El Porsche 911 evoluciona mirando el pasado
La octava generación del más emblemático de los deportivos asoma con más tecnología, eficiencia y deportividad, pero a diferencia de años anteriores, ahora toma una serie de elementos de las primeras versiones y los incorpora con un estilo de vanguardia. A Chile llegará a finales de abril.
El autódromo de los Hermanos Rodríguez en Ciudad de México es uno de los escenarios más tradicionales del motorsport. Por su pista han brillado desde bólidos de Fórmula 1 a monopostos eléctricos de la Fórmula E, dejando en sus huellas la evolución de la industria. Esa mezcla perfecta de tradición y progreso hizo decidir a Porsche para escoger el circuito en la capital azteca como plataforma para la presentación dinámica del nuevo Porsche 911, modelo que en su octava generación mira al pasado y toma pedazos de su historia para dar vida a un deportivo que vuelve a sorprender.
"La octava generación del 911 es más potente, más emocional y más eficiente que sus predecesores, e incluye numerosas características digitales. No obstante, a pesar de todas las novedades, el 911 mantiene su esencia: la de un deportivo purista, el corazón de Porsche. Nuestro ícono", reconoció Oliver Blume, presidente del Consejo de Dirección de Porsche AG, respecto del más emblemático de los deportivos. Y sus razones son varias.
» Porsche 911: Una evolución real
El primer Porsche 901 se presentó el 13 de septiembre de 1963. Al año siguiente, debido al reclamo de Peugeot por el uso del número 0 en el centro, la marca alemana lo cambió a 911. Y así empezó una leyenda que le ha permitido vender 1.049.330 unidades en siete generaciones.
Ahora el desafío era reinventarse. Y con esta serie 992 del 911 se hicieron modificaciones que incluyen desde nueva plataforma, a motorizaciones más potentes y guiños a modelos precedentes, características que se podrán conocer en Chile desde fines de abril, cuando se estrene el renovado deportivo.
El diseño exterior, por ejemplo, luce nervaduras más marcadas en un capó que ahora deja sus líneas más curvas por una base más recta, tal como se apreciaba en la serie 994. Además, el frontal es más ancho, se incorporan nuevas tomas de aire y luces led de cuatro puntos. En la zaga, destacan los alerones más anchos y la banda luminosa que cruza el vehículo, mientras los neumáticos por primera vez tienen dimensiones diferentes entre ejes (20'' adelante y 21'' atrás). Como detalle, bajo la luneta se aprecian nueve barras separadas por la nueva luz de freno que asemeja el número 11.
En el interior, se regresa a un estilo horizontal en el panel central, tal como se apreciaba en las tres primeras generaciones. Además, se incorpora un ancho tablero digital, mientras la pantalla central del Porsche Communication Management (PCM) es más intuitiva y pasa a ser de 10,9''. Respecto de la posición de manejo, el asiento se encuentra cinco milímetros más bajo, incrementando la sensación de deportividad.
A nivel motriz, los avances también son relevantes, al punto de que en esta generación se logró bajar cinco segundos el trazado en Nürburgring (7:25″). Para eso, además del menor peso y las mejoras aerodinámicas, el nuevo 911 exhibe el motor bóxer turbo de 3.0 litros de siguiente generación, con turbocompresores más grandes que permiten mejor respuesta, potencia, desarrollo del par, estabilidad y deportividad con altas revoluciones.
En cifras, este bloque asociado a la nueva caja PDK de doble embrague y ocho velocidades desarrolla 450 Hp (+30 Hp que en la serie 991), mientras el par se elevó a 530 Nm (+30 Nm). Esta potencia le permite pasar de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos para la versión Carrera 4S, mientras la velocidad máxima se empina a 308 km/h.
En seguridad, destaca es el nuevo modo Wet, que detecta agua en la carretera y advierte al conductor para reforzar la seguridad. A esto se suma el asistente de advertencia y de frenado y el asistente de visión nocturna con cámara termográfica opcional que por primera vez se ofrece en el Porsche 911.
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