Economía, guerra en Ucrania y cambio climático: los temas que marcarán el Foro de Davos en su retorno al formato presencial
Tras la pandemia, el Foro Económico Mundial está de regreso con su primera reunión de invierno desde 2020 en la ciudad alpina de Suiza. El evento prevé reunir a una cifra récord de más de 2.700 líderes políticos, económicos y sociales de un total de 130 países, si bien sus detractores destacan que nunca queda claro cuántas acciones concretas surgen del encuentro de élite.
Después de las alteraciones impuestas por la pandemia, el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) está de regreso con su primera reunión de invierno desde 2020 y totalmente presencial. En esta ocasión su edición número 53, que se inició este lunes y que se extenderá hasta el próximo en la ciudad alpina de Davos, en Suiza, está convocada bajo el lema “Cooperación en un mundo fragmentado”, con los riesgos globales de la inflación, la guerra de Ucrania, la crisis de suministro y el cambio climático como algunos de los elementos en el telón de fondo.
La edición 2023 del Foro de Davos vuelve así a sus fechas normales después de que en 2022 se celebrara en el mes de mayo y, asimismo, estuviera marcada también por los efectos de la guerra de Ucrania. “Hay mucho que está en juego en la economía global, sobre todo la forma de evitar una recesión global”, explicó el fundador y presidente del WEF, el alemán Klaus Schwab, al presentar el programa de la reunión anual.
El Foro Económico Mundial, también conocido como el Foro de Davos, es una Organización Internacional para la Cooperación Público-Privada. Nació en 1971, en plena época de la Guerra Fría, como una entidad sin ánimo de lucro y se autodefine como independiente e imparcial. En la primera reunión participaron unas 450 personas de 31 países para debatir mejores técnicas de gestión en la empresa.
Este año, el evento espera batir un récord de asistentes, ya que reunirá un total de 2.700 líderes mundiales procedentes de 130 países, entre ellos más de 50 jefes de Estado o de gobierno y cerca de 600 directores ejecutivos, si bien nunca queda claro cuántas acciones concretas surgen del evento de élite, apunta The Associated Press. Al respecto, el diario The New York Times señala que la pandemia de Covid-19, la invasión de Ucrania, la tendencia hacia la autocracia y las desigualdades económicas desafían la relevancia del Foro Económico Mundial.
De vuelta en la nieve por primera vez desde la pandemia y sólo ocho meses después de una sesión de primavera de 2022, el evento contará con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, y los nuevos presidentes de Corea del Sur, Colombia y Filipinas. El viceprimer ministro chino, Liu He, estará en la reunión este martes, un día antes de su primera reunión con su homóloga estadounidense, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en Zurich. Sin embargo, Yellen no estará en Davos.
Tampoco está prevista la presencia del Presidente estadounidense Joe Biden, ni la de la joven activista medioambiental sueca Greta Thunberg, protagonista de ediciones anteriores, como en su día, lo fue el propio Donald Trump. El líder chino Xi Jinping, el primer ministro británico Rishi Sunak, el primer ministro indio Narendra Modi y el Presidente francés Emmanuel Macron tampoco asistirán. Y el Presidente ruso Vladimir Putin, por supuesto. La primera dama ucraniana, Olena Zelenska, hablará este martes desde Davos, mientras que su esposo, el Presidente Volodymyr Zelensky, dará un discurso remoto el miércoles.
Las temáticas que se planean abordar dentro del foro incluyen el conflicto ruso-ucraniano, el cambio climático, la inflación que afecta actualmente al mundo, el uso de las nuevas tecnologías en el apartado energético, la desigualdad social, el futuro de los fertilizantes y el papel del deporte en la sociedad, entre otros, todo ello dividido en 200 mesas de debate que componen la denominada “agenda de Davos”.
Un tema climático importante que surge de las sesiones del panel del foro es la transición energética de los combustibles fósiles a la energía limpia. El exvicepresidente estadounidense Al Gore hablará sobre la descarbonización, los esfuerzos para crear infraestructura de energía limpia y garantizar una transición equitativa.
Estos temas, junto con la reunión misma, son precedidos por el Informe sobre Riesgos Globales, realizado por el WEF y publicado el miércoles pasado, cuya edición de 2023 señala que la crisis mundial de inflación se ha convertido en el primer problema económico y social en el mundo a corto plazo.
En sus conclusiones, el informe advierte de que “el liderazgo basado en las crisis y las rivalidades geopolíticas podrían generar aflicción social a un nivel sin precedentes, a medida que desaparecen las inversiones en salud, educación y desarrollo económico, deteriorando aún más la cohesión social”. Además, “las crecientes rivalidades no sólo entrañan el riesgo de un mayor armamentismo geoeconómico, sino también de una remilitarización, especialmente a través de nuevas tecnologías y actores corruptos”, se afirma.
Si bien el Foro de Davos es visto por sus partidarios como una oportunidad de generar unión y cooperación entre naciones y el favorecimiento de iniciativas, tanto públicas como privadas, la reunión de élite es criticada regularmente por detractores que argumentan que los asistentes están demasiado desconectados o tienen en mente ganancias o poder al momento de abordar las necesidades de la gente común y el planeta. Ello, sin considerar las manifestaciones y protestas que se producen en cada edición del evento.
En este caso, tras el arranque del foro, un grupo de entre 30 y 40 activistas medioambientales bloquearon el acceso hacia el aeropuerto de San Galo-Altenrhein, como forma de protesta contra el Foro de Davos. En otro escenario, Greenpeace denunció la contaminación producida por el exceso de viajes en jets privados innecesarios realizados por los asistentes, que en emisión de CO2 generan el equivalente de 350.000 automóviles, apuntando a la hipocresía de la organización al plantear el cambio climático como punto central mientras generan altas tasas de contaminación.
Distintos expertos y economistas opinaron sobre el estado actual del Foro de Davos. Santiago Carbó, Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Director Ejecutivo del Observatorio de Digitalización Financiera del think tank Funcas, declaró a La Tercera: “Sigue manteniendo su importancia, porque tiene una gran visibilidad internacional, sobre todo a través de los medios de comunicación convencionales. Permite compartir visiones a mandatarios, líderes y grandes empresarios. Es útil también para conocer las expectativas (optimistas, pesimistas o neutrales) de estos líderes económicos y de opinión. Ese es su gran acierto. Su gran debilidad o fallo es que no interesa a los ciudadanos comunes, a los que llamamos en castellano ‘personas de a pie’. Es demasiado elitista y no emplea un sistema de comunicación que llegue a todos”.
Por su parte, Santiago Íñiguez, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y presidente de EI University, señaló al diario El País que la organización no está incluyendo a las nuevas generaciones, pero destaca que la instancia sigue siendo importante como lugar para la discusión de ideas: “La reunión presencial sigue teniendo enorme vigencia para socializar y fortalecer el networking. Estos encuentros funcionan como escaparate de las grandes tendencias, pero también para que los líderes políticos, empresariales y sociales o de la sostenibilidad expresen sus opiniones”, declaró Iñiguez.
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