Acoso a funcionarios electorales y denuncias de presunto fraude marcan recta final de cara a comicios de medio mandato en EE.UU.
Desde encuestadores que se hacen pasar por funcionarios estatales para presionar de forma indebida, hasta llamados abiertos a impugnar votaciones en estados completos se han reportado durante la previa a la jornada electoral del próximo martes. Seguidores y aliados del expresidente Trump estarían entre los instigadores, denuncian medios locales.
Cuando cuatro residentes del condado de Shasta, en California, recibieron en sus hogares a aparentes encuestadores puerta a puerta durante septiembre, actividad de lo más regular en el escenario estadounidense previo a cualquier tipo de elección, no sospecharon de ellos. Llevaban chalecos reflectantes naranjas e insignias que aparentaban ser oficiales, donde se leía “Voter Taskforce”, o algo así como Grupo de Trabajo de Votantes.
Las dudas sobre su procedencia se levantaron cuando notaron que no explicaron dónde votar ni promocionaron a un candidato, tarea que normalmente se asocia a su labor, especialmente previo a elecciones importantes. La alarma llegó definitivamente cuando interrogaron a los residentes sobre su historial de voto, preguntaron por quiénes vivían en el hogar e inquirieron saber del paradero de una de las hijas, todas preguntas que, según el funcionario electoral jefe del condado, podrían constituir una violación a las leyes estatales sobre intimidación y acoso, detalló Reuters.
La escena preocupa a las autoridades estadounidenses, pero no han sido una sorpresa. Situaciones similares se han repetido a lo largo y ancho de todo el país, donde un factor se hace común: la táctica de acusar fraude electoral a gran escala, tal como ocurrió en 2020, cuando el entonces Presidente Donald Trump inició una estrategia que ahora se replica de cara a las elecciones de mitad de mandato del próximo martes en Estados Unidos, y que ha inspirado a sus seguidores en distintas regiones del mundo.
Encuestadores falsos
Numerosos medios estadounidenses han logrado rescatar relatos que convergen en la misma idea. Existe una campaña concertada para cuestionar la validez de las votaciones.
En el caso de los encuestadores que se hacen pasar como funcionarios estatales, la táctica apunta a avivar las dudas sobre un supuesto fraude en los libros de registros de votantes. Cuadrillas organizadas, en algunos casos, por seguidores del expresidente Trump, han recorrido distintos estados del país para recolectar supuesta evidencia que sustentaría dicha acusación.
En uno de los hogares californianos con los que Reuters habló, los supuestos encuestadores enumeraron a los votantes registrados en la residencia y exigieron saber si aún vivían todos en aquella dirección.
La situación ha sido reportada en al menos 19 estados hasta la fecha. Buscan llevar dichos datos ante funcionarios electorales en un intento por levantar la idea de que las listas son inexactas, lo que podría abrir la puerta a una eventual votación fraudulenta, alegan.
Cathy Darling Allen, secretaria del condado de Shasta, donde los republicanos pro-Trump dominan el gobierno local, se puso en contacto a mediados de septiembre con cuatro personas que alegaban haber sido abordadas por estos falsos encuestadores. Cuando los tres primeros le preguntaron si las autoridades locales los habían enviado, entendió que había un problema mayor.
El cuarto llamó a la policía. El grupo vestido de naranjo fluorescente le estaba exigiendo entregar datos que no correspondían a una encuesta, detalló un informe del Departamento de Policía de Redding. A fines del mismo mes, la oficina emitió un comunicado alertando de los hechos, explicando que constituían una intimidación y violación de las leyes electorales. “Me preocupaba mucho que tuviera un efecto amedrentador sobre la voluntad de la gente de registrarse para votar, y eso no está bien”, dijo luego en una entrevista.
Las conexiones con el llamado del expresidente Trump aparecieron rápidamente. Mike Lindell, dueño de una empresa de almohadas y férreo defensor de las teorías conspirativas relacionadas con elecciones, ha organizado conferencias televisadas donde los encuestadores que se hacen pasar por funcionarios revelan los datos de su búsqueda.
Douglas Frank, aliado de Lindell y profesor de matemáticas y ciencias de Ohio, es otro de los que fomentan la creación de estas cuadrillas. Frank viajó por el país durante los últimos años asegurando que las máquinas de votación utilizadas durante las elecciones presidenciales de 2020, donde Trump perdió la elección frente al actual mandatario, Joe Biden, habrían sido hackeadas.
En septiembre, el profesor viajó precisamente a Shasta para participar de una reunión de supervisores. Sería el encargado de recopilar una lista de hogares para luego entregársela a los falsos encuestadores y ayudarlos así a desenmascarar “un verdadero fraude electoral procesable”, dijo en una grabación de la reunión disponible en la página web del condado.
En Douglas, Oregón, Nan Isaacson, una jubilada de 85 años, dijo a Reuters que se involucró en estas cuadrillas luego de ver videos en redes sociales donde Lindell aseguraba, sin entregar pruebas de su afirmación, que las boletas electorales utilizadas en 2020 habrían sido alteradas por China para lograr la victoria de Biden.
