Ya son varias las enólogas que destacan en las diferentes viñas nacionales, ya sea en las que producen grandes cantidades de litros o en las de tipo boutique. Aquí, tres enólogas que se abrieron camino en un espacio que, hasta hace una década, estaba más asociado a los hombres, pero al que ellas han sabido poner su toque, haciendo de la uva una verdadera “piedra preciosa”.
Francesca Perazzo, Viña Mar: con los espumantes vives en una vendimia permanente
Francesca Perazzo, enóloga jefa de los espumantes de Grupo San Pedro y rostro de Viña Mar, lleva casi siete años en el grupo ligado a la familia Luksic.
La enóloga de la Universidad Católica advierte que si bien siempre le llamó la atención este tipo de vino, jamás imaginó que terminaría trabajando y viviendo para su elaboración.
"Mi nonna tenía parras y hacían vinos que guardaban en el subterráneo de la casa. En el verano, cuando uno bajaba a verlos, veía cómo algunos corchos comenzaban a explotar producto de la fermentación y aparecían las burbujas... Eran dulces y me cautivaba esa magia del descorche", señala Perazzo.
Llega a Viña Mar para un reemplazo, justamente de Viviana Navarrete, quien fuera su "mentora", como la señala ella, y en poco tiempo ya estaba a cargo de la base y desde hace cuatro años que ve esta categoría de las Viña Mar y Misiones de Rengo.
"Siento que caí parada, pues de verdad los espumantes me encantan, los encuentro tan frescos y fáciles de tomar. Para mí, el descorche de burbujas es sinónimo siempre de fiesta, de festejo, de celebrar. Es poder conectarse con los cinco sentidos. Desde que escuchas el descorche, luego miras esas burbujas cuando se asoman en la copa, el aroma que tienen, el sabor y la textura que tienen en boca. Para mí es un producto muy entretenido y me encanta hacerlo".
¿Ha sido difícil ser mujer en un rubro tan masculino?
Nunca me sentí discriminada ni acosada. Yo no me siento limitada por ser mujer en donde estoy. Creo y siento que en mi pega hoy me ayuda ser mujer.
¿Cuál crees que es tu aporte en tus vinos?
Las mujeres en la enología somos más detallistas y ordenadas, y especialmente con los espumantes hay que siempre estar proyectando el futuro. Entonces vives en una vendimia permanente. Hay que tener el talento, la delicadeza y la determinación. Sobre todo cuando hay tantos litros que producir.
¿Cuál es el desafío para la enología chilena?
Tendremos que ser más sustentables, apuntando a prácticas más orgánicas. Habrá que ser más eficiente, saber elegir qué vino hacer. Esto a futuro nos va a enseñar a ver y estudiar qué plantar, cómo hacerlo. Esta es una oportunidad, para ordenar las prioridades.
Viviana Navarrete, Viña Leyda: busco hacer vinos elegantes
A comienzos de año, la prestigiosa publicación norteamericana Wine Enthusiast seleccionó a Viviana Navarrete, de Viña Leyda, entre las 12 mejores enólogas del mundo. Un mes más tarde, el destacado enólogo británico Tim Atkin publicó su Reporte Chile 2020, donde nombró a Navarrete como Enóloga del Año. "Son dos súper reconocimientos, porque una es apasionada en lo que hace, pero siento que también es un premio a la trayectoria. Yo llevo 13 años en Viña Leyda, y eso me ha permitido poder conocer y estudiar a fondo el terroir. Uno tiene solo una vendimia al año y es la oportunidad que tienes para hacer el vino. Es una gran prueba de ensayo y error, que a medida que pasan los años y más conoces la zona, te permite ir mejorando y hacer cada vez vinos más interesantes y complejos", explica Navarrete.
Reconoce que en estas casi dos décadas que lleva trabajando era de las pocas mujeres que había en la parte técnica. "Me tocó demostrar mis capacidades a full, tener que ganarme la confianza del resto -que eran puros hombres-, siento que tenía que demostrar que no iba a fallar. Después de ese comienzo, con muchos ojos encima y sintiendo que los errores eran menos perdonados, creo que ser mujer me ha jugado a favor", señala la enóloga.
Inmersa en los vinos blancos, reconoce que su cepa favorita es el Souvignon Blanc "de comienzo a fin". Pero, sin duda, su mayor desafío está siendo el Pinot Noir. "Se trata de una cepa súper difícil y creo que aún estamos trabajando para lograr buenos vinos. Me ha sacado canas verdes; esta cepa me quita el sueño", señala la profesional.
Siente que tanto hombres como mujeres tienen la sensibilidad para hacer vinos; cada uno aporta con su estilo. “Somos una mirada distinta y con eso es el público el que gana, teniendo una mayor diversidad. Siento que todos estamos haciendo vinos muy elegantes y que las cepas blancas van por buen camino, abriéndose a nuevos valles más fríos y costeros. Hoy debemos apostar al segmento alto y ganarnos las credenciales para seguir construyendo una imagen de vinos no solo BBB, sino también premium. Creo que ahí hay un escenario súper fructífero”.
Andrea León, Viña Casa Lapostolle: El desafío es grande y debemos ser sustentables
"Esta vendimia ha sido terriblemente agotadora en lo físico y en lo emocional. Lo que estamos viviendo nadie se lo imaginó y hemos tenido que ser capaces de dar contención a las personas en momentos de mucha incertidumbre", es lo primero que dice Andrea León, enóloga de la Viña Casa Lapostolle.
Llegó hace 15 años a la viña del Valle de Colchagua, luego de trabajar en varias viñas en el Valle del Maipo y en algunos viñedos de Nueva Zelandia y Estados Unidos. Si bien reconoce que en la universidad la enología era una de las ramas más demandadas por las mujeres, en el camino son pocas las que se quedan en la parte técnica, "pues toman las áreas más comerciales o de marketing. El tema se complica cuando uno tiene familia, porque sobre todo en la época de vendimia, es muy demandante. Es un rubro muy masculino, en el que cuesta validarse, hay que trabajar el doble, hay que jugársela el doble. No eres "cosificada", pero cuesta ejercer la enología en primera línea. Eso sí, acá somos muchas mujeres y casi no es tema", señala la enóloga.
Si bien partió primero por los vinos premium de la viña, se ha paseado por todas las áreas, lo que le ha permitido tener una visión sumamente amplia. Hoy es reconocida como una de las mejores profesionales en vinos tintos.
"Hay vinos que disfruto haciendo, como los rosé, que no tienen muchas ambiciones, y que es lúdico, que se hace por el color, pero obviamente que disfruto el trabajo que hay detrás de un Clos Apalta. En general, me gusta hacer vinos bien mediterráneos, muy aromáticos, muy de nariz y expresivos. Creo que tengo una afinidad natural, pero siempre dependerá del viñedo y el cómo lo leas".
Para la enóloga, lo que viene será el gran reto del mundo vitivinícola nacional. “El desafío es grande y debemos ser capaces de ser sustentables. El cambio climático llegó para quedarse y la sequía que estamos viviendo en nuestros valles nos llevará a cambiar nuestra forma de producción”, señala, y agrega que hoy “las cepas más desconocidas y las producciones locales les agregan un valor especial a los vinos, y eso la gente lo está valorando, algo que hace cinco años no pasaba. Debemos ser capaces de valorizar nuestro terruño, ahí está la diversidad”.