Editorial

Sábado 31 de marzo de 2018, edición 777




Pirque es como una república independiente, basta con cruzar el río Maipo y cambian el paisaje, el ritmo y el tono de la gente. Cerca de Santiago en kilómetros, pero a años luz en calidad de vida, aún la gente se conoce y saluda en las calles y se mantiene ese algo de comunidad. Y cada sector tiene su encanto peculiar, San Juan, Santa Rita o Las Majadas; los locales lo saben y se relacionan a través de eso.

Pirque nos inspiró para este fin de semana largo, por eso buscamos dos casas que tuvieran el relajo escrito en sus muros, y qué mejor que casas de campo para celebrar Semana Santa. Las dos que les mostramos están llenas de rincones, recuerdos y, aunque no las veamos completas, uno puede imaginar los jardines y potreros que las rodean.

En ambos casos los muebles y adornos que se usaron fueron elegidos siguiendo solo su propio instinto, lo que para muchos puede ser algo viejo o sin gracia, pero que en estas manos se transformaron en especial y único. Espacios sueltos para hacer almuerzos en el jardín en verano y chimeneas donde leer en invierno.

El río Maipo actúa como biombo frente a la presión inmobiliaria de la capital; esperamos que esto se mantenga así por mucho tiempo, porque aunque el desarrollo bien hecho es bueno, preservar zonas como Pirque es aun mejor.

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