Más de un centenar de entrevistas en menos de 10 días. Así de intensa fue la agenda de Andrés Parra, el actor colombiano que interpreta a Sergio Jadue en la serie El Presidente, estrenada hace sólo unos días por la plataforma digital de Amazon a más de 200 países, incluido Chile.
Y es que la serie de ficción, dirigida por Armando Bo -uno de los guionistas de la película Birdman- era uno de los estrenos más esperados del año para quienes seguían de cerca el caso de corrupción de la FIFA destapado en 2015 y que tiene al ex presidente de la ANFP como una de las piezas claves en el escándolo de soborno, fraude y lavado de dinero de la entidad mundial.
"Esto ha sido una locura, la verdad es que todo el equipo está muy contento, muy felices", señala el actor desde su casa en Bogotá, Colombia, donde vive hace casi cuatro meses por la cuarentena impuesta por las autoridades cafeteras.
Ahí, junto a su señora y sus dos hijos (de 19 y 1,4 años), el también intérprete de "Escobar, el patrón del mal", se toma con calma el revuelo mediático que ha significado el estreno de la serie. "Estamos tranquilos, somos muy afortunados, porque gracias a Dios no nos falta nada y también tengo mucha suerte, porque por las edades de mis hijos me he ahorrado la pesadilla de las clases en línea y todo lo que eso significa. La verdad es que si así el día no nos alcanza, no me quiero imaginar lo que sería tener que estar pendiente de las clases online", explica al otro lado del teléfono, en una de las entrevistas más extensas que ha dado en el último tiempo.
» Creando a Jadue
Andrés Parra es reconocido en Colombia como uno de los actores de mayor proyección internacional.
Querido por el público y respetado por sus pares, es destacado como un profesional único, orgánico y muy serio.
Su interpretación de Pablo Escobar o la de Hugo Chávez, en El Comandante, le ha permitido ser reconocido con varios premios en su país y ser nominado a otros cuantos a nivel latinoamericano. Pero él se lo toma con calma y eso no le quita el sueño.
"Creo que este ha sido un gran momento para estrenar la serie El Presidente, donde la gente está ávida por consumir productos que los entretengan. Creo que las plataformas están viviendo un momento único, y sacando algo positivo de un momento tan malo como el que estamos viviendo", explica Parra.
"Justo este era un año de estrenos, así que estar en casa me permite vivir esto más conectado con el público. Tenía mucha ilusión de que estuviera al aire", señala el actor.
¿Qué te ha parecido la recepción del público?
Respeto todas las críticas. Siento, eso sí, que la gente esperaba una serie que fuera un documental, pero esto es una serie de ficción basada en hechos reales. A lo mejor, tenían mucha expectativa. Ojo, que a mí también me pasó en un comienzo. Sin conocer el guion comencé a estudiar a este personaje y pensé que sería un tipo de biografía o un drama, y cuando recibo el parlamento digo 'mierda, esto es ficción'. Al comienzo fue raro, trataba de equiparar las dos cosas, lo que yo había investigado con lo que decía el guion, había cosas que no me cuadraban, fechas, etc. Tuve que hacer el ejercicio de soltar la investigación y hacerle caso al guion. Y después de que empezamos a rodar nos damos cuenta de que aparece el humor, me atrevo a pensar que ni siquiera Armando (el director) lo sabía. Y aparece el humor negro y ahí dije en Chile nos van a matar. Sabía lo que significaba este caso para ustedes, cuánto les afectó y la vergüenza que les dio.
Pero tú te has tomado con humor las críticas, sobre todo por redes sociales.
Aprendí a manejar Twitter, que creo que de todas las redes es la más peligrosa y traidora. He tratado de ser honesto y prudente, y tomarme efectivamente las cosas con altura de miras y humor. Cuando las ofensas son demasiado, bloqueo, silencio y paso por el lado.
Pero hay una magistral, que es tu respuesta al comentarista argentino Martín Liberman, ¿cómo se te ocurrió responder eso?
Lo de Liberman fue una casualidad. La verdad es que hacía dos días había puesto un tuit que siempre usaba con mi grupo de teatro al terminar una obra, que era justamente: 'Si le gustó, recomiéndesela a sus amigos, si no le gustó, invite a sus enemigos'. Y lo puse un día antes de que escribiera Liberman, que a todo esto no sabía quién era. Y cuando veo su crítica y me doy cuenta de la cantidad de seguidores que tenía, lo vi como una oportunidad de negocio, y le retuiteé la frase. Y vaya revuelo que causó.
¿Cómo empiezas a gestar este personaje siendo que no eres aficionado al fútbol?
