Enzo Ferrari decía que si a un niño le pides que pinte un auto, siempre lo dibuja en rojo. Y yo creo que un adulto, también. Eso no es el azar, sino que la firma de Maranello se ganó estar en el inconsciente colectivo con sus múltiples victorias obtenidas desde que comenzó en el motorsport y cuando en los años 20 (del siglo pasado), las autoridades deportivas dictaron que el “rosso corsa” identificaría a los autos italianos en las competiciones oficiales.
Es cierto que el rojo destaca más que los otros colores (los británicos eran verde, los franceses azules, los alemanes grises y los belgas amarillos), pero el rojo Ferrari tuvo éxito no sólo porque se distinguiera mejor, sino más bien, porque las repetidas victorias deportivas que tuvo, confirieron a ese color, un significado determinado con una serie de valores, los cuales han trascendido década tras década y han llevado a Ferrari -y su color- a ser una de las marcas favoritas de niños y adultos.
Pero mirar es una cosa, tocarlo es otra y, una muy distinta, es poder entender lo que provoca manejar un Ferrari, esa pasión casi desmesurada e irracional, para muchos, solo se logra comprender cuando se tiene la oportunidad de vivir la experiencia de estar tras el volante. Y fue justamente eso lo que pudimos apreciar en el primer Ferrari Latam Test Drive Experience, un evento exclusivo para seis medios de habla hispana de América y en el que MT La Tercera fue el único medio especializado seleccionado para vivir en primera persona lo que es el mundo de la firma del Cavallino Rampante.
Personalización absoluta
Si bien Ferrari lleva muchos años vinculado al continente, Estados Unidos es uno de sus mercados más importantes, donde se venden anualmente entre 2.400 y 2.600 unidades. Por eso no es extraño que el destino para vivir esta experiencia haya sido Miami que, además, es una ciudad que para muchos emociona y que tiene un latido vibrante que desata la pasión, similar a lo que provoca manejar un ejemplar del Cavallino Rampante.
La invitación por parte de Ferrari era clara: disfrutar de la sofisticación, el lujo, la artesanía y la emoción de manejar un Ferrari en un entorno como el que brinda la ciudad de Florida.
Luego de varios correos con una serie de preguntas sobre gustos y necesidades laborales para la prueba de manejo, nos llegó finalmente lo que estábamos esperando…saber el modelo que conduciríamos en tierras norteamericanas. Si bien había tres modelos disponibles, MT manejaría el 296 GTB, el último deportivo en llegar a Chile (que justamente fue elegido como el Mejor Superdeportivo del premio Los Mejores 2023, reconocimiento de la prensa especializada chilena).
No se trataría de una prueba extrema ni en circuito, sino que claramente la idea del test drive era vivir el estilo de vida elegante que aúne lujo y sofisticación, dos de los pilares de Ferrari.
Híbrido y detalles de antaño
Como no podía ser de otra manera, a la puerta del hotel nos llegó la unidad del Ferrari 296 GTB Rosso. El modelo, que fue presentado en Chile a mediados de año pasado, es el segundo modelo híbrido de la firma italiana y lo más llamativo es su nuevo motor V6 turbo de 120°, el primer seis cilindros en la historia del Cavallino Rampante para un vehículo de carretera.
Su nombre se origina precisamente de la combinación de los dos primeros números de la cilindrada total (2.992 cc) junto al número de cilindros, seguido de las iniciales GTB (Gran Turismo Berlinetta).
Lo primero que llama la atención es el diseño de 296 GTB y como ya es una constante, nace como resultado del deseo del Centro de Stile Ferrari de redefinir el concepto de berlinetta de motor central trasero, dándole una línea compacta y moderna y original, donde resalta una corta distancia entre ejes.
Sin ir más lejos, es la berlinetta más compacta de la empresa de Maranello en la última década, es 50 mm más corto que el 488 GTB y F8 Tributo, y además es 145 mm más corto que el SF90 Stradale (que mide 4.565 mm de largo).
Con guiños a modelos de los años 60, luce un frente liso pero que es más aerodinámico, con grupos ópticos que parecen dos gotas en la parte delantera y de un conducto de refrigeración para los frenos. Además, en la parte baja del frontal, luce un pequeño e inédito alerón que ayuda en la aerodinámica y que proviene directamente de la experiencia en la competición.
En la zaga presenta una cola alta que se mezcla con una fuerte caída del techo la tapa del compartimento del motor que tiene una superficie de vidrio tridimensional.
En esta zona, el único escape central completa la estructura central del parachoques que se expande hacia arriba para llegar a los grupos ópticos, mientras un alerón central activo se aloja en el compartimento de conexión de las luces traseras.
En el interior se aprecia un estilo minimalista, con materiales de alta calidad. Dispone de una nueva interfaz digital, con asientos deportivos y un volante que reúne las diferentes funciones de control y tal como en el SF90 Stradale, en el 296 GTB se instaló un selector para la gestión de los flujos de energía llamado eManettino, además del tradicional Manettino para los controles de la dinámica del vehículo.
El eManettino incluye cuatro modos de funcionamiento que se pueden seleccionar a través de los controles del volante: eDrive, Hybrid, Performance y Qualify. Y para el acompañante, se instaló una pequeña pantalla digital.
