Review | Riders Republic: Un moderno destilado de lo mejor del género de los deportes extremos
La nueva propuesta de Ubisoft es un mundo abierto que si bien no destaca por su calidad gráfica, si plantea a los jugadores exitoso y amplio espacio para divertirse a su manera.
De todas las fantasías que me permiten cumplir los videojuegos, la de los deportes extremos es la que más disfruto. Desde que me permitieron subirme a una patineta al ritmo del ska en Tony Hawk Pro Skater, siempre he sentido una atracción a los títulos que te permiten emular el mundo de la velocidad y los trucos sin ninguno de sus costos ni riesgos.
Particularmente a fines de los 90 y comienzos de los dosmiles, cuando MTV estrenaba videoclips y los pantalones abultados se convertían en moda, los videojuegos comenzaron a explorar diferentes áreas y estilos del mundo extremo: no solo teníamos juegos de skate, snowboard, BMX, surf y hasta monopatines sino que también empezamos a mezclar géneros: juegos de trucos, de carreras, mundos abiertos y exploración.
Pero tal como la adolescencia se pasó, lo mismo ocurrió con este género una vez tan popular, que ahora se veía reducido en lo más mínimo. Pero el olor de ese espíritu noventero está de vuelta, pero con una capa de actualidad que lo hace particularmente más relevante para nuestros tiempos.
Así es como Ubisoft lanzó Riders Republic, un juego que aspira a ser el juego de deportes extremos definitivo, destilando lo mejor que ha traído el género a través de las décadas y consolidándolo en un solo lugar y en un paquete perfecto para los jugadores de hoy: el de los mundos abiertos.
Riders Republic toma la fórmula desarrollada por Ubisoft Annecy en Steep -un juego de Snowboard y Ski lanzado el 2016- y la mejora y expande para traer una jugabilidad mucho más frenética y fresca que el título de la generación pasada que bebía mucho más de la vertiente de la simulación mientras Riders Republic es mucho más arcade.
Tanto Steep como Riders Republic comparten una filosofía de diseño central: en ambos juegos, el jugador toma el rol de un deportista extremo que realiza desafíos alrededor de una gran montaña cuya exploración es totalmente abierta y libre. En Steep todo estaba basado en los Alpes, Riders Republic basa su mapa en una imponente montaña ficticia que está armada con la geografía de diferentes parques nacionales de Estados Unidos como Yosemite, el parque de las Sequoias y el Gran Cañón.
También como en ambos juegos, tenemos la opción de explorar libremente el mapa y de ir descubriendo nuevos sitios y lugares para luego poder hacer viajes rápidos de un lado a otro, o bien, seguir la ruta del modo de carrera, que te impone una serie de desafíos que debes ir superando en el mapa para acumular experiencia, dinero y en este caso, fama. Si jugaste Steep o has jugado juegos similares como Burnout Paradise o Forza Horizon, ya tienes la idea.
Y también como en ambos títulos, puedes escoger diferentes formas de atravesar este mundo. En Steep contabas con Snowboards, Esquíes, Alas Delta, Cohetes y otros, mientras que en Riders Republic, la naturaleza misma del sitio permite que estas actividades vayan creciendo. Como ya no hay solo nieve, se agrega la Bicicleta de Ruta, la Bicicleta para hacer trucos, wingsuits, propulsores y los ya conocidos deportes de invierno. Por supuesto que muchas veces el tipo de transporte dependerá del terreno que estás visitando, pero nada te impide usar una bicicleta en la nieve o tratar de mover con esquíes por el bosque. No será lo más eficiente, pero se puede.
Hasta ahora he hablado mucho sobre las similitudes, pero Riders Republic tiene muchas diferencias sustanciales con su hermano mayor. Lo primero es el ambiente. Este es un juego que abraza más la naturaleza alocada del deporte extremo y lo emparenta más con los juegos noventeros. Hablamos con detalles que van desde su soundtrack -con mucho punk, música urbana y una gran selección de The Offspring- la posibilidad de vestir a tus personajes con disfraces y hasta su implementación de un sistema de trucos mucho más robusto.
Hasta los personajes con los que te encuentras y que te prometes llevarte a la cima del deporte extremo son caricaturas muy fuera de contexto, que difícilmente podrías encontrar en el mundo real y que si bien yo los encontré un tanto desagradables, también es cierto que puedes ignorarlos por completo.
Pero donde Riders Republic se siente mucho más entretenido y más “videojuego” que Steep es en su renovado sistema de trucos. Antes los trucos eran prácticamente un sistema cosmético para ayudarte a sacar buenas fotos y además, muy automatizados. Ahora puedes optar por dos esquemas de controles: uno enfocado en las carreras y otro enfocado en los trucos. Ambos son compatibles con todo el contenido del juego, pero el primero te dará mayor libertad para controlar tu cámara y ayudará a conseguir trucos más fácilmente, mientras el segundo utilizará prácticamente todos los botones y sticks de tu control para realizar combinaciones imposibles y desafiar la gravedad para acumular más y más puntos.
