Anna Deeny Morales: “Biden y los demócratas escucharon a los movimientos feministas después de 2016”
La académica del centro de estudios latinoamericanos de la Universidad de Georgetown destaca la importancia del voto femenino en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Anna Deeny Morales es académica de cultura y poder del centro de estudios latinoamericanos de la Universidad de Georgetown y participó hoy en el Ciclo de Conversaciones de las Elecciones de Estados Unidos 2020 de la Universidad Alberto Hurtado y la mencionada cada de estudios estadounidense, ambas miembros de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas, en conjunto con La Tercera.
Deeny Morales, que cuenta con un doctorado de la Universidad de Berkeley en literatura hispana, es una aguda observadora de la situación de las mujeres en su país y en la región. Formó parte de la charla “Género, brechas de género y elecciones: Las lecciones que dejará los comicios presidenciales en EE.UU. para el futuro mundial" transmitida a través del sitio web de La Tercera.
¿Cuál es el rol que tiene el electorado femenino en los comicios presidenciales en Estados Unidos?
Desde alrededor de 1980, cuando se iniciaron las encuestas que identifican las brechas de género en cuanto a los comicios presidenciales, observamos que los estudiantes hombres de primer año de universidad destacan más que las mujeres del mismo grupo la importancia del voto. Sin embargo, consistentemente durante los últimos 30 años, las mujeres entre las edades de 18 y 19 reportan haber votado con más frecuencia que los hombres de las mismas edades. Esa tendencia continúa a lo largo de sus vidas. Aunque las mujeres afroamericanas habían participado desde el siglo XIX en los movimientos que culminan en el sufragio en 1920 con la Decimonovena Enmienda, debido a la supresión de votantes muchas mujeres afroamericanas no lograron votar hasta 1965 con la Ley de Derechos de voto. Desde 2000 empezaron las encuestas que identifican las brechas de raza, estas incluyen los afroamericanos, los hispanos, los blancos no hispanos y los asiáticos e isleños del Pacífico. También entre esos grupos, las mujeres históricamente votan más que los hombres en los comicios presidenciales. Esta brecha es aún más significativa para los afroamericanos. O sea, las mujeres afroamericanas votan más que los hombres afroamericanos. En cuanto a los partidos, la brecha está aumentando. Es decir, en 2018 y 2019, 56% de las mujeres registradas para votar se consideran demócratas, mientras que 38% se identificaban como republicanas. A diferencia de los hombres, ya que un 50% se consideran republicanos y 42% se consideran demócratas. Similarmente, entre los afroamericanos, las mujeres más que los hombres, se consideran demócratas. Sin embargo, entre votantes hispanos, la mayoría de votantes, mujeres y hombres se consideran demócratas. Eso da un panorama de la brecha de votación de Estados Unidos.
¿Cuánto cree que pueden influir los comentarios misóginos de Trump entre las mujeres al momento de votar? Viendo en perspectiva y considerando la importancia del voto femenino ¿cómo se explica el triunfo de Trump en 2016?
La victoria de Trump en 2016 fue particularmente fuerte con las mujeres blancas de los suburbios. Esto ha sido uno de los cambios más importantes en la base de Trump en este momento, y es que las mujeres de los suburbios ya no están en general apoyándolo. Así que desde 2018, el cambio más importante entre las mujeres inicialmente apoyaron a Trump en 2016, tiene que ver con esas mujeres de los suburbios. Son mujeres que históricamente no apoyan el aborto y votan por los candidatos republicanos. Estas mujeres reportan que debido a la retórica divisa de Trump, su retórica misógina, además de su cuestionamiento de la realidad científica de la pandemia, las presiones que están sintiendo debido a la cuarentena. Y es más algunas reportan que en los últimos cuatro años sus mismos hijos han desarrollado más madurez que el Presidente. Además, un cambio significativo fue la matanza de George Floyd y el reconocimiento de un racismo sistémico. Así que éste también es un cambio, que muchas mujeres que apoyaron a Trump en 2016 han cambiado en cuanto a su percepción y reconocimiento de un racismo sistémico e institucionalizado. O sea que este evento no fue un momento único de exceso. En este grupo hubo un cambio histórico después de las elecciones de 2016 y Trump está perdiendo absolutamente este grupo. Muchas mujeres dicen que van a votar por todos, no solamente por ellas y sus familias, pero por el bienestar de todos. Una clara mayoría de mujeres entre 18 a 35 años, creen que Trump es un racista y que ha realmente empeorado el racismo en Estados Unidos durante su presidencia. Para estas mujeres existe la idea de que el Presidente funciona como un modelo para la crianza misma. O sea, las mujeres se están preguntando cómo les explican a sus hijos el comportamiento de este Presidente que habían ellas apoyado y no, y no encuentran y no encuentran una solución a esas explicaciones. Estamos viendo la brecha más grande de la historia en cuanto al género, a la percepción del género y la importancia de género y los derechos que posiblemente podemos perder. Debido a la muerte de Ruth Bader Ginsburg aquí la última cosa que pidió que antes de morirse es que no se nominara una un nuevo juez o jueza a la Corte Suprema hasta después de la de la próxima elección. Así que por supuesto que ella sabía lo que lo que había que perder.
