Audios y videos probarían que periodista saudita fue asesinado

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Personal de seguridad sale del consulado saudita en Estambul, ubicado en el distrito financiero de la ciudad turca.

El disidente Jamal Khashoggi desapareció luego de su ingreso al consulado saudita en Estambul. Funcionarios turcos sostienen que el columnista fue descuartizado.


A 10 días de la desaparición del periodista saudita Jamal Khashoggi, luego de ingresar al consulado de su país en Estambul, el gobierno turco tendría grabaciones en video y audio que prueban que el disidente fue asesinado en esa legación diplomática. Así lo dieron a conocer funcionarios estadounidenses y turcos que hablaron con el diario The Washington Post, para el cual Khashoggi trabajaba como columnista, los que señalaron que un escuadrón saudita llegó en la madrugada del 2 de octubre a Estambul y que éste es responsable de la muerte de Khashoggi. En este escuadrón se encontraba un experto forense.

"Las grabaciones de voz al interior del consulado (saudita) expone lo que ocurrió con Jamal después de que entró ahí", dijo al Post una persona con conocimiento de la grabación. "Puedes escuchar su voz y las voces de hombres hablando en árabe. Puedes escuchar cómo fue interrogado, torturado y asesinado", añadió. Otras personas dijeron al periódico que se escucha cómo lo golpeaban.

Un periodista del diario turco Daily Sabah, cercano al gobierno, publicó hoy en Twitter que Khashoggi había grabado su interrogatorio con su reloj inteligente Apple Watch, información que fue almacenada en su cuenta del sistema de iCloud. El escuadrón saudita habría eliminado algunos archivos del reloj.

Khashoggi, de 59 años, es uno de los más prominentes periodistas del mundo árabe. Cuando vivía en Arabia Saudita tenía lazos con la familia real saudita, pero se volvió crítico del príncipe heredero Mohammed Bin Salman. Así, se autoexilió en Estados Unidos en junio de 2017 y comenzó a escribir duras columnas contra su país.

Según el experto del Brookings Institution Shadi Hamid, Khashoggi no es un disidente cualquiera, sino que alguien con información privilegiada que tenía conexiones cercanas con la corte real saudita. "Creo que se convirtió en el más prominente disidente saudita en Occidente, escribía regularmente en The Washington Post, conocía a muchos políticos en Washington, creo que es una persona que efectivamente podría cuestionar a Bin Salman, quien se trata de retratar como un joven reformista", dijo Hamid a la radio NPR.

Khashoggi ingresó al consulado saudita el martes 2 de octubre para obtener un documento para casarse al día siguiente con su novia. Desde ese día no volvió a aparecer. El gobierno saudita señala que el periodista salió de la legación poco después de su ingreso y que no está bajo su custodia. Equipos turcos y sauditas trabajan en conjunto para saber su paradero.

Según The Washington Post, la existencia de la grabación de audio y video explicaría por qué los funcionarios turcos acusaron rápidamente a Arabia Saudita de matar a Khashoggi. Además reveló que éstos se encuentran recelosos de dar a conocer las grabaciones porque temen que puedan divulgar sus técnicas de espionaje a las entidades extranjeras en el país.

Para el director ejecutivo de la empresa Global Security Group, David Katz, es "probable que los funcionarios turcos tengan esas grabaciones que clandestinamente habrían grabado el asesinato de Khashoggi". "Es muy posible que tengan micrófonos o que intercepten electrónicamente las comunicaciones. Los espías tienen aparatos importantes que les permiten escuchar lo que ocurre dentro de un edificio estando afuera", dijo a la cadena Al Jazeera.

Crece la presión

Por otro lado, importantes empresarios internacionales están reevaluando sus relaciones con Arabia Saudita producto de la desaparición de Khashoggi. Uno de ellos es Richard Branson, fundador del Virgin Group, que suspendió sus relaciones empresariales en el país árabe. También, el director general de Uber, Dara Khosrowshahi, declaró que posiblemente se ausentará de una conferencia en ese país.

A esto se suma la presión de varios países occidentales, entre ellos Reino Unido y Francia, que han manifestado su preocupación por la suerte del periodista. Estados Unidos también presionó a su aliado saudita y la Casa Blanca y el secretario de Estado, Mike Pompeo, se entrevistaron con Bin Salman. Los congresistas estadounidenses están presionando a Donald Trump para que detenga la venta de armas a Riad e incluso invocaron la ley Magnitsky, en la que el mandatario tiene 120 días para imponer sanciones al país árabe.

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