Dentro de los asistentes al test drive en Miami, se encontraba Dani Clos, ex piloto de prueba de Fórmula 1 que lo primero que me dijo fue “acá en Miami y donde manejarás, te recomiendo los modos eDrive, Hybrid y, solo si ves que puedes, Performance. Descarta de antemano el Qualify…”, si lo dice Clos, habría que hacerle caso.
El motor del 296 GTB fue creado de cero. El V6 turbo de 2.992 cc está asociado a una caja de cambios modificada de la transmisión de doble embrague de ocho relaciones utilizada en el SF90 Stradale para ofrecer un funcionamiento más emocionante, recortando las primeras marchas.
Este motor a combustión genera 663 Cv, pero se ve asistido por un bloque eléctrico que genera otros 122 kW (167 Cv) y que se alimenta de una batería de iones de litio de 7,45 kWh. En conjunto se logra una potencia total de 830 CV, con un par de 740 Nm.
La sorpresa
Quizás una de las mayores aprensiones cuando se está frente a un superdeportivo, es cuán fácil o dócil puede ser para manejar. Y si solo lo harás en ciudad, cuán cómodo puede ser un auto de estas características en el día a día. Venía la prueba de fuego…
La ruta era sencilla, pero con varias horas y ciento de millas sobre el 296 GTB por Miami y sus alrededores, lo que obviamente entusiasmaba y hacía que la previa a la salida existiera mucha ansiedad, por lo que significaba ser la primera periodista chilena en tener la posibilidad de hacer un test de estas características.
Con llaves en manos partimos con el test camino a Boca Ratón, como primera parada. Mucha autopista, lo primero que nos llama la atención es justamente lo cómodo que es. Sus butacas perfectamente confeccionadas, el volante (que parece sacado de un videojuego) con gran grip, la extraordinaria ergonométrica y, a pesar de tener una luneta y unos espejos laterales pequeños, la visibilidad es óptima. Lo único que me costó fue acostumbrarme al ancho de los pasos de ruedas delanteros. Y claro, la posición de manejo es baja, como debe ser, por ende cuesta poder mirar por encima de ellos y calcular.
Pero esa sensación de poder tener claro cuánto giran las ruedas cada vez que tocas el volante, es algo que pocas veces sientes y que tengo claro, que la vara quedará demasiado alta cuando busque feedback en otro automóvil. La precisión hecha dirección. El único modelo que se le asemeja es cuando probé el Alfa Romeo 4C en el circuito de Balocco, en Italia. Ahí hay magia y tecnología. Ahí, en ese pequeño gran detalle, hay historia de entregar las mayores sensaciones de conducción. Es que para mí, las aceleraciones en un auto de más de 800 Hp son como lógicas y más ahora, con tanto eléctrico dando vuelta que te da esa aceleración inmediata. Por eso, ese detalle, esa sensación es -literalmente- casi impagable.
A medida que avanzamos vamos reconociendo algunos detalles del modelo. Su relación de peso/potencia (1,77 kg/CV) es impactante, y hace que se mueva con sencillez y soltura, sin necesidad de exigirle para una salida desde cero o cuando necesitamos sobrepasar. No hay duda, que responde… y vaya que lo hace.
Ese motor V6 diseñado y desarrollado desde cero y que sitúa los turbocompresores en el interior de la ‘V’, solo permite obtener importantes beneficios en cuanto a su compacidad, que alineado a su menor centro de gravedad y su reducción de masa, redundanda justamente en un altísimo nivel de potencia y dinamismo.
Saliendo de Boca Ratón, nos fuimos a Palm Beach, en un tranquilo pero sinuoso camino. Ahí, entraron en acción otros dos elementos mágicos: su transmisión y su construcción. La primera, solo nos ayudó a disfrutar, rebaja, rebaja, rebaja, cada vez que fue necesario, mientras que sentir ese aplomo en la pista, es como ir arriba de un karting. Seducción pura.
El último tramo del test puso a prueba la paciencia y la eficiencia del motor eléctrico, el que pudimos utilizar en un largo y tedioso atasco a la salida de Palm Beache. En él, pusimos el eManettino el modo eDrive para poder conducirlo en modo 100% eléctrico por casi 20 kilómetros (y con e cual podrías incluso maneja hasta los 135 km/h sin usar el bloque térmico). Eso es otro punto notable de este 296 GTB: cuando pasa de modo cero emisión a la utilización del motor V6, casi no se siente el cambio de propulsor, a menos que lo pises fuerte, porque ahí, quedas pegado al asiento, literal.
Ya en ruta de regreso al hotel, pudimos acelerarlo y jugar un poco por la autopista, siempre según las normas de velocidad máxima establecida por las leyes norteamericanas. Y vaya que fue divertido desacelerar para luego apretarlo nuevamente y ver cómo iban quedando atrás los otros vehículos en la ruta. Un verdadero sueño.
Al final, este 296 GTB responde a todas las grandes exigencias de un Ferrari, con respuestas rápidas, con velocidad constantes en curvas, grandes progresión de marcha. Al final de más de 6 horas de conducción la conclusión es que la usabilidad de este superdeportivo es innegable y la diversión está presente siempre.