En las elecciones de 2016 Hillary Clinton fue muy criticada en distintos ámbitos, incluso por los pantalones que usaba, ¿Cuáles son las lecciones en términos de género que se pueden sacar tanto de esos comicios y como los actuales?
El progreso no es un camino singular, unificado y equitativo. Hay varios dominios de la desigualdad. El progreso en unos espacios coexiste con una falta de progreso en otros espacios. Por ejemplo, aunque hemos visto el aumento de mujeres en las juntas directivas de las compañías en el listado de Fortune 500, la brecha de salarios no ha cambiado mucho en Estados Unidos en los últimos 20 años. Un estudio de la Universidad de Yale encontraron que aunque la gente ve mujeres en puestos de poder sobre generalizan el progreso general y lo interpretan como evidencia de que las mujeres han logrado un acceso a las mismas oportunidades que los hombres y por lo tanto esta sobre generalización resulta que las personas reportan menos preocupación en cuanto a las desigualdades de género que existen en otros dominios como la brecha salarial o la distribución desigual de las tareas del hogar. Eso es inquietante porque existe una percepción en cuanto a la desigualdad. Es decir, si existe esa percepción de la desigualdad es más probable que se enfrenten y que se cambien esas desigualdades. No cabe duda que la nominación de un partido importante, como el demócrata, de una mujer birracial (como candidata a la vicepresidencia), significa el progreso. Sin embargo, lo que sugiere la investigación de Universidad de Yale es que si la gente lo interpreta como evidencia del acceso a las mujeres y además que las minorías tienen al poder, es posible que se vuelvan menos sensibles en cuanto a las desigualdades que siguen persistiendo. También creo que Biden y el Partido Demócrata escucharon los movimientos de las mujeres feministas después de 2016. Empezando con la marcha un día después de la inauguración, el hashtag del movimiento Me Too, el colectivo Las Tesis que surgieron de Chile. No es algo que ha existido solamente en los Estados, es algo global que ha llegado a cierto tipo de culminación en estos últimos cuatro años.
Se habla de que Kamala Harris podría ser la carta demócrata para las próximas elecciones, ¿cuáles son las diferencias que existen entre ella y Hillary Clinton?
Un artículo de 2017 señalaba que Clinton fue la perdedora más odiada de la historia. Fue acusada de haber sido una feminista radical durante la Presidencia de su marido, de ser una oportunista despiadada cuando se postuló al Senado, fue criminalizada por Trump y su base cuando coreaban encarcélenla. Y después de las elecciones fue acusada tanto por los demócratas como por los republicanos por haber ignorado a la clase obrera, lo cual quiere decir, los blancos hombres de clase obrera. Los ataques después del debate de la semana pasada entre Harris y Pence fueron particularmente feroces para para Harris, ya que criticaban su voz y sus expresiones faciales. Decían que el vicepresidente Mike Pence era un caballero enfocado y honesto, que habló de manera brillante que Kamala Harris actuó como una niñita malcriada. Un pastor de Ohio dijo que Kamala Harris era Hillary Clinton con una cara pintada de negra. Y empezó a difundirse el hashtag en Twitter black Hillary. Luego una asesora de Trump dijo por tuit que era una puta intolerable. Este tuit se reprodujo 8 mil veces. Así que Harris está sintiendo lo que le pasó a Clinton, pero a un nivel mucho más feroz debido a ser birracial. Como sugieren muchas académicas estudiosas de la política, las mujeres tienen que actuar dentro de los estereotipos y a la misma vez trascenderlas. Harris no puede ser percibida como ruda y ruidosa, no puede ser percibida como inapropiadamente agresiva. Creo que el desafío para Harris es que ella es la antítesis de lo que nuestra historia considera un líder de la nación. Trump la llamó un monstruo después de los debates, lo cual quiere decir que no la considera un ser humano.
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