William B. Fulton: “No podemos construir ciudades sólo para una clase de personas”
El destacado urbanista estadounidense, invitado internacional de la 12° Conferencia Internacional de Ciudad -organizada por la Cámara Chilena de la Construcción este miércoles 5 y jueves 6 de julio- analiza cómo el Covid ha cambiado la cara de las ciudades, habla de la necesidad de democratizar el acceso a la vivienda y también de la urgencia de que privados y públicos inviertan en la recuperación de espacios públicos.
En 2021, cuando comenzaron a levantarse las primeras restricciones sanitarias producto de la crisis provocada por el Covid 19, comunas como Providencia y Santiago Centro pusieron en práctica una original y útil medida: para permitir el aumento del aforo de los locales gastronómicos, decidieron “ceder” parte de las calles para que los restaurantes pudieran ampliar sus terrazas y así atender a más personas al aire libre.
Este es un ejemplo de cómo la ciudad es capaz de adaptarse a la contingencia, dice el urbanista estadounidense William B. Fulton, experto en gestión de suelo y desarrollo económico, elegido como uno de los 100 Mejores Pensadores Urbanos según la plataforma de planificación Planetizen.
Fulton, uno de los invitados internacionales de la 12° Conferencia Internacional de Ciudad (CIC) -que se realizará este miércoles 5 y jueves 6 de julio en el auditorio de la Cámara Chilena de la Construcción (y también tendrá versión online)-, cree que esa flexibilización es uno de los principales aprendizajes a nivel urbano que nos dejó la pandemia.
“Las ciudades deben ser lo más flexibles que puedan para estar preparadas para eventos inesperados. La legislación urbanísitica de EE.UU. se ha ido relajando para adaptarse a una gama más amplia de actividades y situaciones”, dice el también ex alcalde de Ventura y director de Planificación y Desarrollo Económico de San Diego, Estados Unidos.
Otro aprendizaje que nos dejó la crisis sanitaria, cree Fulton, es que el teletrabajo y el cambio de rutinas de las personas están dejando atrás a los conocidos “distritos de oficinas” que se ubican en el centro de las ciudades.
“Muchos de los centros de las ciudades de EE. UU. se reinventaron en las décadas de 1970 y 1980 como ‘distritos de oficinas’, lo que los llevó a ser extremadamente dependientes de las poblaciones de viajeros diarios. Esto ha cambiado drásticamente: la mayoría de las personas (que antes viajaban diariamente a estos lugares) ahora trabajan de forma remota al menos parte del tiempo. Entonces, en lugar de ser simplemente distritos de oficinas, estos espacios debieran considerar una amplia gama de actividades que incluyen entretenimiento y ocio, comercio minorista y vivienda”, explica.
En su exposición durante la CIC, que se realizará el jueves 6 de julio, William B. Fulton analizará cómo el Covid 19 ha cambiado por completo la distribución de las grandes ciudades, haciendo urgente la necesidad de repensar estos espacios. Una reflexión que comenzó en su último libro, “Place & Prosperity” (2022), donde dice que “las mejores ciudades emergen cuando las personas que las moldean piensan de manera más amplia y consciente sobre los lugares que están creando”.
Las ciudades en general deberían ser para todos, y tanto los líderes gubernamentales como los líderes empresariales privados deberían luchar por ese objetivo.
William B. Fulton
-¿Cómo aplicar esta sentencia en Santiago de Chile, una ciudad con una población inmigrante en rápido crecimiento y con una gran segregación social?
-Las personas que dan forma a las ciudades son a menudo líderes políticos y empresariales, quienes toman las decisiones que se manifiestan en la naturaleza de nuestro entorno físico. Y ambos deben ser conscientes de la naturaleza cambiante de nuestra población urbana. Las ciudades no son estáticas; son dinámicas. Muchos tipos diferentes de personas las habitan y esto cambia con el tiempo. No podemos construir ciudades solo para una clase de personas; debemos construir para todos, y esto significa entender las preferencias económicas y culturales de los diferentes grupos de personas en la ciudad. En un momento de desigualdad de ingresos y segregación social, esto puede ser difícil, porque algunos grupos tienen mucho más poder económico que otros. Por eso es importante la política pública de planificación urbana, para hacer un contrapeso.
-¿Cuán importante es esa planificación urbana?
-Esta es una simple pregunta, pero con una compleja respuesta (...) Uno espera que las políticas públicas establezcan las bases a través de la planificación urbana para que las ciudades tengan una estructura racional con carreteras sólidas y sistemas de tránsito, parques públicos, etc. Sin embargo, una cosa que ha sucedido a medida que avanzamos hacia una mayor desigualdad de ingresos es que también se ha prestado poca atención a estas inversiones del “ámbito público”. Es difícil dadas las condiciones sociales actuales, pero el ámbito público, y las ciudades en general, deberían ser para todos, y tanto los líderes gubernamentales como los líderes empresariales privados deberían luchar por ese objetivo. En eso, los planificadores urbanos pueden ayudar.
Hacia una vivienda más accesible
Un segundo fenómeno que están viviendo las ciudades, tanto producto del Covid como de las posteriores crisis económicas y sociales, es la alta cantidad de personas que no tienen acceso a una vivienda digna,
y que se han tomado distintos espacios públicos para habitar. ¿Cómo enfrentar esta nueva realidad?
“Gran parte de la respuesta radica en proporcionar una amplia oferta de viviendas”, expone William B. Fulton. Acto seguido, analiza la dificultad de poder concretar esta respuesta.
“Como hablaré en mi intervención en la CIC, hay una crisis de acceso a la vivienda en todo el mundo. Una crisis tan profunda que incluso tiene implicancias internacionales, ya que personas de naciones ricas como los Estados Unidos se están mudando a países del sur en su búsqueda de mejores viviendas y de menor costo. Esto, por supuesto, tiene un efecto dominó que amenaza la seguridad de la vivienda para otras personas. En todo el mundo, además, las personas en barrios acomodados buscan protegerse bloqueando la construcción de nuevas viviendas cerca de ellos; sin embargo, se sorprenden cuando deben enfrentarse a personas sin hogar en espacios públicos. Estas dos cosas están relacionadas”.
-En este contexto, ¿cómo podemos lograr una estrategia exitosa para recuperar los espacios públicos en una ciudad como Santiago? ¿Y cuál debe ser el papel del gobierno?
-En este momento, estamos viviendo este mismo escenario en San Diego, donde vivo, que es una ciudad muy cara. Las personas sin hogar se han apoderado de muchos espacios públicos, mientras que debido a la presión política se han construido pocas viviendas nuevas. Actualmente, se están ampliando las oportunidades para que estas personas sin hogar vivan en condiciones más saludables, en propiedades de la ciudad.
El próximo paso, explica Fulton, “es encontrar una vivienda permanente donde puedan vivir, ya que en los EE.UU. esta ha sido tradicionalmente provista por empresas privadas, no por el gobierno. Pero, como diré en mi exposición, creo que es un problema de “ambos”: debemos encontrar formas para que los privados construyan para la clase media, no solo para los ricos, y el gobierno también debe intervenir más para proporcionar más viviendas en los extremos inferiores del mercado”.
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