En modo clan
Tres generaciones bajo un mismo techo aloja armónicamente esta casa-edificio diseñada por Beta Office en Holanda.
En Buiksloterham, Ámsterdam, el año pasado se terminó de construir esta casa de 5 pisos pensada para acoger a la familia extendida, con abuelos, padres y nietos viviendo en comunidad. Algo que no era extraño, como explica Beta Office, el estudio de arquitectura a cargo, ya que hasta la Segunda Guerra Mundial el coliving de distintas generaciones era habitual en los Países Bajos y la situación mutó solo décadas después. "Con la llegada del bienestar económico de los años 60 y 70 se volvió común y posible que las familias se separaran geográficamente, pero ahora los tiempos políticos y económicos requieren que las sociedades occidentales reconsideren esta situación. Al contemplar este nuevo paradigma en el que las generaciones deben una vez más cuidarse unas a otras, una familia compuesta por dos hogares decidió construir una casa juntos", explican.
Por un lado, la pareja joven ya vivía en la ciudad, mientras los abuelos en las afueras querían estar más cerca de ellos y de las comodidades urbanas. Ambos podrían de este modo aprovechar las ventajas y goces mutuos de la vida en común con suficiente espacio para tener una buena convivencia.
Juntos pero no revueltos
"El objetivo del proyecto fue crear un edificio donde ambas familias pudieran disfrutar de la compañía de la otra sin sacrificar las ventajas de la vida familiar privada". Con esta idea en mente Beta pensó en dos departamentos contiguos, uno sobre otro, conectados por una entrada en común y una gran escalera central que hace las veces del corazón bombeante de la casa; los pisos superiores para los abuelos, equipados con ascensor, espacios generosos para la movilidad reducida y vistas sobre la ciudad más acorde a los tiempos calmos de los mayores, mientras las plantas bajas, con acceso al jardín y con oficina incorporada, siguen los ritmos más vibrantes de la pareja joven y sus niños.
Cambia, todo cambia
Los espacios se pensaron flexibles, para ser transformados con el paso de los años y las necesidades cambiantes de la familia. Por ejemplo, la segunda planta, que en principio se usó como alojamiento de invitados de la casa de los abuelos, con un par de ajustes podría pasar a ser parte del departamento de abajo, del matrimonio joven si creciese la familia, o parte de la fachada norte podría transformarse en dos miniestudios para acoger a los hijos una vez pasada la adolescencia.
Con la escalera como escultórico pivote central, la casa se divide en dos situaciones, como dos estados distintos. La fachada norte, más introspectiva, cerrada y quieta para conservar la temperatura y aislarse del ruido de la calle, con espacios más compartimentados, mientras en la sur la casa se abre amplia y libre hacia al entorno para recibir la luz del sol con sus grandes ventanales triples.
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Ideas que inspiran. Arquitectura que permite a dos familias disfrutar la compañía de la otra sin perder privacidad.
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