Sun
¿Es un anillo, un ojo enigmático que te observa? En realidad es una lámpara que nos trae la po-tencia vivificadora del sol para este invierno frío.
Émilie Cathelineau / 2019
Reconozco que nunca me han gustado mucho los apliqués. Siempre me han parecido un cuerpo extraño a la pared, una suerte de injerto a lo Frankenstein.
Pero este, en cambio, ¡fascina! Sun no es grotesco en proporciones y su estilo no choca contra el muro; al contrario, aporta.
Con un cuerpo plano y sutil de solo 33 cm de diámetro y 5 cm de espesor, se suma naturalmente a la pared más como un elemento decorativo que como una luminaria. La viste elegantemente.
Como la definen en CVL, la firma francesa que la produce, este “corazón luminoso engastado en metal” da a la colección Earth –de la cual es parte– un toque art deco, de claroscuro, una fuente de luz estampada. De ahí su encanto, que lo vuelve orgánico y chic.
Sun, por ejemplo, grafica toda la fuerza creadora del Sol. El centro luminoso y sus rayos, calados delicadamente en el metal, nos hablan de esa amada explosión de luz y calor que nos da la vida, que mantiene nuestro reloj biológico interno a punto, regulando cálidamente nuestro ritmo circadiano.
Cada rayo parece expandirse hacia el borde llevando consigo la energía luminosa. Y este patrón sintético y elegante de dibujo nos transporta también a ese mundo de la física, de los átomos, de los fotones: las partículas de la luz que absorben nuestras células y transforman en ATP, el combustible multiuso para reparar tejidos, sintetizar proteínas y un largo etcétera. Es la energía pulsante de la vida que recargamos una y otra vez, que en esta lámpara nos recuerda toda la belleza y potencia de nuestro querido hermano Sol.
La colección Earth comprende 6 modelos: Sorber, el disco completamente liso sin calar; Sun; Palm, de motivos vegetales; Mandala; Turtle, que emula los patrones del caparazón de este animal, y Radian. Una luz led, difusor en policarbonato y un disco de metal en acabado bronce, grafito, níquel o cobre dan forma al apliqué.
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