La historia, la verdad, es muy bonita, pues yo tengo un tema con Chile, que fue el primer país que me abrió la puertas y donde comencé mi carrea en el extranjero ("Sitiados"). Cuando me ofrecen el papel, no tenía idea quién era este tal Sergio Jadue y poco sabía del caso FIFA. Acepto igual, porque me parecía interesante meterme en el mundo del deporte, y al poco andar nos dimos cuenta que las fechas no me coincidían, pues mi señora estaba embarazada y significaba irme tres meses antes del parto, por lo que tuve que renunciar. Meses más tarde, me llaman de nuevo desde Fábula, para decirme que aún no habían comenzado y que si seguía interesado. Empaqué y me fui a Chile. Mi señora me siguió al mes con mi hijo de dos meses.
A eso se sumó que el director era Armando Bo, uno de mis favoritos, entonces siento que todo se dio para que yo hiciera el papel.
¿Cómo estudias al personaje?
Me basé en dos libros chilenos: "Sergio Jadue, historia de una farsa", de Gustavo Huerta, y "Juego Sucio", de Francisco Sagredo y Fernando Tapia. Ahí me interioricé del personaje y la historia. Luego vino el trabajo del acento, que lo preparé con Magda Miño, que es mi coach de voz. Le mandé videos de Jadue y comencé a trabajar. Ya en Santiago, afiné los detalles con Loreto Araya.
¿Qué fue lo que más te llamó la atención de este personaje?
Más que el personaje fue la historia, el papel de la FIFA, de la Conmebol, el fútbol como negocio. Con respecto a Jadue, si lo piensas bien, no es un personaje complejo de actuar, porque él reacciona de manera muy humana.
¿En qué momento te das cuenta de que habías logrado el personaje?
Cuando llego a Santiago y me ve Loreto, me da pequeños tips a mejorar. Estaba cerca.
Hay un momento en el que uno como actor ya no tiene que forzarse ni pensar tanto en el personaje. Habían pasado como tres semanas de rodaje y sentí que todo el trabajo se dejó ver. Me di cuenta de que ya podía improvisar, que el personaje ya se había metido en mí.
¿Fue difícil lograr el acento chileno?
Sí, pero yo necesitaba lograrlo. Tuve la ayuda de todo el equipo. Era tanta mi procupación que en algún momento, incluso Armando me dijo, bueno, entonces no lo hagas como chileno... y yo le dije ¡pero cómo? Entonces mi esfuerzo era el triple para conseguirlo. Siento que Jadue también es una creación de todo ese equipo, sonidistas, camarógrafos, todo el mundo metía la cuchara.
Esa es una de las mayores críticas que se le hace a la serie, que tú sí lograste darle el acento y el resto no.
Yo creo que hay una mezcla. No había una premisa, que yo me acuerde, que todos tenían que lograr el acento de su personaje. Lo mío es una decisión personal, porque por supuesto era Jadue, el protagonista.
Siento que las plataformas nos están invitando a entender que nuestras historias deben ser continentales, por no decir universales. Entonces, hacer una serie chilena, pensando única y exclusivamente en un público chileno, es desperdiciar una oportunidad de hacer una gran serie que podía llegar a un público mucho más grande, y creo que por ahí va también el tema del resto de los acentos de los otros actores.
¿Es cierto que debiste ponerles subtítulos a tus papás para que vieran la serie?
No sólo a ellos. Acá mucha gente lo tuvo que ver así, incluso yo le puse subtítulos...
Parra es enfático en reconocer que esta es una serie de ficción, pero no lo que ella critica, y eso sí tiene rigurosidad. "No es ficción que la Conmebol tenía una inmunidad diplomática, que la FIFA movía y facturaba cientos de millones de dólares al año -y lo sigue haciendo- y sigue diciendo que es un organismo sin fines de lucro, no es ficción que cuando Jadue recibe la Copa América ya estaba metido en el problema. Eso no es ficción", recalca.
Hollywood, ni en sueños
La conversación con Parra fluye, a lo lejos se escucha a su hijo menor deambular por el hogar. Se ríe, se le sale más de un chilenismo mientras conversa e, incluso, se da el tiempo para recordar pequeños diálogos con los actores en el rodaje, con acento chileno.
Tus personajes han sido amados y odiados, ¿qué se siente hacer estos papeles?
A mí me gusta, me divertierten mucho. Y debe ser porque yo estoy tan alejado de esa realidad..., soy tan cobarde. Piensa que yo jamás le he pegado a nadie un combo, en mi vida. Yo no mato ni una mosca. Me gusta que mis personajes incomoden. Me gusta que la gente luego de ver mi trabajo discuta, que le quede la inquietud y quiera conocer lo que realmente pasó. Es un desafío. Los personajes buenos, a veces, me aburren un poco.