Lo interesante de este sistema es que permite hacer accesible y entretenido el mundo de Riders Republic mientras lo exploras a tu ritmo. Puedes jugarlo como un título de carreras y jugar solo los eventos de ese tipo ya sea en bicicleta o snowboard. Puedes enfocarte solo en los trucos y hacer competencias de saltos, de alcanzar puntuaciones máximas y pasar por los circuitos llenos de rampas y rieles. O también una mezcla de ambas. Lo importante es que el ritmo lo llevas tu y mientras más vas avanzando, más se va abriendo el árbol de eventos disponibles para ti.
Curiosamente, la cantidad abrumadora de material que trae el juego hace que sea menos demandante que otros títulos, cosa que logran hacer a la perfección. Así es como a veces me gusta encender la consola y pasar horas haciendo eventos para avanzar en el ranking, pero otras veces donde quiero estar más relajado, solo me dedico a explorar, buscando nuevos sitios, easter eggs, objetos ocultos e incluso nuevas bicicletas para utilizar en las carreras. Lo importante es que siempre vas a tener algo que hacer, incluyendo a los stunts, sin duda los desafíos más complejos del juego y que algunas veces me recuerdan hasta la esencia de la serie Trials de Ubisoft. Y a veces voy solo con la mentalidad de jugar en línea y participar en competencias con mis amigos y con desconocidos. Todas las bases están cubiertas.
En ese sentido, tanto los controles como los niveles de dificultad son totalmente personalizables para cada jugador. Se nota que hay gran trabajo en hacer de Riders Republic una experiencia accesible, pero que también premia a los jugadores más hábiles. Esto gracias a un sistema de estrellas presente en cada misión, la cual se da por pasada si es que la terminas, pero te entrega más recompensas si es que lo haces con ciertos requerimientos como terminar una carrera sin caerte, hacer una cierta cantidad de trucos, pasar con la CPU en cierta dificultad y muchos otros modificadores. De esa manera puedes ver el contenido del juego a tu ritmo, solo que los mejores lo podrán ver mucho más rápido.
La estructura libre y abierta del juego se mezcla con su constante contenido online y permiten hacer que a cada momento la montaña se sienta viva. En cada momento podrás ver que están haciendo los otros miles de jugadores en el mapa como fantasmas de si mismos y sentir visualmente que es un mundo rico y lleno de actividades. Junto con eso están los clásicos modos en línea, incluyendo uno exclusivo para hacer trucos, y otros de carreras.
Dentro de Riders Republic hay toda clase de actividades en línea, donde puedes subir las fotos más impresionantes, acrobacias o incluso hasta tus propios eventos y carreras desafiando al resto a superar tus récords. Esto, a través de un sistema muy inteligente que va grabando tu ruta, tu puntaje y todo lo que haces mientras exploras la montaña. Cuando estás conforme o crees haber hecho algo impactante, puedes ir a la pestaña de social y luego subir tu ruta la cual el juego convierte automáticamente en un desafío ya sea de puntos o de carrera. El juego te propone los checkpoints y específicas que debe tener, pero eso también es editable.
De todas las opciones online, debo decir, es la que menos utilicé ya que creo que las rutas y desafíos hechas por los desarrolladores siempre serán mejores que las hechas por usuarios, pero al menos está ahí.
Pero el que más me gusta es el Mass Race, eventos que ocurren cada cierto tiempo y en donde puedes participar en carreras con hasta 64 participantes simultáneos. Esas carreras son frenéticas, alocadas y muy divertidas, y van rotando diariamente con un ciclo predeterminado de pistas y desafíos. Estas carreras masivas ocurren cada media hora y tienen un tiempo limitado en donde puedes acudir al lobby para conectarte o bien, seguir jugando a tu ritmo.
Y es precisamente esa variedad de eventos, de opciones para jugar, para vestirte o de sitios para explorar los que hacen que Riders Republic sea un juego imperdible para los amantes de los juegos online, de carrera y sobre todo de deportes extremos.
Quizás las únicas cosas negativas que le encontré tienen que ver con el apartado gráfico. Al ser un juego intergeneracional, simplemente no luce tan espectacular en una consola como la Xbox Series X (donde lo probé), aunque si gana en resolución y en la posibilidad de correr todo a 60 cuadros por segundo, lo que a mi juicio es indispensable sobre todo con juegos que buscan transmitir la sensación de velocidad.
Tampoco soy muy fanático de la manera en la que está estructurada la tienda de cosméticos, la cual obviamente posee todos los pecados de los juegos que además, son servicios: trajes de pago, tiendas por “temporadas” y elementos que te obligan a estar revisando cada día para no perderlos.
Y el sistema de sponsors, que te permite ir desbloqueando más ropa y equipamiento según tu desempeño es bastante desordenado, ya que te obliga a tener solo 3 activos y el sistema de tracking de estos desafíos debería ser más visible, ya que ahora te obliga a ir viendo constantemente el menú.
Pero fuera de eso, y si solo nos ponemos a jugar, Riders Republic es un juego que le devuelve lo cool a los juegos de deportes extremos y además lo modernizan para demostrar que andar a toda velocidad, hacer giros en el aire y montar combos imposibles no tenía que quedarse solo como un recuerdo nostálgico de la era del PlayStation.
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