La realidad virtual en los últimos años ha avanzado a pasos agigantados, tanto en la tecnología de los cascos que nos permiten ingresar en ella como en los mundos cada vez más realistas y las formas que tenemos de interactuar con ellos.
Pero hasta ahora, por más que se avance en cascos más nítidos y livianos y mundos más detallados, lo cierto es que hoy solo podemos interactuar en estos espacios con solo dos de nuestros sentidos: la vista y la audición. El resto sigue estando fuera de la simulación de estos entornos digitales.
Pero esa es la brecha que en el largo plazo, la operadora japonesa NTT Docomo espera reducir, con un proyecto de desarrollo totalmente sacado de un libro de ciencia ficción, llamado Feel Tech.
La premisa detrás de este concepto, es que la comunicación del futuro, ya sea a través de realidad virtual o de otros medios, nos permita compartir no solo lo que vemos y escuchamos, sino que también lo que sentimos con el tacto, lo que olemos y lo que probamos con el gusto. Una colección de sentidos digitales con los que un mundo de realidad virtual ya comenzaría a sentirse cada vez menos simulado.
En el piso de Barcelona, la compañía ya tenía una demostración de dos de sus avances: simulación del gusto y del tacto. Nosotros tuvimos acceso a probar la simulación del tacto y la fuerza muscular a través de una experiencia llamada Feel Animal. Dotados de un casco de realidad virtual y sensores hapticos en las manos y dedos de los participantes, la tarea era sencilla: interactuar con un simpático perro digital, el cual podíamos acariciar, sacar a pasear e incluso hacer una prueba de fuerza tirando de un juguete.
Y cada una de estas acciones tenía una reacción que podías sentir desde la punta de los dedos hasta tu antebrazo, gracias a unos guantes especiales desarrollados por la compañía.
Por supuesto que hay varias limitantes: de partida solo tus dedos índice y pulgar de cada mano contaban con los sensores hápticos, lo cual es sufienciente para tomar objetos y tener respuesta inmediata de cuando nos topamos con algo, pero tampoco es una sensación realista, solo ayuda a la inmersión.
Por otra parte, el sistema que simula los tirones y la presión en tu antebrazo se siente más efectivo, creo yo, por lo inesperado que es. En una parte de la demo, uno toca una campana para que llegue tu perro, pero en cambio, un pájaro vuela y se posa sobre tu brazo. Ese sentido de presión constante y súbito fue suficiente para convencerme de que algo bueno estaba pasando.
Por supuesto, Feel Tech tiene mucho camino por avanzar. En la demostración del gusto, por ejemplo, era posible simular entre cinco sabores básicos y todavía requerían intervención humana para su mezcla, y la demo del tacto requería costosos y aparatosos gadgets que solo supe colocarme y usar gracias a la guía y supervisión de quienes estaban allí.
Pero creo que si alguien alguna vez logrará llegar primero a ese futuro distópico en el que los sentidos reales y digitales serán indistinguibles, sin duda que serán los japoneses.