Todo en su lugar
Ordenar y etiquetar puede ser una verdadera terapia, una instancia para organizar los espacios, alivianar la vida y saber dónde está cada cosa. Consejos y datos para rotular y darle la bienvenida a marzo.
"Cuando eres consciente de todo lo que tienes, no solo estás seguro de dónde está cada cosa, también sabes con certeza si lo tienes o no. No hay motivo para que pierdas el tiempo preguntándote dónde dejaste la cinta de embalar", plantea Fumio Sasaki en su libro 'Goodbye, Things'. Y es que detrás del orden y la clasificación hay un trasfondo casi terapéutico: eliminar lo que ya no nos sirve, saber lo que tenemos y dejar de perder tiempo buscando. ¿Por dónde partir? Lo primero es organizar.
Cinco pasos para ordenar
1. Sacar todo lo que queremos ordenar (ropa, platos, etcétera). Luego, contabilizar y agrupar. Tener conciencia de cuánto se tiene es clave.
2. Con el número ya claro, buscar el espacio físico donde tienen que ir. Por ejemplo, las ollas irán cerca de la cocina, siempre deben estar a mano.
3. Antes de tomar la decisión final, ensayar con notas autoadhesivas la ubicación de cada cosa.
4. Una vez definido el lugar, y con las medidas en mano, buscar un contenedor o canastos para ordenar.
5. Por último, etiquetar.
Mientras más tenemos, más difícil es mantener la organización y el orden. Antes de comprar, pregúntate: "¿Lo necesito realmente, tengo espacio para almacenarlo?".
¿Cómo etiquetar?
La diseñadora María José Villanueva (38) hace dos años está dedicada 100% a la organización. "Tengo tres niños y en mi casa cada cosa tiene su lugar, las etiquetas son mis mejores amigas; es la forma más eficiente de contarles a los demás el criterio que usaste para el posicionamiento físico de las cosas. Así todos saben el lugar, siguen la pauta y se mantiene el orden", dice. Aquí, sus tips:
1. El lugar donde se pegará una etiqueta debe estar limpio y seco.
2. Elegir la etiqueta en función del ambiente y del contenedor, hay múltiples tonos de etiquetas y letras.
3. Si el contenedor es una caja de plástico, con textura o porosa, los stickers se tienden a despegar, lo ideal es usar etiquetas de género y amarrarlas.
4. Todo se puede clasificar, incluso en el freezer. Ahí las etiquetas duran años.
5. Etiquetar no es sinónimo de comprar, se puede escribir en un frasco con un marcador permanente, usar masking tape o el clásico papel y ponerle encima cinta adhesiva.
Los niños y el orden
"Enseñar a ordenar a los niños es fundamental para su desarrollo cognitivo. Hacerles entender desde chicos que las cosas tienen un lugar, les va a ayudar a ordenar sus ideas y pensamientos a futuro. Además, el saber dónde está lo que necesitan y usan también les da un sentido de control, posesión y dominio", dice la educadora y dueña del jardín infantil Alfalfa, Daniela Calderón. Para esto, propone la experta, una buena idea es guardar los juguetes en cajas transparentes o con alguna imagen que le permita al niño saber qué juguete va en cada caja, así también le damos cierta autonomía a la hora de ordenar.
No hay que caer en la tentación de etiquetar todo; lo obvio y que todos en la casa saben dónde va, no es necesario.
La despensa
El primer paso, es entender lo que se come en cada casa y en base a eso categorizar. "Una despensa organizada nos permite, incluso, ahorrar dinero. No se compra de más", dice Daniela Leal (36), ingeniera comercial, quien hace dos años se dio cuenta de que la oferta local de productos de organización era baja, así nació su emprendimiento The Box House. Para ella la clave en este espacio de la casa es optimizar el espacio, por ejemplo, usando repisas con dos niveles y sí o sí pasar los alimentos del paquete a frascos transparentes para ver cuánto queda, ya sean de vidrio o acrílicos. "Yo le saco una foto a mi despensa y con eso compro, sé cuánto me queda de cada cosa", agrega.
La ropa blanca
En toda casa se usan toallas, sábanas, colchas y mantas; sin embargo, se le dedica más tiempo al orden de la ropa que a la blanquería. Para evitar que en el clóset haya un “caos” de sábanas de distintos tamaños, Leal propone separar las sábanas y toallas de cada miembro (niños, pieza principal, invitados), y etiquetar dónde van. Un dato para que los juegos de sábanas no se confundan: agrupar la sábana bajera, la encimera y “envolverlo”, así se podrán identificar.
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