El esfuerzo de encuestadores que se identifican como republicanos parece más cercano a intentar acabar con la confianza en las instituciones más que en robustecer la democracia. Así lo creen miembros moderados del propio Partido Republicano, como lo es el caso de Stephen Richer, del condado de Maricopa, en Arizona, quien dijo a Reuters que los miembros más radicales “esperan que fracasemos. Esperan que se produzcan errores e incluso intentan hacer cosas para perturbar el sistema”.
Un portavoz del Comité Nacional Republicano aseguró a la agencia de noticias que el partido no se involucra en el sondeo de integridad electoral, y tampoco se coordina con grupos extremos.
Caída en voto anticipado
En Florida, los supervisores electorales de varios condados anunciaron en una conferencia de prensa este martes que las cifras totales de votos anticipados habían disminuido en comparación a las de las elecciones de medio mandato de 2018.
Según las autoridades, la baja habría ocurrido gracias a una campaña premeditada para infundir miedo en este sistema de votación, acusándolo de ser vulnerable a un posible fraude. Acusación realizada múltiples veces durante los últimos dos años, pese a que docenas de demandas que intentaban impugnar los resultados de 2020 han sido presentadas, y todas han sido descartadas por falta de pruebas.
Mientras que el Departamento de Justicia de Estados Unidos aseguró que no existían indicios de fraude generalizado, un consorcio bipartidista de funcionarios electorales locales, estatales y federales declaró que los comiciosde 2020 fueron los más seguros de la historia del país, detalló The Wall Street Journal.
“La idea errónea de guardar el voto por correo hasta el día de las elecciones y entregarlo es una receta para el desastre”, dijo a The New York Times Alan Hays, supervisor electoral del condado de Lake, en Florida.
Hays, quien ha amonestado a miembros de su propio partido por esparcir información falsa sobre las elecciones de 2020, aseguró al medio neoyorquino que la información que circula por internet es corrosiva. “Una de las cosas que es casi risible: algunas personas llaman y dicen. ‘¿Es cierto que no se cuentan los votos por correo salvo en elecciones reñidas?’. Nada más lejos de la realidad”, ejemplificó.
Respuesta de las autoridades
Ante la escalada de las presiones y amenazas, donde incluso se reportó el porte de armas entre los falsos encuestadores según Reuters, las autoridades detallaron las medidas que están tomando tanto en los locales de votación como en sus alrededores, con el fin de transmitir seguridad a los ciudadanos que deseen ejercer su voto.
En Akron, Ohio, el ayuntamiento aprobó de forma unánime este lunes una ordenanza que impone penas de cárcel contra quienes intenten intimidar a funcionarios electorales, además de prohibir a personas no autorizadas a merodear los colegios electorales. La medida también combatirá a quienes intenten obstaculizar el proceso de votación.
“En los últimos años, los funcionarios electorales, el personal electoral y los trabajadores de las urnas se han enfrentado a un aumento de las amenazas y de los abusos y el acoso”, dijo Tara Mosley, integrante del ayuntamiento y patrocinadora de la ordenanza, según The New York Times.
La secretaria de Estado de Michigan, la demócrata Jocelyn Benson, alentó la asistencia de los votantes durante este jueves en una sesión informativa, detalló The Washington Post, pero también advirtió de los peligros de la desinformación intencionada y sobre posibles esfuerzos de grupos por entorpecer las elecciones.
“Estamos trabajando más directamente que nunca con las fuerzas del orden en todos los niveles”, explicó, agregando que “estamos más preparados y más en guardia que nunca, en parte por lo que observamos antes y después” de lo ocurrido en 2020. “Así que hay que aceptar que la gente está planeando o preparándose para todo y para cualquier cosa. Nosotros también. Nuestro trabajo es asegurarnos de que se cuenten los votos y se cumpla la ley, aseguró Benson.
Su advertencia se justifica con creces. Kristina Karamo, su oponente republicana para el cargo de secretaria de Estado, presentó una demanda para invalidar el voto por correo en Detroit, exigiendo que se presentaran en persona y, de paso, poniendo en duda miles de sufragios ya emitidos a través de ese método.
El Presidente Joe Biden, quien enfrentó la situación de primera mano hace dos años, entró a la discusión este miércoles. “Mientras estoy aquí hoy, hay candidatos que se presentan a todos los niveles de cargos en Estados Unidos -para gobernador, Congreso, fiscal general, secretario de Estado- que no se comprometen, no se comprometen a aceptar los resultados de las elecciones a las que se presentan”, dijo el mandatario. “Este es el camino hacia el caos en Estados Unidos. No tiene precedentes. Es ilegal. Y es antiamericano”.
En una alusión que de indirecta no tuvo nada, salvo el no decir la palabra Trump, el mandatario acusó al magnate y a sus seguidores de impulsar un camino que no respeta la Constitución del país. “La democracia estadounidense está bajo ataque porque el derrotado expresidente de Estados Unidos se niega a aceptar los resultados de las elecciones de 2020″, criticó.
“Se niega a aceptar la voluntad del pueblo. Se niega a aceptar el hecho de que ha perdido. Ha abusado de su poder y ha antepuesto la lealtad a sí mismo a la lealtad a la Constitución y ha hecho de una gran mentira un artículo de fe para los republicanos MAGA (Make America Great Again), una minoría de ese partido”.
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