Expertos entregan consejos para disminuir el estrés que implica elegir una carrera
Los estudiantes comienzan en segundo medio a pensar en su futuro profesional. Pero suele llegar cuarto año y aún no lo tienen bien decidido. O sí, para bien y para mal. Una buena elección siempre va acompañada de una óptima orientación vocacional, y de ahí la importancia de no centrarse sólo en desarrollar facsímiles, sino de hacer más integradora la labor, descubriendo gustos e intereses. Tres expertos de diversas universidades entregan sus consejos.
Muchas de las deserciones en la educación superior se deben a la falta de orientación vocacional en enseñanza media. Carencia de una guía, un test o un consejo. De lo que en latín implica la palabra ‘vocare’, que no es otra cosa que un ‘llamado a’ en castellano. Y esta escasez de orientación hace estragos también cuando se está a menos de un mes de la rendición de la Prueba De Transición (PDT) para el ingreso 2022, provocando más estrés y ansiedad a una situación que por sí sola ya está cargada de presiones. ¿Qué hago, qué estudio, me sirve ser un as en matemática si en realidad sería feliz haciendo cine? ¿Puedo ser un buen médico si soy excelente en biología, pero me asusta la sangre?
Todas las anteriores son preguntas que resuelve la orientación vocacional, cuya labor es ayudar, en este caso, a que los estudiantes se auto descubran, conozcan sus gustos e intereses, y valoren sus herramientas y recursos.
ROL ORIENTADOR
Las universidades juegan un rol importante en materia orientadora para los nuevos postulantes. Un ejemplo es la Universidad Andrés Bello con Orienta UNAB (orientaunab.cl), un servicio de orientación en línea que la Universidad ofrece desde hace varios años y que ocupan cientos de colegios del país. Esta plataforma cuenta con dos test, el primero está dirigido a estudiantes y orientadores de segundo medio que están en el proceso de elegir áreas de estudio diferenciadas, mientras que el otro es para estudiantes de tercero y cuarto medio que ya están eligiendo carrera.
Así, al ingresar a orientaunab.cl, los estudiantes pueden responder un completo Test de Intereses Académicos-Profesionales (TIAP), para que puedan medir sus intereses y descubrir la mejor carrera para ellos. El TIAP permite determinar el grado de afinidad del estudiante con aquellas carreras que son de su interés. En esta plataforma, los estudiantes podrán comparar sus resultados en el test con el perfil de cualquier carrera universitaria; revisar las áreas y sub-áreas de carreras universitarias que se le recomiendan revisar, según sus resultados en el test.
“Orientaunab tiene la información más amigable que se pueda encontrar sobre carreras de educación superior del país” explica Erik Cortés, psicólogo y orientador vocacional de la Dirección de Difusión y Admisión de UNAB. Los interesados pueden revisarlas organizadas por áreas de intereses, luego subáreas y, enseguida, carreras en cada una de esas subáreas para finalmente ver cuáles universidades, institutos profesionales o centros de formación técnica las ofrecen.
En nuestro país -señala el profesional de la UNAB-, la elección de una carrera generalmente se atrasa y eso se debe a que, por diferentes motivos, los orientadores vocacionales muchas veces se ven sobrepasados en sus funciones. También ocurre porque las propias familias ignoran cómo aportar en el proceso.
En tanto, la Universidad de Talca tiene convenio con unos 85 establecimiento de enseñanza media de las regiones del Maule, O’Higgins y Ñuble, y trata con ellos no sólo los temas académicos, sino también los psicoeducativos. César Retamal, director del Ciclo de Vida del Estudiante de ese recinto, explica: “Creamos un test propio que está en nuestra página de Admisión para que los estudiantes se puedan guiar y así tener indicios de cuáles serían las líneas en que podrían desarrollarse mejor a futuro”.
Ese test les indica en primera instancia cuál sería el área, si es científico o humanista; y si es el primero, por ejemplo, si es más biólogo, más químico o más matemático. “Luego de eso se hacen trabajos sistemáticos con los estudiantes, ya sean talleres o charlas, donde se potencian con psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales, entre otros”, agrega Retamal.
El mes pasado, y esta vez de manera virtual por la situación sanitaria, la Universidad de Chile realizó su feria de orientación vocacional. Parte de su objetivo, dice Osmar Valdebenito, jefe de Admisión y Matrícula, “es entregar espacios confiables donde las y los estudiantes puedan compartir con sus pares, descubrir carreras de las que quizás nunca habían oído antes y desmitificar algunas ideas que tienen respecto de las carreras y la educación superior en general”. Señala que abundan preguntas sobre cómo son en realidad, qué tan difíciles resultan de estudiar, si es posible ingresar por vías alternativas y en qué se van a desempeñar en el futuro.
LA CLAVE: VOCACIÓN
En segundo medio los estudiantes ya comienzan a pensar y hablar sobre su futuro profesional, pero es en tercero y cuarto medio cuando el tema pasa a ser preocupación. La información abunda e incluso abruma a veces, pero no todos tienen claro hacia dónde deben inclinarse: ¿por sus gustos o por sus habilidades?
Ana María Espinoza, doctora en psicología, indica que la orientación vocacional hace el nexo entre aquello en que alguien se quiere desempeñar y sus gustos e intereses. En este caso, detalla, los jóvenes que van a rendir la prueba están, además, en una etapa de definición de identidad, y de ahí la importancia de guiarse bien. “La orientación vocacional permite hacer una elección correcta asociada con esos gustos e intereses, y con esa identidad que están definiendo en ese momento de sus vidas. Hay múltiples investigaciones que avalan que la motivación es un fuerte predictor del logro académico, del éxito del aprendizaje. Entonces, si efectivamente se elige una carrera, una profesión o un oficio que estén vinculados con la propia identidad, gustos e intereses, mayores probabilidades de éxito se tendrán”.
