Cuando el barrio manda
Dejar una linda casa en La Dehesa y optar por espacios con fallas de una construcción antigua, para cambiar el auto por las caminatas, fue la elección de vida de esta familia, que con ingenio y mucho sentido de la estética logró la ecuación perfecta.
Entrenamientos diarios de fútbol, tenis y atletismo forman parte de la rutina y estilo de vida esta familia, con cuatro hijos deportistas. Todas actividades extraprogramáticas que se practican sin restricción, gracias al talento innato de estos niños y a la logística que implica vivir literalmente a una cuadra del colegio de los hombres y en el caso de las mujeres, a solo tres.
Esta facilidad de traslados, que influye directamente en la calidad de vida de la familia, es lo que los dueños de esta casa, ubicada en el barrio El Golf, puso en la balanza hace tres años, cuando decidieron dejar su vida en La Dehesa.
"La anterior era una casa con un jardín más grande, remodelada a mi gusto; a la de ahora vamos a tener que hacerle varias modificaciones, porque es una casa antigua, con los sistemas eléctricos y de calefacción que fallan y son poco eficientes, pero el hecho de no tener que subirme al auto y desplazarnos caminando es impagable", dice la dueña.
Si bien la estética de la fachada pasa completamente inadvertida, sin un estilo definido, con algunos guiños ochenteros, derivados de una remodelación que realizaron los anteriores dueños, al cruzar la puerta de entrada sorprende a primera vista: espacios amplios, materiales nobles y una decoración donde prima el valor por las cosas que trascienden en el tiempo…
En tiempos donde lo desechable es una clara alternativa para muchos, para la propietaria no es una opción. Recuerdos, herencias y objetos provenientes de anticuarios o viajes conversan en los espacios interiores.
Ingeniera comercial de profesión y la hija mayor de nueve hermanos, la dueña siempre se ha diferenciado por una clara inquietud y afición por la estética, que comparte con su marido. "Nos entretenemos mucho yendo a anticuarios, y en cada viaje estos lugares son un paso obligado", cuenta. De hecho, viene llegando de Punta Arenas, donde participó en la Maratón de la Patagonia, y cuenta que recorrió un par de anticuarios.
Es así como los que la conocen saben que a la hora de hacerle un regalo siempre valorará más un objeto antiguo, una bonita alfombra o un grabado, que otra cosa. Un ejemplo es una mesa de apoyo con marquetería que su marido le regaló para un aniversario.
El paisajismo y las flores para la dueña son otra de sus motivaciones constantes. "Muchas de las plantas que ves las trasplanté de mi casa anterior. Me encanta criar, sembrando patillas que encuentro por ahí.. y tengo la fortuna de tener siempre llena de flores mi casa, porque mis suegros tienen un campo de cultivo. Dan tanta vida y alegría.. es una manera de llevar la naturaleza a los espacios".
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