Los chimpancés también son manipuladores, según un nuevo estudio
Una investigación logró detectar que, al igual que estos humanos, estos animales pueden usar herramientas sociales para conseguir sus objetivos.
Al parecer los humanos no somos los únicos capaces de utilizar a nuestros pares para nuestro propio beneficio, según plantea un nuevo estudio publicado en el Journal of Comparative Psychology, los chimpancés también serían capaces de manipular a sus pares bajo determinadas circunstancias.
Un equipo de investigadores de la Universidad de St. Andrews, la Universidad de Leipzig y el Instituto de Psicolingüística Max Planck, estudió un grupo de chimpancés semi salvajes en Chimfunshi, uno de los santuarios de chimpancés más grandes del mundo ubicado en Zambia.
Los investigadores comandados por Manon Schweinfurth llegaron hasta ese lugar con la idea de observar ejemplos de cooperación entre chimpancés, por lo presentaron ante los animales un circuito consistía en una fuente de jugo de frutas y un par de botones que liberaban el jugo.
Pero el desafío para los animales estaba en que la fuente y los botones estaban ubicados a 3 metros de distancia, lo que hacía imposible que un solo chimpancé pudiese presionar los botones y satisfacer su sed al mismo tiempo.
Los investigadores creían que esto motivaría a los chimpancés a colaborar entre sí para obtener el jugo, sin embargo, un chimpancé macho adulto tenía otros planes.
Este chimpancé adulto de 24 años que los investigadores llamaron Bobby, se negó a caer en el juego y se las arreglo para obtener su jugo sin cooperar con otros. Así, este ingenioso chimpancé comenzó usar herramientas sociales y empleó a tres miembros más jóvenes del grupo para presionar los botones mientras el disfrutaba del jugo de la fuente.
Pero lo interesante de esto es que la actitud de Bobby no es un ejemplo de cooperación sino que, como señalan los investigadores, es una prueba de manipulación, ya que Bobby nunca le devolvió el favor a los otros chimpancés.
"Bobby mostró varios comportamientos dirigidos a tentar a los juveniles a presionar los botones que activaban la fuente de jugo ubicada a 3 metros de distancia. Su comportamiento variaba en el nivel de control sobre los juveniles", explica el estudio.
"Primero, los reclutó activamente al hacerlos rodar o arrastrarlos hacia los botones. En esas situaciones, los jóvenes rara vez tuvieron la oportunidad de escapar y estaban bajo el control casi completo de Bobby y en contacto constante", añade la investigación. "A continuación, Bobby empujaba a los juveniles hacia los botones. Debido a que los botones y la fuente estaban separados por 3 metros, tenía que soltarlos para beber de la fuente. Por lo tanto, su control era limitado, y los jóvenes podían decidir si presionar los botones o escapar. Sin embargo, en el caso de escapar, el usuario de la herramienta social los recuperaba con éxito casi en la mitad de los casos, lo que sugiere algún tipo de control".
El estudio plantea que cuando los chimpancés jóvenes escapaban, Bobby recurría a la típica conducta de los chimpancés para pedir algo, es decir, soplaba frambuesas con la boca y comenzaba a estirar sus brazos. Así, Bobby finalmente logró acceder cientos de veces al jugo.
Para el investigador que lideró este estudio, Manon Schweinfurth, lo más llamativo es que los jóvenes no se ocultaron de Bobby.
"Viven en recintos realmente grandes y podrían esconderse fácilmente allí", dijo Schweinfurth a Gizmodo. "Además, podrían haber buscado la ayuda de otros adultos, lo que comúnmente hicieron en otras situaciones".
"Entonces, ¿Por qué dejaron que otro individuo los usara? Creemos que esto podría explicarse por el aumento de comportamiento de juego del usuario (Bobby) con sus herramientas sociales (los chimpancés juveniles), lo que es altamente gratificante para los jóvenes", explicó Schweinfurth. "Probablemente, los jóvenes se enfrentaron a una compensación entre el juego gratificante y el uso como una herramienta de vez en cuando".
Es decir, Bobby logró manipular a los otros chimpancés haciendo divertida la experiencia de ayudarlo.
"Es realmente interesante que los animales no humanos utilicen a otros repetidamente para su beneficio", dijo Schweinfurth. "Es algo bien sabido en los humanos, pero no estábamos seguros de si otros animales pueden hacer esto. Especialmente manipular o usar a otros repetidamente, lo que requiere que el actor se asegure de que las herramientas no lo eviten, para que pueda usarlas o manipularlas repetidamente. Una habilidad que es importante, por ejemplo, en muchas situaciones políticas".
Si bien, Bobby fue el único chimpancé que mostró este comportamiento en el estudio, lo que podría indicar que su conducta está ligada a un nivel de inteligencia particular, este hallazgo abre la puerta para más investigaciones en esta línea.
"Esto sugiere que los chimpancés pueden usar a otros, pero probablemente no sea la estrategia predeterminada para tratar con otros", concluyó Schweinfurth.
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