Si bien es la primera vez que Joe Biden pisará la Casa Blanca como Presidente de Estados Unidos, hay algunos atisbos que permiten proyectar cómo será la política exterior hacia América Latina del recién electo mandatario de EE.UU., principalmente con el recuerdo de lo que fue su vicepresidencia en la administración de Barack Obama (2009-2017).
Y uno de los temas más urgentes es el de la migración. Biden carga con la presión de al menos dar un giro en esta materia en sus futuras relaciones con América Latina, puesto que la gestión de del Presidente Donald Trump en este asunto ha generado una ola de críticas ante su plan de construcción del muro fronterizo con México y por su plan de “tolerancia cero” que provocó miles de separaciones de familias que terminó con niños encerrados en jaulas.
Pese a que no se pueden esperar profundos cambios a corto plazo, en lo inmediato Biden “flexibilizaría los procedimientos para pedir asilo, acabaría con la separación de los niños de sus padres, y probablemente aumentaría el techo del número de refugiados admitidos cada año”, indica a La Tercera la directora del programa de América Latina del Wilson Center, Cynthia Arnson.
De hecho, el jueves de la semana pasada Joe Biden prometió crear una tarea federal para tratar de reunir a las familias de 545 niños que fueron separados y cuyos padres deportados no han podido ser localizados.
Pensando en el largo plazo, el presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, sostiene que “sabemos desde los años cuando fue vicepresiente que Biden está convencido de que la mejor manera de tratar la migración latinoamericana es a través de programas de cooperación para atacar las causas principales”. Así, se esperarían decisiones sobre los “dreamers”, los jóvenes que llegaron como menores de edad indocumentados a EE.UU., y buscaría una reforma migratoria. Sin embargo, Shifter advierte que “necesitará el apoyo del Congreso que no será nada fácil de lograr”.
De todas formas, los expertos coinciden en que América Latina no sería una prioridad dentro de la agenda gubernamental, puesto que hay temas como la pandemia o la recuperación económica que requerirán mayor atención. Sin embargo, aseguran que Biden tiene conocimiento sobre América Latina, por lo que sabrá en dónde enfocar su agenda para con la región.
“Biden tiene una larga historia política con América Latina y fue el designado en tiempos de Obama de diseñar la política hacia Centroamérica cuando se produjo la primera crisis de los niños migrantes en 2014. Tuvo un rol en la aprobación del Plan Colombia en su inicio en tiempos de Clinton. Y daría un mayor énfasis en la relación con México”, dice Arnson.
Por otro lado, el cambio climático y medio ambiente también pasaría a ser uno de los enfoques de Biden en su relación con la región, especialmente con Brasil.
Con respecto al muro fronterizo con México, los analistas sostienen que este seguirá existiendo pero Biden no pedirá más fondos ni lo usará como tema político.
En relación con Venezuela, Biden ha sostenido que dará estatus migratorio especial a los venezolanos que están en Estados Unidos y ha criticado el uso de sanciones contra Venezuela como una estrategia en sí misma.
“Seguramente las diferencias van a ser más de matices, no habrá una gran diferencia en cuanto al centro de gravedad de la política exterior de Estados Unidos porque trasciende a veces al Presidente. Probablemente Joe Biden pueda tener una lectura del momento político electoral que está viviendo la región con un oxígeno progresista”, explica a La Tercera Alfredo Serrano, presidente del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). “Es probable que matice su polítca exterior, menos ingerencista, con unas formas distintas. Seguramente va a haber menos shows y menos lenguaje tan beligerante, tan ingerencista. Pero es probable que no haya tantas diferencias en los horizontes estratégicos”, concluye.