Se toma a la ligera que su futuro sea incierto. "Como todos los actores", dice, y agrega que "a fin de año tengo el estreno de una serie en Netflix, de la que no puedo hablar mucho. Ya veremos qué me trae el destino".
Lo que sí sabe es hacia dónde no quiere ir y dentro de eso está el no regresar a hacer telenovelas ni tampoco los "híbridos", como los llama él, una mezcla de telenovela y serie, principalmente porque la calidad tiende a perderse. Ni tampoco un papel de narco. "Con mucha tristeza digo que los narcos ya están descontinuados en mi carrera, por esta empresa ya no se sacan más ese tipo de personajes", advierte.
"Estoy intentando quedarme en series de máximo 13 capítulos. Es un tema por calidad profesional. Mi ideal sería hacer dos miniseries (de seis capitulos) y una película. Y cobras por las tres cosas 15 millones de dólares. Facilito", y sus carcajadas contagian, más aún cuando dice: "Se me pegó lo de Jadue, ganar plata rapidito".
¿Qué opinión tienes de las plataformas digitales?
Creo que han ayudado a la mezcla de actores de distintos orígenes. Yo creo que estamos viviendo una era dorada en Latinoamérica.
Poco a poco se nos están quitando las ganas de Hollywood como el único camino a la internacionalización. Creo que acá estamos sacando series muy bien, estamos trabajando en nuestro idioma, contando nuestras tragedias, y eso me parece muy valioso.
No estoy diciendo que si me llaman mañana para un proyecto gringo no lo haría, pero Hollywood, Hollywood es otro circo, que tiene un arma de doble filo y una camisa de 12 balas también. Si usted logra entrar ahí mal, se quedó y no vuelve a pasar nada con usted. Marica, el ambiente de ahí es una verdadera mierda, una jauría. Lo veo tan lejano, tan imposible de lograr, que ni me lo sueño.
¿Y con qué sueñas profesionalmente?
Prefiero mil veces ganarme un Oscar como Mejor Película Extranjera, que me llamen de Fábula para hacer un filme o que me digan 'venga, que haremos una película con Javier Cámara, Ricardo Darín y Gael García', eso sí me lo sueño. Pero no me imagino con Hopkins, Al Pacino... Eso me da risa. Lo otro es palpable, es posible, eso sí me lo puedo soñar.
¿Con qué actores chilenos te gustaría trabajar?
De actrices, Catalina Saavedra me parece que es una tremenda, cuando la vi en la Nana, simplemente me enamoré de ella. Y de los chilenos, uy, Alfredo Castro, no me joda. ¡Váyase a la mierda! Qué pedazo de actor es ese.
¿Cómo ves el futuro de nuestra región después de esta pandemia?
Yo no creo que salgamos de esto siendo mejores personas. Latinoamérica seguirá siendo lo que es hoy. Estamos ahí y vamos a ir por la vida con nuestro folclore, con nuestra comida, con nuestros problemas. Todo pasa y al final no pasa nada. Es muy raro.
¿Así de crítico?
El otro día mi señora puso un tuit que decía que éramos tan alegres que no nos dábamos cuenta en el mierdero en el que estamos... y la verdad no creo que esto cambie.
Yo he perdido la fe en los políticos y en nosotros un poco. Mañana habrá que levantarse, romperse el lomo trabajando, pagar unos impuestos absurdos y ver cómo se roban todos. ¿Qué va a pasar? Nada.
Da lo mismo el lado. Yo no veo liderazgo, no veo transparencia. Veo gente que tiene ansias de poder y ganas de enriquecerse lo más rápido posible. Muy a lo Jadue.
Mira los millennials, todas estas stand ups, los que crean aplicaciones, los nuevos emprendedores. La hacen, la desarrollan y luego la venden en miles de millones de dólares y ya está. Todos quieren eso, hacerse ricos e irse a la isla. Al final, son pocos los que piensan en el país y cómo realmente sacarlo adelante. Y nosotros, la clase trabajadora, ahí seguimos metiéndole ganas, qué más vamos a hacer. Es la región que nos tocó vivir.
¿Qué opinas de lo que pasó en Chile en octubre?
Yo me fui de tu país y a las semanas comenzó el estallido social. Mierda. ¡Chile! Qué coño.
Desde el lugar donde estuve y donde me moví, comparándolo con el mío, vi un país con una calidad de vida bien. Yo a veces conversaba con las personas que estaban ahí, por ejemplo el chofer que me llevaba a las grabaciones, que me contaba que se había ido de vacaciones a Italia. Le había costado, pero lo había hecho. Eso en Colombia es impensado.
Cuando veo el estallido dije se volvieron locos, pensaba yo. Y claro, había una burbuja, como la vida de Jadue. MT