El rey Carlos III marcha en cortejo fúnebre de Isabel II en Edimburgo
Una vez dentro de la Catedral St Giles, el ataúd de la monarca fue colocado sobre una base de madera y encima se depositó la Corona de Escocia, incrustada con 22 gemas y 20 piedras preciosas además de perlas de los ríos de Escocia.
Los cuatro hijos de la reina Isabell II caminaron silenciosamente el lunes detrás de una carroza que llevaba el ataúd de su madre por una calle de la capital escocesa, Edimburgo, en la que se reunió una multitud a lo largo de un recorrido rumbo a una catedral donde se celebró a la fallecida monarca como “una constante en todas nuestras vidas por más de 70 años”.
Cuatro días después de que la reina de 96 años falleciera en su adorado Castillo de Balmoral en las Tierras Altas de Escocia, se entonaron las notas de un gaitero militar mientras el féretro de roble, envuelto en el estandarte real, fue llevado desde el Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo bajo el sol de final del verano.
El rey Carlos III, con uniforme militar, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo, caminaron detrás mientras la carroza se dirigía a la Catedral de St Giles, escoltada por oficiales del Regimiento Real de Escocia y un destacamento de la Guardia del Rey en Escocia, la Compañía Real de Arqueros.
Una vez dentro de St Giles, el ataúd fue colocado sobre una base de madera y encima se depositó la Corona de Escocia, incrustada con 22 gemas y 20 piedras preciosas además de perlas de los ríos de Escocia.
“Nos reunimos para que Escocia despida a nuestra fallecida monarca, cuya vida de servicio a la nación y al mundo celebramos. Y cuyo amor por Escocia era legendario”, dijo el reverendo Calum MacLeod.
Como la reina murió en Balmoral, Escocia ha sido el centro de la atención mundial en la primera parte de los 10 días de luto nacional de Gran Bretaña. Las imágenes de las multitudes formadas en el trayecto de su cortejo fúnebre han dejado al descubierto el profundo lazo entre la reina y Escocia, que persistió incluso en momentos en que las relaciones entre el gobierno conservador de Londres y la administración de tendencia independentista de Edimburgo se han vuelto tensas.
En una homilía, el moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields, dijo que “la mayoría de nosotros no puede recordar una época en la que ella no fuera nuestra monarca”.
“Comprometida con el papel que asumió en 1952 a la muerte de su querido padre, ella ha sido una constante en todas nuestras vidas por más de 70 años”, dijo. “Estaba determinada a ver su trabajo como una manera de servir a otros, y mantuvo ese rumbo firme hasta el final de su vida”.
Los restos de la reina permanecerán en la catedral hasta el martes para que la gente pueda rendirle homenaje. Miles se formaron en el trayecto de cerca de un kilómetro entre el palacio y la catedral, al que algunos llegaron desde horas antes de la misa para poder ver el cortejo fúnebre.
“Simplemente quería estar aquí para… dar mi última muestra de respeto. No puedo creer que esté muerta”, dijo Marilyn Mclear, una profesora jubilada de 70 años. “Sé que tenía 96 años, pero simplemente no puedo creer que la reina esté muerta”.
Un hombre parecía gritar molesto al paso de la carroza, mientras que otros gritaban “¡Dios salve al rey!”. En su mayoría la procesión fue recibida con respeto y silencio bajo un cielo azul con nubes blancas.
Carlos, Ana y Eduardo llevaban puestos uniformes militares durante la procesión, pero Andrés iba de civil. Al veterano de la Armada Real fue despojado de sus títulos militares honorarios y fue retirado de sus deberes reales debido a su amistad con el fallecido convicto sexual estadounidense Jeffrey Epstein.
Horas antes, en Londres, Carlos recibió condolencias en el Parlamento y dijo a los legisladores que seguirá el ejemplo de “deber desinteresado” de su madre.
El nieto de la reina, el príncipe Enrique, exaltó su “inquebrantable gracia y dignidad”.
En tanto, el gobierno anunció que se guardaría un minuto de silencio nacional el domingo, la noche antes del inicio del funeral de la reina. El momento de reflexión se realizará a las 8 p.m. y se le recomendó a la población a guardar el minuto de silencio en sus hogares y eventos comunitarios.
Cientos de legisladores acudieron al Salón Westminster de 1.000 años de antigüedad en las Cámaras del Parlamento para la misa en la que el Parlamento expresó sus condolencias al rey. Una fanfarria de trompeta lo recibió a él y a la reina consorte Camilla a su llegada.
Carlos dijo a los miembros de la Cámara de los Comunes y de la Cámara de los Lores que seguiría los pasos de su fallecida madre al defender “los invaluables principios del gobierno constitucional”, que sostienen el sistema político británico.
El salón, con su magnífico techo de madera, es la parte más antigua del complejo parlamentario, uno de los remanentes del Palacio de Westminster medieval que alguna vez ocupó ese lugar.
“De pie ante ustedes hoy, no puedo evitar sentir el peso de la historia que nos rodea y que nos recuerda las vitales tradiciones parlamentarias a las que los miembros de ambas cámaras se dedican, con tal compromiso personal para el bien de todos”, dijo Carlos III.
La ceremonia se realizó en el Salón Westminster pues los monarcas no pueden ingresar a la Cámara de los Comunes. Esa regla data del siglo XVII, cuando el rey Carlos I intentó ingresar y arrestar a legisladores. Esa confrontación entre la corona y el Parlamento dio pie a una guerra civil que terminó con la decapitación del rey en 1649.
Horas antes el lunes, un comunicado personal publicado en Archwell, el sitio web de Harry y su esposa Meghan, destacó los preciados recuerdos con la reina “desde mi más tierna infancia los recuerdos contigo, a conocerte por primera vez como mi comandante en jefe, al primer momento en el que conociste a mi querida esposa y abrazaste a tus amados bisnietos”.
En medio de asperezas al interior de la Casa de Windsor, Harry renunció a sus deberes como miembro prominente de la familia real y se mudó a Estados Unidos hace dos años. El sábado hubo una señal de una posible reconciliación cuando Harry y Meghan acompañaron al príncipe Guillermo, el hermano de Harry, y a su esposa Kate para saludar a los dolientes reunidos fuera del Castillo de Windsor.
El ataúd de la reina será transportado vía aérea el martes a Londres, donde permanecerá en el Parlamento del miércoles por la tarde hasta la mañana del funeral, que se realizará el 19 de septiembre.
Las autoridades han publicado reglas e indicaciones para la gente que quiera despedirse en Londres, y se espera que haya una larga fila.
Después de visitar Escocia, Carlos iniciará una gira por las otras naciones que integran Reino Unido, visitando la capital de Irlanda del Norte, Belfast, el martes y Gales el viernes.
El comunicado de Harry terminaba con una conmovedora frase que aludía a la muerte de su abuelo, el príncipe Felipe, ocurrida el año pasado: “nosotros también sonreímos al saber que tú y el abuelo están reunidos ahora, y ambos están en paz”.
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