es que el premio le viene de cajón, es súper merecido”.

“Me siento tremendamente elogiada”

Teniendo toda esta formación y con la oportunidad de llevar a cabo su idea de mezclar las clases de matemáticas con la astronomía en uno de los lugares más apetecido por los científicos para la observación de los cielos, Maritza fue la ganadora del premio Global Teacher Prize Chile 2021.

Considerado internacionalmente como el “Nóbel de la enseñanza”, este galardón es indudablemente el mayor reconocimiento que un docente puede recibir a lo largo de su carrera, por el prestigio que tiene a nivel mundial.

“Este premio permite darle visibilidad al trabajo que uno hace, no solamente al mío. Lo que se busca es mostrar como los profesores impactan, como la educación y el trabajo de los profesores pasa a ser una actividad transformadora, porque transforma las vidas y las mentes, no solamente de un niño, sino de su entorno completo, de su familia. El objetivo se cumple al pie de la letra”, señala.

En la misma línea, Arias asegura que “Elige Educar se ha puesto como objetivo darle visibilidad al trabajo de los profesores en Chile, para que jóvenes que quieran abrazar la pedagogía lo hagan y tomen la decisión, y eso se cumple a cabalidad. Me siento tremendamente elogiada en estos momentos.

Como Gabriela Mistral

Sobre el futuro, la intención de Maritza es finalizar su manual de “Matemáticas aplicada a la Astronomía para la Educación” para que pueda ser utilizado en todo Chile, considerando la importancia del país para la astronomía mundial gracias a sus cielos privilegiados. Incluso, su idea es que la relación de esta ciencia con la educación vaya más allá que sólo las matemáticas, como ya lo pudo experimentar en su colegio durante el eclipse solar total de 2019.

“Este proyecto lo pude hacer mucho antes, tal vez ahora ya llevaría como 200 páginas. Igual creo que voy a seguir nutriéndolo porque la matemática es una herramienta fundamental en la astronomía, los astrónomos usan la matemática de forma permanente en sus investigaciones con ecuaciones tremendamente complicadas”, señala.

“Vicuña es la capital mundial de la astronomía por un decreto del 2018, se hizo un trabajo y todo. Pero Chile como país en general está catalogado como la capital mundial de la astronomía por parte de todos los otros países que desarrollan la astronomía a nivel investigativo y científico. De aquí al 2025 Chile va a tener como el 70% de todo el equipamiento astronómico del mundo instalado acá. Literalmente, en Chile somos los ojos de la humanidad hacia el universo”, manifiesta.

Bajo esa mirada, Maritza plantea que “es más que pertinente que nosotros los profesores, sin importar de qué asignatura seamos, promovamos la astronomía como una fuente de estudios, de conocimiento, de cultura. Según mi parecer, es una herramienta que permite a cualquier profesor enseñar su asignatura, y lo digo con conocimiento de causa. En mi colegio, antes del eclipse total de 2019 yo propuse que se hiciera una feria científica enfocada en la astronomía, donde desde Pre-Kínder hasta Cuarto Medio la totalidad de las asignaturas trabajaran un proyecto enfocado en la astronomía”.

“En la asignatura de Artes hicieron unos cuadros espectaculares de cómo se imaginaban que iba a ser el eclipse total; en Lenguaje sacaron un mini periódico que tenía sólo notas de astronomía, entrevistas a astrónomos, hasta publicidad; en Inglés hicieron una caja para poder ver el eclipse por proyección para no quemarse la vista y las instrucciones estaban todas en inglés para que las personas que vinieran del extranjero tuvieran la posibilidad de acceder también a ese material. En fin, todas las asignaturas pueden usar la astronomía como una herramienta y crear esta interdisciplinariedad”, apunta.

Tras ganar este importante premio, la vida de Maritza no volvió a ser la misma. El teléfono no para de sonar y las oportunidades de nuevos desafíos llegan por todos lados. Sin embargo, ella no tiene planes de dejar su colegio en Vicuña. “Yo me quedo aquí. En este lugar tenemos astronomía a nivel turístico y también a nivel científico. Están los consorcios más grandes y más potentes del mundo. Me quiero quedar aquí, igual que Gabriela Mistral. Ojalá morir aquí y que mis restos descansen en el Valle del Elqui”.

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