Columna de Paulo Pacheco: “Día del Café, conectando a Brasil con Chile y el mundo”
Por Paulo Pacheco, embajador de Brasil en Chile.
Como todos los años, este 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café. Esta bebida tiene con Brasil vínculos históricos, culturales, económicos y humanos, presentes también en nuestras relaciones con países hermanos, como Chile.
Brasil es el mayor productor y exportador de café del mundo. Se estima que una de cada tres tazas de café consumidas en el planeta es de origen brasileño. Brasil está a punto de convertirse en el primer consumidor global. Por ejemplos como esos, reúne todas las credenciales para considerarse “el país del café”.
El gusto por la bebida se refleja en sus costumbres e idioma: para decir “desayuno”, el brasileño dice “café da manhã” (“café de la mañana”). El “cafezinho” constituye en Brasil, a cualquier hora del día, una ocasión para socializar y expresar la alegría que caracteriza a su gente. La “saudade”, palabra de la lengua portuguesa con significado único, también puede ser asociada al café, que transporta aromas y memorias de niñez, “fazendas”, afecto.
Pero el café no es solo una conexión de los brasileños con su patria, sino que con todo el mundo.
En este sentido, no deja de ser emblemático que el actual edificio de la embajada de Brasil se ubique al lado de una cafetería que vende café de Brasil y cuyo dueño es brasileño. De acuerdo con datos de la Aduana de Chile, Brasil es el principal proveedor de café a Chile (sumando las categorías en grano, soluble y tostado). En 2021, las exportaciones de café “made in Brazil” fueron responsables por alrededor del 75% de los granos importados. En café soluble, Brasil también exportó a Chile el 55% del volumen consumido.
El café brasileño llega, anualmente, a más de 110 mercados y tiene como principales destinos a Estados Unidos, Alemania y Bélgica. Países con fuerte cultura de café tienen a Brasil como su principal proveedor: Italia, por ejemplo, es el cuarto mercado para el café “made in Brazil”, mientras que Colombia es el sexto.
Además de la cantidad, la producción brasileña se caracteriza por la innovación. La definición misma de “café de especialidades” incluye en Brasil el criterio imprescindible de la sostenibilidad, en sus dimensiones social, ambiental y económica. En eficiencia, Brasil también da el ejemplo. Entre 1997 y 2020, la producción de café se ha triplicado, pese a que la superficie cultivada se redujo en 20%, a través de mejoramiento genético, manejo del recurso hídrico y la organización del espacio.
La calidad de su producción es reconocida internacionalmente, tanto que aporta 30% del café certificado del mundo. La puntuación más alta obtenida en el concurso de calidad “Cup of Excellence” fue atribuida a uno de sus cafés. Brasil es el país con mayor número de indicaciones geográficas (IG) para el café, con 13 tipos plantados en paisajes de extrema belleza, como la Mantiqueira de Minas, el Oeste da Bahía, el Cerrado Mineiro y la Alta Mogiana. Cultivadas en sistemas de agricultura familiar, las variedades arábica y robusta plantadas en Brasil son generadoras de empleos e ingresos, principalmente para pequeños productores. Más del 80% de su precio final se traspasa a los productores, a diferencia del promedio internacional, que presenta un rango de entre 40% y 65%.
Consumir el café brasileño es apostar por una historia de calidad y sostenibilidad que, hace más de 200 años, conecta a Brasil con el mundo, acercando aún más a nuestras naciones. E você, aceita um cafezinho?
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