Coincide Erik Cortés, de la UNAB: “La vocación es aquello que nos hace sentir que estamos en lo que es verdaderamente nuestro, ya sea estudiando, trabajando o viviendo. En ese sentido, se puede decir que cuando uno sigue su vocación nunca se aburre, siempre encuentra motivos para entretenerse en aquello a lo que se está dedicando. Una persona que sigue su vocación es alguien que se siente profundamente feliz en lo que hace”.
Lo mismo opina Retamal, de la Universidad de Talca, quien afirma que los intereses prevalecen por sobre las habilidades o aptitudes. “Cuando uno quiere algo, a pesar de que no tenga las herramientas, las busca. Y si no las tiene, la universidad tiene la forma de dárselas. Pero cuando alguien no quiere, imposible, no se puede. Cuando uno quiere, puede. No es al revés”.
¿Desde cuándo se debe hacer orientación vocacional? Retamal asegura que es necesaria aun cuando los estudiantes sean de corta edad. “Es súper importante hacerlo desde cursos muy tempranos. En cuarto medio simplemente no sirve. En ese año ya lo tienen definido, y el que está confundido entrará confundido. Ojalá desde primero o segundo medio, para que uno tenga la capacidad de decirle al estudiante ‘Usted es más científico, humanista, usted es artístico’”.
Osmar Valdebenito, de la Universidad de Chile, agrega que si bien la vocación es un aspecto clave al momento de escoger una carrera, hay que entender que no necesariamente está bien construida a los 17 o 18 años, ya que dependerá en gran dosis de la exposición que hayan tenido a comentarios del entorno, ya sea porque son carreras de valoración social o porque la familia se desempeña en esa área. “Aspectos como la vocación y la información ayudan a tomar una decisión adecuada, pero es difícil decir que sea la correcta si recién podrán saberlo varios años después. Sí creo que las y los estudiantes pueden sentir que están tomando una decisión que los hace sentir cómodos, que van por una carrera que les gusta, que se ven ejerciendo en ella a futuro, que sienten que van a cumplir sus sueños y no las expectativas de otros”.
EVITAR LAS DESERCIONES
Erik Cortés, de la UNAB, indica que se ven grandes diferencias entre los estudiantes que ingresan a una carrera que les hace sentido dentro de su vocación y otros que no consideraron esa variable al elegirla. “Existen estudios bien autorizados que mencionan la desorientación vocacional como el principal factor que explica la deserción de estudiantes universitarios. Los otros factores corresponden a la situación económica y a la falta de base en las materias a estudiar o de la metodología de estudio.
Cuanto más hayan explorado los estudiantes sobre sus posibilidades de desarrollo futuro, mejores serán los resultados, dice la psicóloga Ana María Espinoza. “Pero a muchos no les pasa eso y, de hecho, ocurre mucha deserción en los primeros años de las carreras, o harto cambio, que tienen esa explicación plausible de que no hubo una suficiente exploración por parte del joven. O deciden porque se los dijeron, porque les suena estudiar ingeniería, o porque es mujer y puede ser profesora y eso supuestamente va bien con ser mujer… Pero no realmente porque contactaron con su vocación, gustos, intereses y habilidades”.
Osmar Valdebenito, de la Universidad de Chile, señala que, aunque no tienen estudios tan acabados al respecto en su institución, sí es posible detectar que los estudiantes que entran en sus primeras preferencias a la universidad tienen mayores niveles de retención y de notas. Lo mismo pasa con los estudiantes que ingresan a una carrera luego de haber estado en otra, y que se han cambiado porque la nueva les acomoda más.
CÓMO REDUCIR EL ESTRÉS
Uno de los eventos más estresantes para un estudiante en Chile es la rendición de la prueba de selección para ingresar a la universidad. Es vista como un ‘todo o nada’, y eso hace que los jóvenes presenten en cuarto medio severos cuadros de angustia, ansiedad o insomnio, incluso aparición de crisis de pánico.
“Esta prueba genera ansiedad porque se han puesto muchas expectativas sobre ella -explica Ana María Espinoza-. De alguna manera, tanto el sistema educativo como el familiar han generado la noción de que esto va a definir tu vida”.
Una primera manera de canalizar el estrés sería cuestionar esa idea, dice. De hecho, desde el próximo año se va a empezar a rendir en dos oportunidades y los estudiantes pueden ver cuál puntaje usar. También hay que pensar en un plan B, porque ni la PDT ni la universidad son los únicos caminos. “Si les va bien y tienen los resultados que quieren, perfecto. Pero si no, hay opciones: pueden hacer un preuniversitario, y está también la opción del college, o bachillerato, que les permite extender la exploración unos años -puntualiza la especialista-. Y, sobre todo, deben ser considerados con ellos mismos, porque hemos estado en un contexto de crisis sociosanitaria los últimos dos años. Quienes están en cuarto han hecho dos cursos con una modalidad a distancia, o híbrida, con hartas dificultades, con hartos estresores basales”.
Osmar Valdebenito, de la Universidad de Chile, indica que hay que reforzarles que las decisiones que tomen ahora no tienen por qué ser definitivas, que siempre hay espacio para el ensayo y el error. “Nosotros siempre les decimos que pueden dar la PDT todas las veces que quieran, que pueden postular a múltiples carreras y si no les gusta una, pueden entrar nuevamente a la Universidad, y que incluso la carrera profesional puede irse moldeando de diferentes formas en los años posteriores. Eso aliviana mucho a las y los estudiantes y les permite tomar decisiones con más calma y más certeras”.
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